Jánuca con salud

Hay gente que se vuelve loca cuando le da el primer mordisco a la “sufganiá” frita que compró en la confitería del barrio. Sí, es verdad que es una tradición comer alimentos que contengan aceite durante los ocho días de Jánuca. Hoy en día, los dos platos más famosos son los latkes de papa (buñuelos), que se fríen con un montón de aceite, y las famosas sufganiot rellenas de mermelada de frutilla o dulce de leche, y recubiertas con azúcar impalpable.

La tradición no tiene por qué causar daño a la salud, y mucho menos hacer que la gente se enferma. El Rambam (Maimónides), cuyos consejos nutricionales son indisputables hasta el día de hoy, sobreviviendo a todas las dietas de moda que van y vienen, ciertamente se estremecería de pensar en una sufganiá frita en tanto aceite y llena de mermelada. ¿Saben por qué?

El azúcar blanca es veneno para el organismo. Lo mismo ocurre con la harina blanca. Ambas son carbohidratos vacíos sin ningún valor nutricional fuera de calorías que agotan el páncreas y el hígado al aumentar el azúcar en la corriente sanguínea y exigiendo más insulina del cuerpo. Estos dos responsables son no solamente la clave de la epidemia de obesidad sino también de la diabetes de tipo 2.

Tradicionalmente, en muchas sinagogas las sufganiot se sirven con Coca Cola y licores llenos de azúcar. Qué pesadilla….

¿Les gustaría saber lo que contiene una sufganiá rellena de mermelada?

Una sufganiá rellena de mermelada y cubierta de azúcar impalpable contiene entre 320-350 calorías y entre 20-25 gramos de azúcar. Esto te llena el cuerpo de 35-45 gramos de carbohidratos vacíos que te hacen subir el azúcar en la sangre por las nubes y te dan ganas de comer otra sufganiá más. Y si el aceite fue utilizado para freír varias tandas de sufganiot entonces los radicales libres te causan estragos en el cuerpo.

Miren lo que el cuerpo tiene que hacer para quemar las calorías de una sola sufganiá: si eres una persona de altura y peso promedio, vas a tener que hacer 75 minutos de caminata a paso ligero a 3 mph o 30 minutos de jogging a 6 mph. Todo eso para una sola sufganiá. ¿Te parece que vale la pena?

Y entonces ¿qué hacemos con la tradición?

La tradición no dice que hay que freír con una botella entera de aceite comercial. Ni que tienes que consumir un kg de azúcar…

Por lo general la gente fríe en aceite de soja, maíz y canola, que tienen todos alto contenido de omega 6 y poco o nada de omega 3. Y aunque sí decidas frías, ¿para qué usar estos aceites en Jánuca?

El aceite de oliva fue el protagonista estrella del milagro de Jánuca. Y además es uno de los aceites más sanos que existen y por eso debería ser el aceite elegido para los platos de Jánuca.

Curiosamente, el Shulján Aruj (Código de Leyes Judías) ni siquiera menciona el hecho de consumir aceite o alimentos fritos en Jánuca, pero sí hace mención del consumo de queso y lácteos, en rememoración de la vez que la heroína Yehudit le dio de comer queso salado y le dio de beber vino al déspota griego Seleucides antes de matarlo con la propia espada de él.

En el judaísmo no vamos en contra de la tradición pero sí en contra de las cosas que nos destruyen la salud.

Para esta Jánuca te proponemos una opción sana en total cumplimiento de la tradición y en conmemoración de nuestro triunfo sobre los griegos:

Preparen una ensalada griega con lechuga romana, tomates, pepinos, ajíes morrones, sus aceitunas favoritas y pedazos de queso feta o de cabra. Sazonen la ensalada con sal de Himalaya, pimienta negra, orégano y tomillo, o con el condimento de Medio Oriente llamado zatar. Rocíen con aceite de oliva prensado frío y ahí tienen un plato espectacular en honor de Jánuca. Y se van a ahorrar la acidez, la indigestión y el aumento de peso que tuvieron otros años.

Porque para que Jánuca sea realmente feliz, tiene que ser con salud. Y si no, pregúntenles a Yehuda Macabeo y a sus hermanos.