La inesperada señal del Mashíaj

Tomado de un Dvar Torá del Rabino Avigdor Miller

¿Por qué los malvados prosperan tanto?

¿Por qué a los que pervierten la justicia, luchan contra Dios y promueven las peores abominaciones se les dan las herramientas para remodelar el mundo entero según sus caprichos?

De acuerdo con la Guemara, en el Tratado Jaguigá, los malvados son creados en pos de los justos. Cuanto más malvada es la persona, mayores son las pruebas que el tzadik debe soportar para efectivizar su grandeza.

Menos de cuatrocientos años después del diluvio, el mundo se volvió a la idolatría universal. Uno pensaría que tan poco tiempo después de que el mundo entero fuera aniquilado, la gente tendría miedo de ir en contra de Hashem.

Pero justo ahí entra en escena Nimrod.

Él sometió al mundo y a todos sus habitantes, transformando al ser humano en un idólatra de la madera y la piedra.

¿Por qué se le daría a un hombre tan malvado el control absoluto de toda la tierra?

Por un solo motivo: para darle a la única persona que se opuso a él el desafío de derrotar al emperador todopoderoso de la tierra.

Abraham tuvo la oportunidad de llegar a ser quien fue al enfrentarse a Nimrod.

Su determinación y fe derrotarían a Nimrod y marcarían el comienzo de la era del verdadero servicio Divino.

Sólo al tener que desafiar a un hombre como Nimrod Abraham logró llegar a ser tan grande.

El siguiente emperador del mundo

El Faraón de Egipto gobernaba el mundo entero. Todos eran sus esclavos. Su predecesor tuvo un sueño de que una hambruna golpearía la tierra, y designó a Yosef HaTzadik para que almacenara cereales durante siete años. El suministro de todo el mundo se agotó, y a cambio del único cereal disponible, vendieron todas sus posesiones, la tierra y se vendieron a ellos mismos al Faraón.

El gobernante de Egipto tenía toda la riqueza, la tierra y la gente en el bolsillo. Cuando sometió al pueblo judío, no había nadie que pudiera detenerlo.

Sólo en estas circunstancias podía un hombre emerger de las sombras y convertirse en Moshé. Sólo el mayor profeta de todos los tiempos podía merecer la redención de Hashem en nombre de su pueblo.

Moshé llegó a ser quien fue cuando el Faraón llegó a ser quien fue.

Un poder aún mayor

Aunque esclavices a todo el mundo y les quites todo lo que tienen, no puedes dictaminar sus pensamientos. No puedes controlar lo que miles de millones de personas están haciendo a cada momento de cada día.

Hasta ahora.

Utilizando las redes sociales y sus 3.000 millones de usuarios, los teléfonos inteligentes y sus 6.000 millones de propietarios, y los billones de dólares, un puñado de personas en este planeta se ha apoderado de más poder que Nimrod y Faraón juntos.

Han puesto la tierra patas para arriba haciendo que la perversión, la sodomía, el robo y el asesinato sean aceptables. Nos han convencido de que lo correcto está mal y lo incorrecto está bien. Han depuesto a los líderes, han lavado el cerebro a los niños y nos han alimentado a la fuerza con una bilis moral que habríamos vomitado hace apenas una generación.

Hay más poder concentrado entre unas pocas élites que el que ha existido nunca en toda la historia de la humanidad.

¿Por qué? ¿Por qué se ha dado un poder y dominio sin precedentes no a un solo hombre, sino a un conjunto de élites poderosas y aparentemente invencibles?

Hashem les da a los malvados todo lo que necesitan para que los justos los derroten. La Guemará dicta que Hashem les da poder a los malvados para que los justos puedan acumular más poder a fin de vencerlos y enderezar el mundo.

Si el mal actual tiene más poder que Nimrod y Faraón, eso quiere decir que Hashem está preparando el mundo para un hombre con la visión de Abraham y la profecía de Moshé.

Puede haber un solo hombre que cumpla con estos criterios. Hashem está preparando al mundo para una era de bien sin precedentes, liderada por el único hombre en toda la historia de la humanidad que puede transformar todo y entregarlo al gobierno de Dios.