El síndrome de la ostra

Querida Rajeli:

Acabo de terminar de leer En el Jardín de la Fe y por primera vez empiezo a entender que Hashem participa en mi vida en forma muy personal. Sin embargo, ahora que veo que viví toda la vida sin un sentido espiritual, me doy cuenta de que estoy lleno de transgresiones que tengo que corregir y siento que es demasiado y no creo que pueda corregirlo todo. Me siento abrumado y no sé qué hacer…

Gracias por tu tiempo,

Martín

Querido Martín:

¡Bienvenido al club! ¿Y tú pensabas que eras el único en esta Tierra que había acumulado una deuda espiritual equivalente a la deuda externa de medio Latinoamérica? No te preocupes: estás en buena compañía… Incluso tu “segura servidora” vivió la vida de una zombie espiritual e hizo un montónnn de cosas de las que se avergüenza. (Solamente te pido por favor que no se lo digas a mi mamá – ella todavía se piensa que soy perfecta).

Está bien- así que tomaste un montón de malas decisiones. Es posbile que pienses que algunas son irreparables, pero tienes que darte cuenta de algo: si Hashem esperase que fuéramos perfectos, jamás nos habría dado libre albedrío. ¿Sabías que los ángeles no tienen libre albedrío? Tampoco las criaturas más inferiores. Cada cosa que fue creada, a excepción de los seres humanos, hace exactamente aquello para lo cual fue creada, y jamás se equivoca. Al darnos la capacidad de hacer elecciones, Hashem ya sabe de antemano que muchas, si no la mayoría, de nuestras decisiones van a ser erróneas.

Pero eso está bien! Hay un refrán judío que dice que la cura fue creada antes que la enfermedad; en este caso, la cura es la Torá, que la guía Divina para la vida. ¿Y cuál es la enfermedad? Es lo que yo llamo “el ostracismo”, cuyos síntomas se caracterizan por pereza espiritual, mucha acumulación de basura y fusionarse con el entorno hasta el punto de perder las facultades mentales propias.

La ostra es una criatura sorprendente que nos puede enseñar muchísimo acerca de la vida en general y del arrepentimiento en particular. Sabemos que la ostra es una criatura que se mueve lentamente y que pasa gran parte de su vida prácticamente inmóvil con la boca levemente abierta, absorbiendo toda la basura y el sedimento que anda flotando. No sabe filtrar lo bueno de lo malo sino que acepta todo lo que le pasa por al lado de igual manera. Para la ostra, todo lo que recibe es bueno.

La mayoría de nosotros, los baalei teshuva (judíos que hemos vuelto a nuestras raíces) nos sentimos identificados con la ostra, porque vivimos en forma muy parecida. Nosotros también hemos sufrido de una falta de conciencia superior, de no haber explotado nuestro cerebro infinitamente capaz excepto a un nivel muy bajo. Y al igual que la ostra, muchos de nosotros nos hemos pasado la vida flotando sin un objetivo concreto y sin un camino definido a través del cual alcanzar dicho objetivo. Y cuando no estábamos flotando, estábamos decididamente inmóviles, sentados en el sofá con el cerebro absorbiendo como una esponja toda la basura de la televisión y del cine. Por desgracia, nuestro estilo de vida espiritualmente inmotivado y generalmente perezoso nos posibilitó acumular cantidades monumentales de basura…

Pero he aquí la parte más sorprendente: Hashem, en Su infinita bondad, nos ha permitido transformar nuestras transgresiones en méritos! Sí, es verdad! En la Guemará, en el Tratado Ioma, Resh Lakish, él mismo un baal teshuvá, nos explica que cuando uno hace teshuvá porque tiene miedo del castigo, eso se considera una teshuvá de bajo nivel. Es un buen punto de comienzo para cualquiera, porque demuestra que estamos empezando a internalizar que nuestro comportamiento tiene consecuencias y además nos damos cuenta de que hay un Dios que participa activamente en los acontecimientos del mundo.

La teshuvá por temor transforma las transgresiones voluntarias en accidentales y por lo tanto la penalidad que uno tiene que pagar es menor. Eso ya es una enorme bondad de parte de Hashem.

El nivel siguiente es la teshuvá por amor. Resh Lakish explica que la teshuvá por amor transforma las transgresiones voluntarias en méritos!!! Pshhhhh…….

Pero ¿cómo es posible? Volvamos a nuestra inútil ostra que se pasa la vida juntando basura. El hecho de que después de tantos años juntando basura, ¿qué tiene para mostrar? ¡Una preciosa perla brillante!

Martín, ¿acaso esto tiene sentido? ¿Cómo es posible que una perla tan preciosa, tan especial, salga de tanta suciedad? Desde lo más profundo del barro y el lodo surge el símbolo de la belleza y la riqueza que las mujeres han usado como adorno desde tiempos inmemoriales! Ese es el poder de la teshuvá!

Con teshuvá por amor, podemos, sin lugar a dudas, transformar hasta las peores transgresiones en los más grandes méritos!

Explica el Rav Arush que  la vida es una larga batalla. Tenemos todo el tiempo un enemigo que se nos enfrenta, tanto si somos conscientes como si no. Ese enemigo es nuestra mala inclinación. Durante la mayor parte de la vida ese enemigo tiene un total dominio sobre nosotros y vivimos una especie de vida a “piloto automático”. Este enemigo es mucho más astuto y mucho más fuerte que nosotros y sin la ayuda de Hashem, jamás podríamos vencerlo.

Entonces ¿qué tenemos que hacer para que Hashem nos ayude a ganar la batalla? Tenemos que tener emuná y gratitud por absolutamente todo!! Darle las gracias por todo en la vida no sólo nos hace entender realmente que todo es para nuestro propio bien sino que nos ayuda a arreglar lo que hemos desarreglado!

Una de las más famosas citas de Rabi Najman es: “Si crees que puedes destruir, entonces cree también que puedes reparar!”. La forma de repararlo todo es haciendo teshuvá con amor!

Martín: te recomiendo que leas Las Puertas de la Gratitud y escuches el CD “Solamente gracias”. Deseándote un camino de alegría cada vez más grande, de conciencia espiritual, de conexión con Hashem,

Rajeli

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el noviazgo, el matrimonio, la educación de los hijos y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il