Vayera – Revelar Algo Nuevo Cada Día

Ese Jésed -bondad- espiritual de revelar algo nuevo cada día era algo que Abraham ya no podría cumplir con los invitados del día anterior…

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Rabino Israel Ciner

Posteado en 05.04.21

Ese Jésed -bondad- espiritual de revelar algo nuevo cada día era algo que Abraham ya no podría cumplir con los invitados del día anterior…

Revelar Algo Nuevo Cada Día

Esta semana leemos la Parasha Vayerá. "Vayerá elav HaShem ("y HaShem se apareció ante él [Abraham])" 18:1. El Talmud en el tratado de Sotá 14A enseña que HaShem había ido a visitar a Abraham, que en ese entonces estaba convaleciendo después de su circuncisión.

"Y el estaba sentado en la entrada de su tienda en medio del calor del día".

En su débil condición, Abraham estaba sentado para ver si alguna persona pasaba por delante de su tienda para poder cumplir con el Precepto de invitar huéspedes. HaShem había hecho que el día sea extraordinariamente caluroso para que Abraham no se molestara con traer invitados…. Pero cuando HaShem vio que Abraham sintió la falta de cumplir este Precepto, HaShem envío a tres ángeles en forma de hombres.

El Rab Shalom Shwadron zt"l señala que si Abraham estaba tan triste por la ausencia de invitados en veinticuatro horas, con toda seguridad podemos deducir que su casa estaba siempre llena de invitados. Y si tenemos en cuenta lo que nuestros Sabios nos dicen que Abraham tenía una posada donde se ofrecía comida, bebidas y hospedaje, otra vez con toda seguridad podemos suponer que todos los que habían pasado la noche allí no se aventuraron a salir en aquel día opresivamente caluroso. Por consiguiente, en ese mismo día, Abraham tenía ya algunos huéspedes.

Si es así, ¿por qué era crucial para Abraham tener nuevos invitados?

Rab Shalom explica que el elevado y ejemplar Jésed (actos de bondad) de Abraham no era solamente realizado en el plano físico. La comida que Abraham daba a sus invitados era también una manera de enseñarles como apreciar todas las bendiciones que HaShem otorga al mundo. Abraham no quiso simplemente darles de comer, sino mas bien mostrarles que y como comer.

Así como HaShem renueva Su Creación todos los días, Abraham tenía una sed diaria de crear nuevas almas, revelándoles a ellas la existencia de HaShem.

Ese Jésed espiritual de revelar algo nuevo cada día era algo que Abraham ya no podría cumplir con los invitados del día anterior. Por consiguiente, Abraham se sentó en la entrada de su tienda, esperando poder crear nuevas almas, ese día también.

Con esto podemos comprender de forma más profunda las palabras de nuestros Sabios que enseñan que por el merito de la comida que Abraham sirvió a sus invitados, sus descendientes serian alimentados con Mana durante la travesía de cuarenta años en el desierto. Abraham sirvió a las personas comida terrenal, enseñándoles a comer de la manera que HaShem pide. Del mismo modo, HaShem sirvió a sus descendientes comida Celestial.

Abraham se esforzaba por cumplir cabalmente el aspecto espiritual aun del Jésed que era "físico". Nosotros quizá también podemos aprender un importante mensaje a través del siguiente incidente que le ocurrió al Maguid de Jerusalén, el Rab Shalom Shwadron. Esta historia nos muestra como el más simple de los actos "físicos" tienen, de hecho, un increíble potencial de Jésed "espiritual".

Cuando uno de sus pequeños hijos se había enfermado, el Rab Shalom decidió llevar al resto de los niños a la casa de su suegra por algunos días para que los cuiden. En el camino, se encontró al Rab Isaac Sher que le pregunto hacia donde iba. Rab Shalom le explico que uno de sus hijos estaba enfermo y por lo tanto estaba llevando a los demás a lo de su suegra.

Después de un breve silencio, Rab Isaac le pregunto sorprendido, ¿"Pues bien, que haces entonces?".

Rab Shalom no entendió lo que el Rab Isaac quiso decir y no le respondió.

"¿Por qué y para qué?" Rab Isaac pregunto otra vez.

Rab Shalom, alzando la voz ligeramente, repitió su explicación.

El Rab Isaac lo miro fijo a los ojos y le hizo el siguiente comentario: "El animal grande cuida a los animales pequeños" (En el reino animal, los padres se preocupan por el bienestar de su progenie). El Rab Isaac continuo: "¿Cómo te diferencias de los animales? ¡Pues porque usted está en camino a hacer Jésed con niños judíos, que además coincide que son sus hijos!".

Rab Shalom relato que esa misma mañana, un rato más tarde vio a su esposa llevando dos baldes llenos de agua que había extraído del pozo. Murmurando a si mismo pensó: "estoy listo para hacer Jésed con una mujer judía, que también es mi esposa", y fue a ella para ayudarla con los baldes.

De allí en adelante, el Rab Shalom trabajo en transformar todas sus acciones de acuerdo a esta nueva actitud hacia el Jésed. Cada vez que ayudaba a su esposa o sus hijos, pensaba en el Jésed que también estaba haciendo. De esa manera, sintió como estaba cambiando polvo por diamantes.

Rab Shalom una vez estaba caminando junto a su Rebbe, el Rab Eliyahu Lopian zt"l, cuando vieron a un hombre reparando la calle. "Mira aquel hombre", el Rab Lopian le comentó: "¡esta tan compenetrado en cumplir con los Preceptos – ayudando a establecer la Tierra de Israel! Pero lástima que sin la intención de cumplir con un Precepto. Si solo lo hace para ganarse el sustento, está perdiendo el valor del Precepto…".

Cuenta la leyenda que en el pueblo de Radin, donde vivía el Jafetz Jaim, había un farmacéutico que había dejado por completo el Judaísmo. Un dia el Jafetz Jaim entro a su negocio, lo abrazo cálidamente y comenzó a alabarlo. "Estoy tan celoso de su porción en el mundo venidero", le dijo el Jafetz Jaim. "Tus meritos son increíbles pues has salvado tantas vidas. Salvar una vida es un Jésed increíble y si no fuera por usted y sus medicamentos, centenares habrían muerto".

El farmacéutico estaba muy emocionado por las palabras de Jafetz Jaim, pero le respondió que el simplemente estaba haciendo su trabajo y les estaban pagando generosamente por sus labores.

El Jafetz Jaim le aclaro que por supuesto, el tenia derecho a que le paguen por su trabajo para poder mantener a su familia, pero le dijo también que sería bueno que tenga la intención de ayudar a salvar vidas, para que de esa manera, su trabajo lo eleve y pueda obtener una mayor recompensa en el mundo venidero.

Este farmacéutico comenzó a incorporar esa "intención" cada vez que dispensaba medicamentos y pronto comenzó a experimentar una transformación. Comenzó a saludar a las personas de manera más cordial, se preocupaba mucho más con cada uno de los casos de sus clientes y tenía más paciencia cada vez que explicaba como tomar los medicamentos. Gradualmente comenzó a ser evidente para el que había muchas otros Preceptos además de esta y el eventualmente comenzó a observarlas con alegría.

Transformar polvo en diamantes…tenemos infinitas oportunidades hacerlo con las cosas que ya realizamos.

¡Shabat Shalom!

(Gentileza de www.Torá.org.ar)

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