La educación para el éxito

Afortunados son los niños que se crían con palabras de emuná. La emuná es la fuerza que hace crecer todo y especialmente, niños buenos y sanos,

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 13.11.23

Afortunados son los niños que se crían con palabras de emuná. La emuná es la fuerza que hace crecer todo y especialmente, niños buenos y sanos, tal como enseña Rabí Najman de Breslev en su obra magna, el Likutey Moharán:

“Cuando se siembra trigo en suelo fértil, el trigo crece fuerte y ningún rayo ni viento pueden hacerle daño. Esto se debe a que existe la fuerza de brotar y la fuerza de crecer y entonces no hay nada que pueda hacerle daño. Pero cuando se siembra trigo en una tierra que no es fértil, entonces el trigo se pudre, ya que no posee ni fuerza de brotar ni fuerza de crecer. Y la emuná comprende ambas fuerzas: de brotar y de crecer, tal como está escrito: “Y él adoptó a Hadasa (Ester)”, que se relaciona con la palabra “guidul” (crecimiento), y como enseñaron nuestros Sabios, la emuná corresponde a las semillas.

Afortunados son los niños que se crían con palabras de emuná. La emuná es la fuerza que hace crecer todo y especialmente, niños buenos y sanos, tal como enseña Rabí Najman de Breslev en su obra magna, el Likutey Moharán:

Por eso, la persona que tiene emuná, la cual contiene la fuerza de brotar y de crecer, no hay nada que pueda hacerle daño y no debe temer a ninguna persona ni ningún objeto y reza con vitalidad, como es debido, y viaja al Tzadik, porque no tiene miedo a nada en el mundo.

Pero cuando la persona carece de emuná, entonces no posee la fuerza de brotar y de crecer. Y entonces literalmente se pudre, igual que el trigo que hemos mencionado. Y entonces siente tristeza, pereza y pesadez y se pudre en todo el sentido de la palabra”.

Estas palabras de Rabí Najman tienen que ser la guía de todos los padres. Cuando le enseñas a tu hijo a dar las gracias, le estás enseñando emuná pura. La emuná es la fuerza que nos permite criar a nuestros hijos sin miedos y sin ansiedad, un niño lleno de alegría de vivir, que no se “pudre” en la tristeza, un niño que tiene ganas de rezar y le gusta rezar y le gusta hacer cosas buenas. Esta clase de niños, que se crían con emuná, serán los líderes de la próxima generación que les enseñarán a todos a creer en Hashem.

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