Mensajes cósmicos

Hashem se comunica con nosotros tanto a nivel individual (microcósmico) como colectivo (macrocósmico). Él nos envía mensajes personales cuando nosotros iniciamos el contacto. Cuando nosotros nos acercamos primero, demostramos nuestra bitajón, o sea, nuestra confianza y dependencia total en Hashem, sabiendo que Él dirige el mundo, nos ama y desea tener una relación auténtica con nosotros. Sólo Hashem tiene la respuesta a todas nuestras preguntas y está esperando a que iniciemos un diálogo sincero con Él. Es entonces cuando los mensajes comienzan a fluir.

 Cuando, en el Monte Sinaí, dijimos Naasé venishmá, “Haremos y luego aprenderemos y entenderemos”, éramos una nación joven, inmadura e incipiente. Ahora es diferente. Se nos ha dado el tiempo para madurar. Hashem desea que Lo elijamos a Él. Cuando acudimos a Hashem con nuestras preocupaciones o preguntas antes de acudir a un mensajero humano o de tomar una decisión importante, nos convertimos en un recipiente para contener las bendiciones que nos esperan. La única manera de revelar a Hashem y de atraer el objetivo último del fin de la guerra, de la enfermedad y de la muerte es amar verdaderamente a Hashem y a Su Torá. La pregunta es- ¿Cómo podemos hacerlo? Pes bien – esto es posible cuando anhelamos la verdad y descubrimos por nosotros mismos que vivir con Hashem y según la Torá enriquece nuestras vidas más allá de lo que podríamos imaginar. Cuando nos suceden cosas extrañas y compartimos nuestro viaje personal con los demás, encendemos una llama en el interior de a otra persona. Al fortalecer nuestra relación personal con Hashem, mitigamos los dolores de parto de Mashíaj.

No es casualidad que el 5 de abril de 2024 se produjera un terremoto en la zona central de Nueva Jersey, justo al oeste de la ciudad de Nueva York, con una magnitud de 4,8, que “casualmente” son los mismos dos números que reflejan la fecha en el calendario gregoriano del eclipse total de sol: el 8 de abril (4/8). Estos dos acontecimientos de 2024 (5784) están relacionados en el sentido de que ambos son comunicaciones a nivel macrocósmico, dirigidos a toda la humanidad. El temblor no es ciertamente ominoso. Es un recordatorio para que nos tomemos el tiempo de concentrarnos en las verdades inmutables e inquebrantables de la Torá que siempre existirán, examinar cómo nos relacionamos con ellas, y liberarnos de cualquier ídolo hecho por el hombre que sea falso-cualquier ideología, pensamiento, persona, cosa, concepto erróneo o hábito que camuflaje la verdad de Ein Od Milvado-que sólo existe Hashem y Sus instrucciones- o sea, Su sagrada Torá.  En resumen, necesitamos revisar nuestras prioridades y el uso del tiempo con relación a la agenda de nuestra alma. En Lag Baomer de 1990, el Rebe de Lubavitch dijo que los terremotos nos ayudan a “sacudir nuestras creencias erróneas” y nos recuerdan que debemos agradecer a Hashem por toda la bondad y abundancia que Él nos provee.

Un mensaje simbólico muy profundo relevante para el eclipse solar del 8 de abril es que el sol representa a Hashem y Su Torá, como el mashpía (el Dador), y la luna, la nación judía, recibe. Ella es la mekabel. Entonces se desarrolla una hermosa relación de amor cuando lo elegimos a Él tal como Él nos eligió a nosotros, ¡el epítome de lo que realmente es toda auténtica relación de amor! Como receptores, es nuestro trabajo mostrar gratitud de dos maneras: (1) Hablando con Hashem y eligiéndolo como nuestro principal confidente y (2) Liberándonos de gastar una cantidad desmesurada de tiempo en buscarnos la vida y en aficiones que no sirven a un propósito superior. Esto no quiere decir que nuestras carreras y nuestros talentos e intereses no importen. Ciertamente son importantes dentro del marco de servir a Hashem, tenerlo cerca y liberarnos de deseos y hábitos que no sirven a nuestro bien superior. La elevación espiritual es el propósito de la nación judía.

El Maharal de Praga del siglo XVI postuló que un eclipse solar nos recuerda que la Torá no es simplemente una obra interesante digna de ser leída en varias ocasiones, sino que Hashem desea que desarrollemos una pasión por ella y la utilicemos para enriquecer todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas terrenales. A Hashem Le produce gran najat (orgullo y alegría) cuando Sus hijos se enamoran de la Torá, que e nuestra guía instructiva para vivir una vida con sentido, al comprender lo que los preceptos hacen por las relaciones humanas y por la vida misma. Entonces nos sentimos inspirados, motivados y apasionados, por propia voluntad, para aprender más y difundir las enseñanzas de la sagrada Torá al mundo. Esta es precisamente la razón por la que Hashem nos dio la Torá en lugar de dársela a los ángeles, que tanto la deseaban. La palabra de Hashem no está destinada únicamente a unos pocos privilegiados.

 Una vez más, vemos lo importantes que son nuestras intenciones y nuestras emociones positivas. Nuestro amor por Hashem y Su Torá se siente en los Cielos. Cuando descubrimos por nosotros mismos la belleza y los efectos positivos de conectarse y alinearse con el Creador, contribuimos a cambiar el paradigma del mundo de la sheker (falsedad) a kesher (conexión). Ayudamos a marcar el comienzo de la era de paz y tranquilidad que tanto deseamos. Nunca debemos menospreciar el poder de nuestra fe colectiva, nuestra confianza, nuestras intenciones, nuestras interacciones y nuestra pasión por la verdad. Hashem nos ama. Es hora de mostrar nuestra gratitud y reciprocarle todo ese amor.