Lo que más nos falta en la vida

El hogar no es meramente un lugar donde se vive

Cuando decimos “hogar judío” ciertamente no nos referimos a las paredes y el tejado, las puertas y las ventanas, la cocina y el comedor. E incluso si hay una mezuzá a la entrada de la casa, y la cocina es kosher, y hay una gran biblioteca de la Torá en la sala de estar – todo esto es sin duda sólo la cubierta exterior. Esta no es la esencia del hogar judío.

Si buscamos una definición esencial, debemos “pelar” el exterior y buscar el interior. Y cuando se “bucea” en el interior, se descubre que el hogar judío es un lugar de entrega, de trabajo sobre uno mismo para mejorar sus rasgos de carácter, de devoción, de escucha, de amor y de Shejiná. Por lo tanto, vemos que, internamente, el hogar judío es un lugar donde marido y mujer no sólo se acercan el uno al otro, sino que se acercan juntos a Dios, y esto es lo que fortalece la unión y la conexión entre ambos.

La Torá habla mucho del Tabernáculo. ¿Cuántas plegarias rezamos por el edificio del Templo? ¿Acaso es esto realmente lo que nos falta en la vida?

De hecho, si el Templo es sólo un edificio maravilloso y glorioso, por muy sagrado que sea, eso no justifica las oraciones y los anhelos. Pero seguramente hay aquí oculta una esencia interior y más profunda, y la intención de los anhelos y las plegarias es conectarnos con esa esencia.

Debemos esforzarnos por comprender la esencia del Tabernáculo, ¡y entonces comprenderemos que es realmente lo más importante en la vida de todos y cada uno de nosotros cada día!

Pero, para entender este tema, tenemos que fijarnos en el momento en que Moisés ordenó la construcción del Tabernáculo. Después de la entrega de la Torá, el pueblo de Israel cometió uno de los pecados más graves, el pecado del becerro, y fue condenado a muerte. Moisés se levanta en plegaria y logra anular el decreto. E inmediatamente después de los días de plegaria que culminan en Yom Kipur, Dios ordena la construcción del Tabernáculo.

Se descubrió que la construcción del Tabernáculo está estrechamente relacionada con el perdón del pecado del becerro. El Tabernáculo es la corrección de la realidad del pecado. Y hay que entender: ¿cómo funciona la anulación de un decreto?

Pues bien – antes de que Moisés orara, la realidad era que Dios le había dado al pueblo de Israel mandamientos y leyes y ellos transgredieron las leyes. Y según la ley y la justicia, los pecadores deberian morir.

Pero Moisés logra obtener la misericordia de Dios, porque no es posible que Dios, bendito sea, le dé a la persona una tarea imposible, le dé leyes y castigos por un lado, y por otro lado le dé la Mala Inclinacion que facilmente lo vence, y por lo tanto casi no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y no peque, y por supuesto Dios quiere demostrar misericordia de los pecadores.

La revelación de la misericordia de Dios es esencialmente el perdón y la expiación de las transgresiones, y cuando Dios, bendito sea, perdona al pueblo de Israel, en realidad le está dando la razón a Moisés, diciendo: “En verdad has apuntado a Mi verdadera voluntad. Has logrado revelar la interioridad de la voluntad de Dios en la Creación. Por eso te doy el Tabernáculo, porque el Tabernáculo es el medio para perseverar en medio del ocultamiento y la deriva que alejan al hombre de la fe y la santidad”. Porque Dios, bendito sea, quiere que haya un camino de salvación en este mundo.

Y el Tabernáculo -y luego el Templo – ¡son el camino de la salvación! ¡El camino de la teshuvá! El camino para permanecer fiel a Dios incluso en medio de una realidad de gran aumento de la inclinación al mal es, de hecho, la gran revelación que Moisés le reveló al pueblo de Israel.

Por lo tanto, en el Templo los judíos traían sacrificios por los pecados, y el sacrificio principal era la confesión y el arrepentimiento. El Templo era literalmente una “fábrica” de arrepentimiento. Y no era sólo un lugar donde uno se arrepiente, sino un lugar que hace que uno se arrepienta porque un sentimiento muy fuerte de la presencia de Dios que de por sí mismo causaba que el pecador se despertara al arrepentimiento.

Y así, en la Hagadá de Pesaj, en la que enumeramos todas las cosas buenas que Dios hizo por nosotros desde el éxodo de Egipto, el bien más grande es “Y nos construyó una Casa de Elección para expiar todas nuestras iniquidades”. ¡Y por supuesto esto no significa que uno puede pecar –pero el Templo era el que ayudaba a los pecadores a arrepentirse, y ayudaba al judio a no volver a pecar!

Asimismo, la misma Shejiná que sirvió en el Mishkan hizo que aquellos que se olvidaron de Dios debido al desgaste de la rutina y la desaparición de este mundo – regresaran y se acercaran y recordaran la fe, y el deseo de su alma de conectarse con Hashem. Y este es en realidad el significado del resto de los sacrificios, desde el lenguaje del acercamiento a Dios, sacrificio de paz y sosiego y sacrificio de agradecimiento.

Todo judío que acudía al Templo despertaba completamente de su sueño espiritual. Si pecaba, se arrepentía; Y si se sentía atraído por la lujuria material, recibía una “sacudida”, y comenzaba a sentir la nada de este mundo en comparación con el mundo espiritual; y si estaba en un sueño espiritual y desconectado de la fe, era capaz de despertar del sueño y renovarse en la fe y en la conexión con Dios, con la Torá y los mandamientos.

Esta es la esencia de la plegaria- porque la plegaria es conexión con Dios. En la plegaria hay gratitud y hay fe y hay arrepentimiento y confesiones. Por eso el templo se llama “porque Mi casa se llamará Casa de plegaria”.

Y eso es exactamente lo que hacemos en la sesión de hitbodedut. Debido a las iniquidades de muchos, hoy no tenemos el Templo. Pero quien tiene una conciencia espiritual, es como si el Templo hubiese sido construido en sus días. Y los verdaderos justos, los discípulos de Moisés, siguen pidiendo a Dios misericordia para el pueblo de Israel, y siguen argumentando a Dios que los hijos de Israel necesitan una herramienta espiritual que los ayude a sobrevivir en un mundo material tan engañoso y abrumador. Y nos dan consejos con respecto al Templo, que incluso ahora que no tenemos un Templo real, todavía existe la sabiduría y el camino y el consejo para perseverar en medio de todas las desapariciones y acercarnos a Dios a pesar de la gran Mala Inclinación.

Es por eso que necesitamos el Templo – y especialmente ahora, en nuestros días, cuando el ocultamiento es tan grande y la mentira es tan fuerte – nosotros somos los que más necesitamos el Templo. Y si debido a nuestras muchas iniquidades, el Templo fue destruido, no obstante, su esencia y su santidad y su proposito principal siguen vivos y cada uno puede continuar en sí mismo todas las reparaciones que fueron hechas cuando el Templo aún estaba en pie, siguiendo el consejo de hitbodedut a diario y arrepintiendose cada dia y haciendo introspección y rezando mucho a Dios para que lo cuide en el futuro y lo ayude a vencer a sus pasiones e impulsos.

Esto explica por qué Rabí Najman de Breslev dice que el principal trabajo del hombre judío es levantarse a medianoche y llorar la destrucción del Templo. Pero esto no se entiende. Aparentemente, el trabajo principal del hombre israelí es aprender las leyes, el Shulján Aruj, y observar todo, sea ligero o pesado.

Pero para captar la Torá de la manera correcta, necesitamos el Templo, porque la Mala Inclinación aumenta cada vez másy derriba a la persona de todos los puntos principales del judaísmo, ya sea de la fe, ya sea en la santidad personal y especialmente con los ojos, y ya sea en las difamaciones – lashón hará- y el odio gratuito. Y la manera principal de observar verdaderamente la Torá es estar conectado con la esencia interna del templo que es la respuesta y la plegaria y la gratitud.

Y cuando la persona judía añora el Templo, está atrayendo la santidad del Templo mismo, tal como dicen los Sabios: Todo el que llora por Jerusalén merece ver su regocijo.

Que Dios acerque a toda la nación de Israel a la plegaria, y gracias a ello podamos ver la construcción del Templo y la luz de la Shejiná en nuestro medio muy pronto en nuestros días. Amén.