Desde el pozo

Mi muy estimado y amado maestro, el Rabino Shalom Arush, siempre me da aliento cuando dice que la mala inclinación hace que la vida sea difícil para nosotros a causa de la emuná que difundimos. Él dice que nosotros no tenemos idea de la cantidad de almas a las que estamos llegando y el efecto que tienen los libros y los CDs de emuná en las vidas de todas estas personas. La carta que van a leer a continuación, escrita a puño y letra, llegó a nuestra redacción en Jerusalén hace algunas semanas. Es algo increíble…

Al Rabino Shalom Arush y al Rabino Lazer Brody:

Espero que esta carta los encuentre en excelente estado de salud y de muy buen humor. Les escribo para expresarles mi agradecimiento y mi aprecio por todo el trabajo que hacen ustedes y su yeshivá. Es mi plegaria que ustedes y sus alumnos tengan solamente bendiciones del Único y Verdadero Dios.

Yo soy un hombre judío que actualmente me encuentro preso en la cárcel de Texas por un crimen violento. Tengo 39 años y estoy en la cárcel desde que tengo 20 años. Mi padre es israelí y mis hermanos y yo nos criamos en Tel Aviv. Cuando yo tenía once años, nos trasladamos a Texas.

Ser judío en el sistema carcelario de Texas es una experiencia muy extraña, pero puedo afirmar con orgullo que he mantenido mi  identidad y he crecido en mi observancia. Sin embargo, el hecho de pasar tanto tiempo en un medio tan hostil puede quebrar a una persona por completo, o forzarlo a que se transforme en una persona muy dura. Yo me había vuelto tremendamente duro y además estaba furioso.

Con el transcurso de los años, me enojé mucho con Hashem y cada vez estaba más deprimido, hasta tal punto que mi salud y mi alma se vieron muy afectadas. No obstante, hace como un año y medio, alguien me envió la edición en inglés del libro “En el Jardín de la Fe Universal”. Fue como si alguien hubiera abierto las persianas en una habitación a oscuras y la luz hubiese entrado directamente dentro de mi alma.

Este libro cambió por completo la relación que yo tenía con Hashem y empecé a ver mi vida y la vida en general bajo una luz totalmente diferente. Enseguida les recomendé el libro a todos mis familiares y mandé comprar más libros. Mi madre me envió “En los Campos del Bosque” y “En el Jardín de la Sabiduría” y ahora estoy estudiando “Las Puertas de la Gratitud”.

Hace un año, empecé a hacer treinta minutos de hitbodedut – plegaria personal – de noche, una vez que mi compañero de celda se había ido a dormir. Los treinta minutos pasaron a ser una hora y desde entonces me cambió la vida por completo. Ya no siento enojo. Una vez que realmente empecé a dar las gracias, los cambios para bien fueron en aumento. Me asignaron a un grupo de trabajo hace un mes, y trabajo en un área separada yo solo, desde las 9 de la noche hasta las 4 de la madrugada. Ahora rezo, estudio Torá y hago hitbodedut durante varias horas. Bailo y canto, y me río porque…. Por qué no? Ahora me siento alegre. Bendito sea Dios.

Mi familia advirtió los cambios y lo más importante de todo es que he compartido lo que aprendí con mis padres. No puedo describir con palabras la calma que las enseñanzas que ustedes imparten les traen a mis sufridos padres.

No estoy seguro de adónde va a llevarme el sendero de la vida, pero estoy seguro de que Hashem está a mi lado, de que me ama y tiene planes para mí. Las preocupaciones, las dudas y el enojo que tuve durante años han desaparecido. No puedo explicarles la dicha y el amor que siento, sentado acá en una cárcel de Texas. Baruj Hashem – siento la luz…

Estoy escribiendo porque creo en el poder de la gratitud. Gracias por compartir la luz de la emuná y gracias por hacerla accesible a todo el mundo. Que el Dios Único y Verdadero los bendiga a todos y continúe concediéndoles a ustedes y a sus alumnos la oportunidad de ayudar a los demás.

Les deseo prosperidad, salud y felicidad. Y que llegue pronto el Mashíaj y todos podamos bailar en Jerusalén. Y que yo tenga el mérito de conocerlos en persona. Nuevamente, gracias!

DHG, Cárcel del Estado de Texas

(el nombre completo ha sido omitido).