Mirando al Cielo

Aquí estoy, bebiendo un vaso de leche, cuando de repente Dios me trae un pensamiento a la cabeza, y empiezo a pensar si al final pagué o no pagué la cuenta del almacén este mes.

3 Tiempo de lectura

Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

Aquí estoy, bebiendo un vaso de leche, cuando de repente Dios me trae un pensamiento a la cabeza, y empiezo a pensar si al final pagué o no pagué la cuenta del almacén este mes. 

Uno siempre tiene que estar consciente de que la vida tiene un propósito y un objetivo. Tenemos que hacer todo lo posible por mantenernos fiel a nuestro objetivo y alejarnos de todas las distracciones de que está lleno hasta el tope este mundo material. La Torá llama a este mundo un “pasillo”. Por lo general, la gente no se pasa horas decorando el pasillo, o llenándolo con objetos de lujo, porque sabe que el pasillo solamente conduce al punto final, que es donde deberíamos concentrarnos en realidad.

Todos sabemos que la vida es temporaria, ¿no? Todos sabemos que, tal como afirmó el Baal Shem Tov, no hay nada más definitivo que la muerte. Y aun así la Mala Inclinación es tan potente que nos hace olvidar de que estamos solamente de paso por este mundo. Tenemos cementerios por todas partes pero aun así todos pensamos que la muerte no es algo que tenga que ver con nosotros.

Esa es la mentira con que trata de engañarnos la Mala Inclinación todo el tiempo, para que nos olvidemos de nuestro objetivo eterno y de la única razón por la que vinimos a este mundo en primera instancia. Es por eso que lo primero que debe recordar la persona cuando se levanta a la mañana es el Mundo Venidero.

Cuando la persona se acuerda de todos los compromisos y de todas las cosas que tiene que hacer ese día, se levanta volando de la cama. Pero cuando la persona se dice a sí misma que no tiene ninguna obligación que cumplir ni ningún lugar adonde ir con urgencia, ni nada importante que hacer, entonces simplemente se da vuelta y sigue durmiendo.

Una de las razones por las que la Torá comienza con la letra hebrea bet, que es la primera letra de la palabra Bereshit (Génesis), es porque la bet tiene valor numérico dos. Esto alude a que hay dos mundos que están funcionando a diferentes planos pero en forma conectada, y en forma simultánea. La mayoría de las cosas que vemos en torno a nosotros y la mayoría de las interacciones que experimentamos en este mundo bajo y físico, provienen directamente de la Mala Inclinación con el propósito explícito de distraernos de nuestro verdadero objetivo.

Si realmente queremos saber lo que está ocurriendo en nuestra vida, en este mundo, tenemos que tomarnos el tiempo de mirar al Cielo, que es el mundo de Verdad. Únicamente allí podremos vernos a nosotros mismos, y a Dios, de la manera debida.

Una forma muy eficaz de hacer esto es llevando a cabo un recuento espiritual, o una auto-evaluación, cada día, en el que analizamos cada aspecto de nuestro pensamiento, de nuestra habla y de nuestro accionar con un peine fino. Estas son las tres áreas en las que Dios se “contrae”, por así decirlo, para poder interactuar con nosotros, estar con nosotros y acercarnos a Él.

Aquí estoy, bebiendo un vaso de leche, cuando de repente Dios me trae un pensamiento a la cabeza, y empiezo a pensar si al final pagué o no pagué la cuenta del almacén este mes. Yo puedo o bien hacer caso omiso de ese pensamiento, calificándolo como algo que sucedió “al azar”, o bien puedo tomarlo en serio y ponerme a investigar si Dios me está recordando que me olvidé de pagar una deuda que tengo y que ya tendría que haber saldado hace rato…

Otro ejemplo más: un colega me cuenta una historia, una historia terrible acerca de un judío que está profanando el Shabat. Mientras lo escucho, Dios me está invitando a que elija: puedo optar por mirar con desprecio a ese judío que profana el Shabat, mientras me doy una palmadita en la espalda por el hecho de que yo mismo no conduzco en Shabat  (ni prendo la luz, ni cocino), o bien puedo optar por preguntarme a mí mismo: ¿Por qué Dios dispuso que yo oyera esta historia en forma específica? ¿Acaso algo de lo que yo hago, o no hago, está mal y Él quiere que lo mejore?

El Baal Shem Tov explicó que cada cosa pequeña que nos sucede es un mensaje del Todopoderoso, para que nos mantengamos enfocados en nuestra misión eterna en la vida. Cada pensamiento, cada palabra y cada suceso de mi vida son una carta que me envía Dios en la que me cuenta que debo encargarme de algo, o pensar en algo, o corregir algo, para poder tener éxito en mi misión.

Al igual que en todo lo que sucede en la vida, cuanto más nos entrenamos para ver las cosas desde la perspectiva Divina, más conscientes seremos de eso. Y cuanto más nos acostumbremos a afinar nuestros instintos espirituales cumpliendo los preceptos, y desarrollando nuestro aspecto espiritual, mejor será la visión espiritual que obtengamos. En vez de esforzar la vista para tratar de encontrar a Dios a lo lejos, Lo veremos en todo. Él estará ahí mismo, enfrente de nosotros, insoslayable, ineludible. Sus huellas estarán impresas en absolutamente todo.
 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario