No hay paz en la guerra

¿Cómo podemos bailar cuando Jerusalén está en ruinas? ¿Acaso podemos disfrutar de un momento de solaz sabiendo que estamos en guerra?

3 Tiempo de lectura

David Ben Horin

Posteado en 20.02.24

c

Fue un gran comienzo para un día clásico. Rosh Chodesh Adar. Erev Shabat. Mi esposa y mi hijo más chico decidieron que nos vamos de excursión al bosque Kalanit, que es un lugar muy especial en el norte de Israel, un lugar que desborda belleza.

Las “kalanit” son flores de color rojo fuerte que florecen en todo Israel durante el invierno.

En este bosque tan especial, no son sólo rojas. Son azules. Son blancas. Son amarillas. Tienen todos los tonos de violeta. Son tan numerosas que te sientes como en Candyland. Es como vivir una fantasía.

Este año fue increíble. Justo después de las fuertes lluvias que hubo, el charco en medio del bosque era tan ancho, tan profundo y tan vasto que parecía un lago. En Israel, el agua es oro. Estábamos entre miles de flores junto a un enorme cofre lleno de tesoros.

Sin embargo, al cabo de una hora, la dura realidad nos golpeó.

Oímos pasar una ambulancia por la ruta principal. En este parque hy seguramente otros habría muchas personas mayores disfrutando del día tan lindo, así que pensamos que alguien necesitaba atención médica.

Cuando llegó la segunda ambulancia, todos contuvimos la respiración. Cuando llegó la tercera, todos nos detuvimos e hicimos algo impensable en una reserva natural.

Sacamos nuestros smartphones y consultamos las noticias.

Hay un pequeño aeropuerto cerca que lo utilizan los aviones fumigadores.

El convoy de ambulancias significaba que venían a recibir a los helicópteros que evacuaban a los soldados heridos del frente a un hospital situado a unos kilómetros de distancia.

Montones y montones de fotos de soldados llenan nuestras redes sociales. Todos son jóvenes. Todos están llenos de vida. Todos sonríen. Todos tienen nombres hebreos.

Son nuestros hermanos. Son nuestros hijos. Sus rostros están llenos de vida.

Ver pasar estas ambulancias a toda velocidad con las luces encendidas y las sirenas a todo volumen significaba que nuestros ángeles estaban pasando por un infierno.

Cuando todas las ambulancias llegaron a las pistas, las sirenas se detuvieron. Inmediatamente, todas volvieron por donde habían venido.

¡Baruj Hashem! Esta vez, era solamente un ejercicio.

Estamos en guerra

¿Por qué tuvo que ocurrir algo así en Rosh Jodesh Adar?

¿Por qué el 7 de octubre tuvo que suceder en Simjat Torá y Shabat?

El 7 de octubre fue uno de los dos días más trágicos de toda la historia de Israel. El otro día, el 6 de octubre de 1973, fue también un día de doble alegría: Era Yom Kipur y Shabat.

¿Por qué?

En la guerra, hay un arma apuntando a nuestras cabezas en todo momento.

Imagina a dos sicarios con rifles automáticos apuntándote a la cabeza. El seguro está liberado y sus dedos están en el gatillo.

El tercer sicario abre una botella del mejor vino, te sirve una copa y empieza a contar chistes.

¿Podrías disfrutar?

Los cohetes de Hezbolá pueden alcanzar cualquier punto del país. Los cohetes iraníes apuntan a nuestras cabezas. Muy pronto, habrá armas nucleares apuntando a todo el mundo.

Dos millones de palestinos viven en Judea y Samaria, todos a menos de 30 kilómetros de cada ciudad importante de Israel.

Es sólo cuestión de tiempo antes de que los extremistas radicales en América comiencen a intentar su propia versión del 7 de octubre en nuestros hermanos y hermanas en Europa y América – ¡¡¡Que Dios no lo permita!!!

No hay paz

Es por eso que nuestras mayores tragedias tienen lugar en nuestros días más alegres.

Es por eso ques rompemos un vaso en una boda. Hoy, cuando se rompe el vaso, significa que “es oficial”. Son marido y mujer. El crujido va acompañado de vítores y canciones.

Pero esta tradición no empezó por eso. Se inició para recordarnos que no podemos ser felices mientras estemos gravemente enfermos.

¿Cómo podemos bailar cuando Jerusalén está en ruinas? ¿Cómo podemos celebrar cuando no hay profetas, ni Sumo Sacerdote, y seguimos esparcidos como cenizas por los confines de la tierra?

¿Cómo podemos celebrar mientras sicarios de Hamás, Hezbolá, Irán e incluso Europa y Estados Unidos tienen 10 millones de rifles apuntando a nuestras cabezas?

Debemos arrepentirnos. No podemos comportarnos como si no nos importara nada de lo que está pasando.

Incluso cuando los cohetes no caen en nuestro barrio. Incluso en esas pausas temporales en las que parece que las cosas han vuelto a la normalidad. Incluso cuando lo primero en la agenda de hoy es el cumpleaños de nuestro mejor amigo, debemos comportarnos como el hombre que tiene apuntada una pistola a la cabeza.

Debemos arrepentirnos ante nuestro Rey. Debemos volver a nuestro Amo de Legiones, que lucha por nosotros en nuestras guerras.

La espada pende sobre todas nuestras cabezas. Incluso en los momentos de mayor alegría, todo enmudece. Los juicios estrictos están tan cerca como siempre.

Debemos ser más vigilantes en cuidar nuestras palabras, cuidar nuestros cuerpos, rezar a Hashem y estudiar Torá.

Esa es la única manera de que nunca seamos como esas ambulancias que perturbaron un brillante día soleado el 1 de Adar viajando hacia la calamidad y luego regresando del frente.

Si Dios quiere, y en mérito a nuestros esfuerzos, Hashem nos enviará a Mashíaj muy pronto y nos recordará que todo fue solamente un ejercicio.

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario