El misterio del covid-19

Por: Rebe de Kaliv

E Israel vio la mano grande que Hashem había usado contra los egipcios, y el pueblo temió a Hashem, y creyeron en Hashem y en Su siervo Moisés (Shemot 14:31)

Durante muchas generaciones, los grandes médicos y científicos trataron de encontrar una explicación para la forma en que se propaga el contagio de una enfermedad durante una epidemia, pero hasta el día de hoy el enigma subsiste, porque hay varios puntos para las cuales no se encontró explicación de acuerdo con las leyes de la naturaleza.

El mayor misterio es que, durante una epidemia, hay tres tipos de personas: 1) personas que se contagian incluso estando encerradas solas en su casa; 2) personas que no se contagian ni siquiera estando al lado de pacientes infectados; 3) personas que se contagian de la enfermedad estando de pie junto al paciente.

Los investigadores no han encontrado ningún factor natural que conecte a cada uno de estos tres tipos de personas. Toda persona cuerda puede deducir de esto que todo sucede bajo la Divina Providencia.

Rabí Jaim Vital (Yado Bacol 153) y otros grandes rabinos (Shut HaRashbash 195), explican este fenómeno con una parábola:

Había una vez un rey que estaba enojado con la gente de una ciudad cuyos habitantes se rebelaron, por lo que envió soldados para castigarlos. El rey les dio tres listas de nombres de personas: 1) Personas a las que debían perseguir aunque estuvieran encerradas en sus casas; 2) Personas que no debían sufrir ningún daño; 3) Personas que si, se encontraban con ellas en la calle, podían enjuiciarlos a fin de verificar su historial y evaluarlos, y serían juzgadas de inmediato a ver si debían ser sancionadas.

Así también, cuando Dios, el Rey del mundo, está enojado con los seres humanos, les envía una plaga. Los ángeles a cargo de estos diminutos destructores tienen en sus manos tres listas de nombres de personas, como las tres listas mencionadas anteriormente, donde todos están incluidos en una de las listas.

Los libros sagrados explican que por esta razón la persona debe evitar acercarse a un paciente infectado, porque todos los que aún no están infectados, deben considerar la posibilidad de que estén en la lista de personas que pueden infectarse. En este momento, el ser humano puede ser condenado fácilmente, porque el tiempo de plaga es como un tiempo de guerra, cuando los juicios militares se convocan rápidamente sin el beneficio de una defensa, e incluso una buena persona puede recibir un castigo muy grave por un pecado menor, tal como se explica en el Libro del Sagrado Zohar (parashá Metzora, como explica el Ramak en su Comentario de Ohr Yakar). Pero todo ocurre según la Divina Providencia.

En un momento como este, los judíos son claramente conscientes de la Providencia Divina y se fortalecen en su emuná en Dios. Entonces fortalecen la observancia de sus mandamientos, que tiene el poder de convertir el rasgo de justicia estricta de Hashem en el rasgo de misericordia. Pero las naciones del mundo por lo general no piensan en eso y no se despiertan espiritualmente para detener sus malas acciones, e incluso los pocos que pueden despertar mientras la plaga está arrasando, se olvidan de ella apenas termina la plaga.

De hecho, cuando uno mira la historia del Éxodo, ve que Dios les demostró a todos que Él no solo es el Creador que creó el mundo en los seis días del Génesis, sino que también dirige el mundo hasta el día de hoy y siempre supervisa a todas las criaturas por medio de Su Providencia Divina individual.

Cuando Dios les envió a los egipcios las ranas, los piojos y la mezcla de animales salvajes, así como los pequeños virus que atacaron al ganado, estos virus atacaron solamente a los egipcios y entonces todos pudieron ver que hay un Supremo Líder.

Cuando murió el primogénito de Egipto y no el resto del país, vieron que Hashem estaba a cargo de todo lo que sucedía y que la vida humana dependía de Él. El Faraón se despertó a escuchar la palabra de Dios y envió a los hijos de Israel. Pero él y su pueblo pronto se olvidaron y persiguieron a los hijos de Israel para traerlos de regreso a Egipto.

Vieron que las plagas afectaron solo a los egipcios, y no a los hijos de Israel, y por esto mismo vieron claramente que hay un Líder Supremo que envía las plagas a quien Él quiere, y esto hizo que "el pueblo temiera al Señor, y creyeran en Hashem y en Su siervo Moisés".