Perdona y te perdonarán

El Rabino David Jaim Stern (fotografiado en la imagen a la derecha junto al Rav Shalom Arush) estaba postrado en lo que aparentemente era su lecho de muerte. En un último esfuerzo por salvarle la vida, los médicos trataron de revivirlo y tuvieron éxito. El rabino tuvo un sueño en el que le dijeron de Arriba que ciertas personas lo habían insultado y que tenía que perdonarlas. La voz en el sueño le dijo que Arriba había angustia debido a que él todavía no había perdonado a esas personas y que si seguía con vida y los perdonaba, iba a causarle una gran alegría a Hashem. El sueño era tan vívido que incluso le dijeron los nombres de las personas a las que debía perdonar.

El Rabino Stern se despertó de su coma y de su sueño. Tomó lápiz y papel y redactó una declaración de perdón para cada una de las personas que lo habían insultado. Posteriormente contó que se le permitió despertarse del coma únicamente en virtud de que estuvo dispuesto a perdonarlos. En un examen físico que le hicieron más tarde, los médicos se quedaron pasmados ante su milagrosa recuperación. Incluso estaba más sano que al principio…

Así es: cuando uno cede ante los demás, se le da más vida, no solamente en este mundo sino también vida eterna. Rajel cedió ante Lea y recibió un hijo como Yosef, que es uno de los siete pastores espirituales de nuestro pueblo. Su segundo hijo fue Benjamín, en cuyo territorio se construyó el Templo Sagrado. Benjamín fue un hombre puro que jamás pecó. Eso es lo que recibió Rajel por haber cedido ante Lea.

Aarón renunció a ser líder del pueblo en favor de su hermano menor, Moisés, ya que ese era el deseo de Hashem. Y como tal, obtuvo el sacerdocio para él y para sus descendientes hasta el final de las generaciones. Y no sólo eso, sino que tuvo un nieto como Pinjas, cuya alma se reencarnó en el Profeta Elías, que mereció la vida eterna.

Como vemos, cuando la persona cede ante los demás, se beneficia enormemente. Esto es lo que escribió Rabí David Jaim Stern:

Cada persona debe escribir una declaración de perdón de su propio puño que diga así: “Por la presente perdono de todo corazón a todo el que me haya causado daño de alguna forma u otra”. Si recuerda el nombre del agresor, deberá escribirlo y decir: “He aquí que perdono a (nombre del agresor) con un perdón total y absoluto”. Todos los problemas en la vida vienen de una falta de perdón!

No hay nada que proteja a la persona más que amar a su prójimo. La paz y el amor entre las personas son las vasijas de cada bendición y cada salvación.

Cuando uno cede ante el otro, siempre sale ganando.

Ojalá todos tengamos el coraje de perdonar. No tengas vergüenza ni timidez: di en voz bien alta que perdonas a todos los que alguna vez te causaron daño. Y ya vas a ver cuántas cosas vas a ganar!