Sólo Un Pasajero

Cuando el hombre está cerca de su meta, y goza de cada momento de la vida cumpliendo su finalidad, entonces todos los asuntos mundanos no tienen ningún significado…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

Cuando el hombre está cerca de su meta, y goza de cada momento de la vida cumpliendo su finalidad, entonces todos los asuntos mundanos no tienen ningún significado…

 
Mortal
 
El hombre en este mundo no sabe cuál es la corrección que vino a completar – no sabe cuándo la completará – y no sabe cómo dejará este mundo. Aún así, es apropiado que consideremos en nuestro corazón la cuestión del día de nuestra muerte. El Rey Salomón, el más Sabio de todos los hombres, aconsejó (Eclesiastés 7:2): “Es mejor ir a la casa de duelo, que a la casa del festín, porque aquello es el fin de todo hombre, y el que está vivo debe poner esto en su corazón”.
 
A primera vista se deduce del Eclesiastés, que es preferible para el hombre ir a la casa de duelo para ver el fin de cada uno y entender que ese será también su fin. Sorprendentemente, vemos que todas las personas son testigos en su vida de muchas muertes y entierros, y a pesar de todo, eso no les estimula a pensar en su fin y en su meta. Hasta médicos y enfermeras en cuyas manos pasan muchos enfermos terminales y agonizantes y son testigos en su vida de muchísimas muertes – no se despiertan de ninguna manera. Por el contrario, algunos de ellos están sumergidos en la inmoralidad más que otras personas. Incluso los sepultureros que entierran con sus propias manos decenas y cientos de muertos, están sumergidos en las vanidades del mundo y no se despiertan a su meta y a su fin.
 
Por eso es que el Rey Salomón enfatiza en la continuación del versículo “… y el que vive debe poner eso en su corazón”. La explicación es que también cuando se va a la casa de duelo, el que vive tiene que poner en su corazón el tema de la muerte y decirse a sí mismo: “¡Yo también moriré!, ¡también por mí sentirán dolor!”, y si no hace eso, no despertará de ninguna forma, incluso yendo a todas las casas de duelo del mundo. El hombre debe despertarse a sí mismo no por miedo, sino para observar este mundo con una mirada realista: “¿Qué tengo que hacer en este mundo en vista de que moriré? Incluso llegaré a tener una posición de prestigio – ¡pero finalmente moriré! quizás llegaré a ser muy rico – ¡pero al final moriré!… Si es así, ¿qué cosa significativa hay que hacer en este mundo?…”.
 
Como consecuencia de esto, lógicamente llegará el hombre a la esencial conclusión que existe un Creador del Universo. Por consiguiente, hablará con Él y Le pedirá que le muestre para qué fue creado y cuál es su particular misión en este mundo.
 
Pasajero
 
¡En el momento que el hombre se acuerda del día de su muerte, toda la mentira de este mundo se derrumba y nada le puede engañar! El hombre que sabe que morirá, no está dispuesto a gastar esfuerzos en cosas mundanas. Y lo principal – no está dispuesto a malgastar la cosa más preciada que existe – ¡el tiempo!, pues nadie sabe cuánta vida le fue determinada en este mundo. También si será larga, pasará con la rapidez de un rayo. Por lo tanto, el hombre pensará muy bien en que invertir su tiempo y no lo gastará en cosas temporales de poca importancia y significado.
 
Cuando el hombre está cerca de su meta, y goza de cada momento de la vida cumpliendo su finalidad, entonces todos los asuntos mundanos no tienen ningún significado: no tiene ninguna importancia en qué cama dormirá, sobre qué mesa comerá, etc. Todo su interés es cómo aprovechar cada momento para conocer y conectarse con el Creador, cumpliendo su finalidad.
 
Pero los hombres que invierten todas sus energías y todas sus fuerzas en este mundo, sufren mucho con cada cosa que no les sale bien. Pasan difíciles penalidades para tener éxito sin un momento de descanso. Toda su vida corren con mucha dificultad y enormes esfuerzos para conseguir la comodidad y el prestigio anhelado. Una gran parte de ellos desgastan así toda su vida sin lograr nada. Aun aquellos que aparentemente consiguen todas las comodidades mundanas y la posición de prestigio más honorable – a todos les llega la llamada desde lo Alto, y deben dejar todo lo que consiguieron – no solamente sus bienes materiales, sino también todos los honores y posición que lograron con muchísimos esfuerzos – todo queda atrás y son llevados de aquí sin nada.
 
Se entiende entonces, que el que invierte toda su vida en este mundo, pierde el doble: pierde este mundo – porque su vida no es vida – y por supuesto pierde también el Mundo Venidero. Pero el que invierte su vida en la finalidad, gana el doble: gana el Mundo Venidero y también este mundo – porque la gente que vive según su finalidad e invierte sus fuerzas, energías y tiempo para lograrla, vive con tranquilidad, felicidad y alegría, e incluso no le falta nada.
 
El “Atributo del Triunfo”
 
Debemos saber que existe un rasgo de personalidad tan malo y que su daño es tan grande, que el hombre puede perder toda su vida por él. Este es el “Atributo del Triunfo” que se manifiesta en que el hombre siempre quiere triunfar y tener razón; que decide que la forma en que vive y todo lo que piensa es la absoluta verdad; no está dispuesto a escuchar ninguna otra opinión; nadie puede moverlo, y ciertamente no está dispuesto a confesar sus equívocos y cambiar. Generalmente, el hombre poseedor de este mal atributo se burla y desdeña a todos los demás creyéndose el mejor en todo.
 
El “Atributo del Triunfo” no puede soportar la verdad. Por lo tanto, un hombre que siempre se justifica a sí mismo y que lo importante para él es ser el vencedor, nunca podrá encontrarla, pues para eso se debe estar dispuesto a conceder todo en favor de la verdad; estar siempre dispuesto a confesar que se equivoca y cambiar el curso de su vida. Y después de pensar que ya ha logrado la verdad, debe estar dispuesto a confesar que también esto fue un error, y nuevamente cambiar el curso de su pensamiento y así en adelante muchas veces más. En resumen, el hombre siempre debe estar dispuesto a cambiar, a corregirse, y a confesar sus errores.
 
Solamente un hombre
 
Para eliminar ese mal atributo debe el hombre meditar un poco para ver su mediocridad y nulidad, hasta pensar ¿Qué soy yo? Solamente un hombre. No Di-s. Sólo un ser humano que es limitado por naturaleza, que en verdad no sabe mucho, no sobre sí mismo y mucho menos sobre la Creación llena de infinitas incomprensiones, asombros y preguntas; la Creación donde están escondidos inteligencia y razonamiento profundos e infinitos, que aun decir que “no sabe mucho” es una subestimación.
 
Si el hombre es honesto consigo mismo, confesará que no sabe nada; que no entiende totalmente qué pasa con él; no sabe de dónde vino ni adónde va; no sabe qué le espera en el futuro, y no sólo en el futuro lejano, sino tampoco sabe qué pasará en el próximo segundo, y no tiene ninguna forma de asegurarse contra los accidentes del tiempo y de la naturaleza…
 
Lo principal, tiene que meditar y confesar la verdad, que no puede ayudarse a sí mismo, ni salvarse; tampoco puede ayudar a sus propios hijos, ni a la gente de su pueblo, etc. Una persona que está algo enferma o le duele una parte de su cuerpo, y tanto más si tiene una grave enfermedad, inmediatamente pierde toda su arrogancia y el pensamiento que tiene completo control sobre su vida. Se siente desgraciado y desamparado y se llena de miedos y temores. Resumiendo – ¿qué es el hombre?, ¿de qué se enorgullecerá si cada día se acerca a su tumba?…
 
¡Entonces decides! O te quedarás con tu arrogancia, triunfarás, sintiendo que no hay otro como tú en el mundo, tú eres el exitoso, tú eres el correcto, el que desprecia a todos, y sabes la verdad en su totalidad – y entonces, ¿qué verdad conseguiste?, que sufres en este mundo. No tienes alegría de vivir y pierdes tu eterna finalidad.
 
O decides que tienes mucho que aprender y que de cada hombre puedes hacerlo, como han dicho los Sabios: “¿Quién es el verdadero inteligente? El que aprende de cada hombre”. Toma en cuenta, que por supuesto para lograr la verdad hay que pasar muchas etapas, y en cada una de ellas es probable que estés obligado a destruir lo que construiste hasta ahora. Deberás estar preparado a cambiar cada día, hasta que tu vida se colme de interés, contenido y movimiento, tendrás alegría de vivir y conseguirás la finalidad eterna para la que fuiste creado.

Continuará…
 

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1. Onorio

1/13/2018

Excelente la forma en que descifran uno de los misterios más grandes de la existencia y es el que consiste en definir a la verdadera fuerza que nos mantiene vivos y esa fuerza ustedes la nombran muy bien definiéndola como la gran divina supervisión

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