Un Huevo Duro de Pelar

El trabajo de la Mala Inclinación es convencernos de que nuestras diferencias con el resto de las personas son más importantes que nuestros parecidos…

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Judi Rimon

Posteado en 05.04.21

El trabajo de la Mala Inclinación es convencernos de que nuestras diferencias con el resto de las personas son más importantes que nuestros parecidos 
 

Un huevo duro de pelar

 
Si ustedes me permitiesen exponer una comparación desfachatada, yo diría que hacer Teshuvá (el arrepentimiento y retorno al Creador) es como pelar un huevo duro, porque ¿qué otra cosa es hacer Teshuvá más que arrancarnos la coraza que oculta nuestra esencia?
 
Podría avanzar con la alegoría diciendo que hay veces en que la cáscara sale entera y el huevo queda intacto, pero que en algunos casos la corteza se va partiendo en pedacitos y hay que ir sacándola de a poco y con cuidado para no arrancar parte del huevo.
 
Aunque en el Pueblo de Israel somos muchos y nos conocemos poco, voy a tener la audacia de asegurar que en la mayoría de los casos nuestra cáscara se partió en pedazos y tenemos que hacer un trabajo lento y de precisión para que nuestra Teshuvá no se lleve también parte de la sustancia.
 
Ahora va a parecer que cambio de tema abruptamente pero en realidad seguiré hablando de lo mismo: En el libro “Battle Plans”, la Rebetzen Tziporah Heler y Sara Yojeved Rigler exponen que el trabajo del Yetzer HaRá (la Mala Inclinación) es convencernos de que nuestras diferencias con el resto de las personas son más importantes que nuestros parecidos y que esa ilusión es el origen de la mayoría de las transgresiones "Bein Adam leJaveró" (entre el hombre y su prójimo).
 
Que el Yetzer HaRá quiera destruirnos no es ninguna novedad. Todos nos reconocemos en la misma batalla y podemos identificar a ese enemigo que camina erguido con el índice en alto señalando a los demás:

Tal no cuida su aspecto y Cual es demasiado superficial. Fulana no educa bien a sus hijos y Mengana los está malcriando. Zutano no trabaja y Perengano trabaja demasiado”. Y no voy a seguir con los ejemplos, por un lado porque no conozco ninguna otra forma de paradigma nominativo y por el otro porque en todos los casos el Yetzer está diciendo lo mismo: “El otro no es como tú”.
 
Y es verdad, porque el pedazo de cáscara que se resiste a salir en uno, se desprendió fácilmente en otro, pero también es mentira porque ese otro está luchando por despojarse de alguna parte de su corteza que no le presentó ninguna dificultad al primero. Y por más paradójico que sea, al aceptar nuestras diferencias nos vamos a dar cuenta de a todos nos pasa lo mismo, que estamos en la misma guerra y que la libramos de la mejor manera que podemos.
 
Y si a alguno le parece que es una utopía lograr que nos comportemos de esta manera, le cuento que hay algunos que por lo menos estamos intentándolo. 

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1. Jorge

6/18/2014

muy dificil de pelar!!!!! tanto judios como gentiles pasamos por lo mismo; la batalla "de la mala inclinación". Creo que con fé, sabiduria y conocimiento de nuestra esencia humana; algún dia obténdremos el verdadero arrepentimiento y la cercania a nuestro aba kadosh.

2. Jorge

6/18/2014

tanto judios como gentiles pasamos por lo mismo; la batalla "de la mala inclinación". Creo que con fé, sabiduria y conocimiento de nuestra esencia humana; algún dia obténdremos el verdadero arrepentimiento y la cercania a nuestro aba kadosh.

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