Nuestro deber cívico

Según el Jafetz Jaim, para que ocurra la Redención, necesitamos erradicar el pecado de las malas lenguas (lashón hará).

Recompensa y castigo en el desierto

En el desierto, cometimos el crimen de idolatría con el becerro de oro. Fuimos castigados Tuvimos que arrepentirnos y Moshe tuvo que pedirle perdón a Hashem. Hashem nos perdonó y nos dejó continuar a la Tierra de Israel. Nos dio un nuevo par de Tablas de la Ley.

Cuando pecamos con las mujeres moabitas que Balaam envió para destruirnos, Hashem envió una plaga que mató a 24,000 personas. Sin embargo, nuestra misión continuó y seguimos avanzando en la Tierra.

Vimos los milagros que Hashem nos hizo, al derribar a Egipto, el imperio más poderoso de la época. Vimos cómo Hashem derrotó a Amalek no por los soldados que luchaban contra ellos, sino por las palabras de oración que Moshé clamó ante nuestro Rey. Vimos cómo Hashem nos alimentaba en el desierto todos los días y nos protegía todos los días de escorpiones y serpientes.

Pero todo fue en vano. Las calumnias que pronunciaron diez personas nos cegó ante todo lo que vimos con nuestros propios ojos. Basándonos en conjeturas, renunciamos a la esperanza real de llegar a la Tierra de Israel.

En lugar de perdonar, Dios nos sentenció al exilio. Permanecimos en el desierto durante 40 años hasta que toda la generación de hombres se extinguió.

El castigo por las malas lenguas es mucho más severo que el de la idolatría. La sentencia por hablar mal fue mucho más severa que por la inmoralidad.

Recompensa y castigo en la tierra de Israel

Por los pecados de idolatría, inmoralidad y asesinato, perdimos el Primer Templo. Fuimos exiliados de nuestra casa durante 70 años.

Por el pecado de las malas lenguas, que continuamente alimentaba el odio sin sentido entre nosotros, perdimos el Segundo Templo. Este exilio ha continuado durante casi 2.000 años.

Sin el Templo, el Reino y el Sacerdocio, todavía estamos en el exilio, incluso viviendo en nuestra propia casa.

Los hechos son claros

Cuando el presidente de los Estados Unidos hace una declaración, promulga una política o simplemente cuenta un chiste, todos sienten la necesidad de responder.

Reaccionar ante un líder político es algo común. Puede ser una expresión de tu opinión. Puede ser una demostración. Puede ser una carta a tu líder elegido.

Pero ahora el Rey del Universo ha decretado una plaga sobre toda la humanidad. Desde la generación de Noé jamás ocurrió que todos los rincones de la tierra enfrentaran una agitación tan universal.

Cada uno de nosotros debe reaccionar.

Para reaccionar ante el Rey, debemos realizar una acción espiritual. Hay que arrepentirse. Es exactamente como el pecado del becerro de oro donde todos podríamos señalar a un puñado de judíos y decir: "¡fueron ellos!" Sin embargo, todos fuimos castigados. No solo se castigó a toda la nación durante aquella generación, sino que se castigó a todos los judíos de todas las generaciones.

No importa "de quién es la culpa".

Depende de nosotros aceptar el desafío de que todos podemos hacer algo para sanar al mundo al mostrarle a nuestro Rey que Lo estamos escuchando!

Yo, por mi parte, decidí estudiar las leyes de lashón hará, la prohibición de las malas lenguas. Estoy tomando shiurim diariamente de https://www.kolhalashon.com/New/DailyHH.aspx?English=True

 y estoy trabajando duro para mejorar. Aprendí que escuchar las malas lenguas es tan malo como decirlas, así que estoy examinando formas en que puedo reducir la cantidad de artículos políticos que leo en Internet.

Este es un comienzo.

Si Dios quiere, voy a ser un poco mejor cada día y hacer mi parte para hacer del mundo un lugar mejor a los ojos de su Creador y Sustentador.

Por favor únete a mí.

Si todos hacemos un poco hoy y si Dios quiere, un poco más mañana, las cosas pueden mejorar mucho.