Liberarnos de la idolatría

El Black Friday, múltiples centros comerciales fueron saqueados. Otros fueron aterrorizados por gente furiosa que disparó a inocentes

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David Ben Horin

Posteado en 14.12.21

Bendito seas Hashem, el Rey que ama la Rectitud y el Juicio.

                                                  – Rezo de la Amidá que recitamos tres veces al día.

 

Todo el mundo está tomando la justicia en sus propias manos

 

El Black Friday, múltiples centros comerciales fueron saqueados. Otros fueron aterrorizados por gente furiosa que disparó a inocentes. Los mitines de la izquierda están siendo atacados por agitados activistas de la derecha con coches y armas, mientras que los mitines de la derecha son acechados por abogados y fiscales.

 

¿Qué es lo que está pasando?

 

Durante siglos, la gente acató la ley, aceptando las decisiones de sus líderes libremente elegidos, aunque esos líderes no fueran los que algunos votaron.

 

Es porque estamos transformando la ley en un gran ídolo. Nos vemos forzados a literalmente adorar la letra de la ley sin tener en cuenta los mandamientos más importantes a los que deben servir las leyes.

 

Ya no se aplica la ley con el único propósito para el que fue diseñada.

 

La ley está diseñada para servir a la justicia y la justicia es ciega. No le importa si uno es blanco o negro, rico o pobre, conservador o liberal, criado por una familia cariñosa y atenta o arrojado a la calle a una edad temprana. La justicia es despiadada. Se basa en hechos y nada más. 

 

Como resultado, la gente sale de la sala de juicios feliz o triste, pero nunca traicionada.

 

Eso es lo que mantiene al sistema en pie.

 

Dónde se encuentra la justicia

 

Cuando se diluye la justicia con la compasión, su eficacia disminuye.

 

Cuando dejas de castigar a todos los delincuentes por el color de algunos de ellos, cuando dejas que todos roben porque algunos tal vez no tengan suficiente dinero para pagar lo que han robado, cuando procesas sólo en función de la perspectiva política del sospechoso – tus leyes están escupiendo el mismo principio para el que fueron hechas.

 

La justicia es tan crucial para la civilización que es una de las siete leyes noájidas que Hashem le encomendó a toda la raza humana.

 

Hashem mantiene la justicia Divina, aunque nuestros jueces no lo hagan.

 

¿Alguna vez te preguntaste por qué el sistema judío de leyes no es "hermético"? Según el sistema judicial judío, se necesitan al menos dos testigos para condenar. Se necesita una mayoría específica para promulgar la pena de muerte. Si no tienes ninguno de los dos, aunque la persona sea culpable, no la puedes condenar.

 

En la ley judía, hay muchas maneras de que el cometió un delito se salga con la suya.

 

¿Por qué? ¿Por qué la ley judía le da tanto margen de maniobra al acusado?

 

El tribunal judío admite que ningún sistema de ley puede ser perfecto, por lo que confía en Hashem para promulgar justicia cuando el hombre no puede hacerlo.

 

Sabemos que Dios es el árbitro final de la justicia. Incluso si los tribunales humanos no pueden responsabilizar a un judío por sus acciones, Hashem lo hará. Incluso si podemos pervertir la justicia con la letra de la ley, nadie puede anular los juicios de Dios. 

 

Citando casos

 

Cuántas veces hemos oído acerca de tzadikim que se aparecieron a sus nietos en un sueño porque tenían una deuda de diez centavos (no tenían el cambio exacto para un boleto de autobús, y el conductor los dejó viajar sin tener que pagar 10 centavos adicionales). En el Otro Mundo, no podrán ir al lugar por el que trabajaron toda su vida hasta que se le devuelva esos diez centavos a un representante de Egged, la empresa de viajes.

 

Dios ama la justicia. Así de exigente es Hashem cuando se trata de hacer lo correcto.

 

Él aborrece cualquier sistema que permita cometer un crimen, que es un pecado, sin que esto tenga alguna consecuencia que logre estremecernos para que nos arrepintamos y hagamos teshuvá.

 

Ese es el sentido del encarcelamiento: el criminal puede pagar por sus pecados en este mundo, arrepentirse y salir de la cárcel siendo una persona mejor.

 

Sin leyes que castiguen al criminal, este acabará cometiendo más pecados. Entonces, cuando le llegue la hora del Juicio Final, ahí sí que la va a pasar mal. La justicia misma es de heco la mayor forma de compasión. Por eso Hashem la mantiene incluso cuando nosotros no podemos.

 

Si no exigimos que nuestras leyes apliquen la justicia, estamos aprobando la institucionalización de la idolatría: la creencia de que podemos hacer lo que queramos porque nadie nos vigila. Eso es lo que creían los griegos. Eso es lo que trataron de obligarnos a creer.

 

El Gran Castigo

 

Es por eso que podemos agradecer a Hashem por nuestros castigos. Cuando pecamos, Dios decreta la justicia para despertarnos.

 

Cuando cometemos un crimen y nos salimos con la nuestra, como por ejemplo ignorar a una mujer después de la tercera cita, gritarles a los padres o avergonzar a tu prójimo, cualquier cosa mala que nos ocurra después es una bendición. Es un purgatorio en este mundo para pagar por nuestros pecados aquí y ahora. Podemos pedir perdón a quien hemos hecho daño. Podemos hacer teshuvá antes de que sea demasiado tarde.

 

La gran recompensa por servir a Dios en nuestra era de no justicia es el castigo. Los castigos son la forma que tiene Dios de quitarnos las anteojeras del bien y del mal, incluso cuando los congresistas y los multimillonarios de la tecnología siguen girando el caleidoscopio.

 

El más grande ejemplo

 

La congresista estadounidense Rashida Tlaib acaba de presentar un proyecto de ley para desfinanciar el dinero del gobierno para todas las prisiones federales. Esto libera de la detención federal a uno de cada 10 traficantes de drogas, delincuentes de armas y otros criminales graves.

 

Típico de los palestinos: Liberar a los monstruos para aterrorizar a los inocentes.

 

Esta es la injusticia a la que nos enfrentamos.

 

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1. J.L. González

2/13/2022

Hace ya un tiempo que emprendí con la ayuda de Hashem el viaje desde la oscuridad y la idolatria hacia la luz de la Torah. Pero aún quedan remanentes en mí de la vieja “cultura”. Acabo de leer este magnífico artículo y me ha quedado la duda de cual es el significado de éste párrafo, sobre todo “”son la forma que tiene Dios de quitarnos las anteojeras del bien y el mal”. Sé que en Bereshit esto está establecido así, pero ¿Cual es la aplicación real en este caso? Shalom. Baruj Hashem.
La gran recompensa por servir a Dios en nuestra era de no justicia es el castigo. Los castigos son la forma que tiene Dios de quitarnos las anteojeras del bien y del mal,

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