El duro despertar

Qué es lo que define una relación: el “los iguales se atraen” o “los opuestos se atraen”? Al principio, sentimos atracción por aquellos que satisfacen nuestras exigencias. Por las virtudes que nos gustan y que nos resultan atractivas. Buscamos aquellas cosas que nos gustaría tener en una pareja, en un amigo o en un jefe y luego sucede que muchas veces esa persona pasa a ser parte de nuestras vidas. Muchas de las cualidades de la otra persona definen quiénes somos nosotros en esencia, ya que cada uno atrae lo que es.  En otras palabras, parecería existir una conexión de alma con el otro. Eso es lo que significa la frase: “los iguales se atraen”.

Para que un hombre atraiga a una princesa a su vida, por lo general tiene que tratar de ser como un príncipe, y viceversa. Después de un lapso en el que las dos personas se conocen, a veces se dan cuenta de que el otro posee una característica en particular por la que uno siente aversión y que no había detectado anteriormente. ¿Cómo es posible que haya sucedido algo así? ¿Cómo fue que no nos dimos cuenta antes? Ese es el Plan Divino. Así como Yaakov vio en Rajel exactamente lo que él buscaba, nosotros también vemos en el otro aquello que estamos buscando. Pero cuando pasa el tiempo nos damos cuenta de que esa misma persona se transformó en “Lea”, por así decirlo. En otras palabras, empezamos a advertir cosas que antes no habíamos advertido, características que no nos resultan atractivas. Eso también es la Providencia Divina.

Qué tenemos que hacer con este “cambio”? Si somos conscientes de que lo que importa es la relación, entonces es nuestra responsabilidad entender que este despertar tiene un propósito espiritual. Se espera que crezcamos a partir de esto y que seamos personas mejores. Trabajamos sobre nosotros mismos y buscamos ayuda si es necesario. Eso es lo  que Hashem espera de nosotros. Hemos elegido el crecimiento por sobre el egocentrismo. Esto se aplica únicamente en los casos donde no ha habido abuso de ninguna clase.

¿Cómo se espera que reaccionemos ante el “duro despertar” – los rasgos de carácter negativos que descubrimos en los demás? O bien:

1. Consideramos el Principio del Espejo: La persona posiblemente esté exhibiendo rasgos que  nosotros también poseemos y Hashem está tratando de que nos demos cuenta o…
2. Ese mismo rasgo que posee esa persona tiene que ver con una corrección del alma de nuestra pareja y tenemos que ayudarlo a que la lleve a cabo. Por ejemplo, si la mujer es una persona muy cómica y el marido se casó con ella porque lo hacía reír, pero después de varios años, él se da cuenta de que ella tiene también un aspecto descarado en su personalidad, ese duro despertar no necesariamente tiene que estar indicando la necesidad de una separación, Dios no lo permita. Es señal de que hay que ponerse a trabajar. La Torá enseña que la mujer es muchas veces la voz de Hashem. Con plegaria personal el marido puede darse cuenta de que no le causó alegría a su mujer. La pareja alcanza la rectificación del alma a través de la mutua ayuda. El refinamiento de carácter es como pasar papel de lija por una superficie rugosa. Al principio puede ser incómodo pero con el tiempo se vuelve más suave. El objetivo es la genuina intimidad, la fusión de dos en uno.

Cuando se unen los opuestos, llegan la paz y la armonía. Cuando el jefe y su equipo de trabajo alcanzan un sentido de compromiso y de entendimiento, se logran poderosos objetivos.  Cuando la disciplina se combina con la bondad, surge la armonía y la belleza. Cuando llenamos nuestros momentos de soledad con el amor de Hashem a través de la plegaria personal o hitbodedut, transformamos la soledad en un amor eterno y en la conexión con lo Divino. Cuando cuerpo y alma –dos opuestos que tienen diferentes necesidades y deseos– se unan y aceptan utilizar lo físico para un propósito espiritual, tenemos un ejemplo de lo que hace falta para crear vida eterna. Este es un poderosísimo mensaje de esperanza y promesa Divina para todos. El refinamiento y la unión de los opuestos es la clave de nuestro propósito. La elevación de la humanidad y por supuesto de nosotros mismos, es el objetivo final.