El santo excavador – Toldot

Una joven con cuatro hijos pequeños luchaba por mantenerse a flote. Su marido, un erudito de Torá, había fallecido de una enfermedad terminal...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 08.11.21

“E Isaac excavó nuevamente los pozos de agua que habían excavado en los días de Abraham…” (Génesis 26:18)

 

¿Acaso alguien de ustedes puede imaginarse a alguno de los Rebes o Rosh Yeshivas de hoy en día realizando labores manuales? Sin embargo, aquí la Torá nos dice que nuestro antepasado, Itzjak Avinu, el santo Akeidá, llevó a cabo la extenuante labor de excavación de pozos de agua! ¿Acaso se trata de una alabanza? ¿Dónde estaban todos sus sirvientes? ¿Por qué él mismo tenía que excavar?

 

Para responder a estos interrogantes, he aquí una historia muy conmovedora que tuvo lugar hace algunos años en el sur de Israel:

 

Una joven con cuatro hijos pequeños luchaba por mantenerse a flote. Su marido, un erudito de Torá, había fallecido de una enfermedad terminal y había dejado a la familia sin un soporte financiero en el que apoyarse. Apenas pudiendo poner en la mesa unas cuantas rebanadas de pan con dos huevos duros para toda la cena de la familia, ahora tenía que enfrentarse al nuevo desafío que amenazaba con acabar con su bolsillo y su espíritu completamente: había explotado el caño principal del agua de su pequeño departamento. De inmediato su vecina la ayudó a cerrar la llave de agua que conducía a su departamento, así que ahora no tenía ni dinero ni agua.

 

Con lágrimas en los ojos, ella miró en dirección al Cielo y dijo: “Hashem, por favor ayúdame, no sé cuánto más puedo aguantar así”. Entonces tomó la guía telefónica en las páginas amarillas y buscó la sección de “plomeros”. Cerró los ojos y movió el dedo por la página. “¡Hashem, envíame a Tu mensajero! Tú eres el Padre compasivo de las viudas y los huérfanos!”.

 

Entonces llamó. El plomero resultó ser un estudioso de Torá que estudiaba todo el día en el kolel y se ganaba la vida trabajando de noche algunas horas de plomero. Eran las 8 pm: “Enseguida vengo”, le dijo. “Vivo a cinco minutos de su casa”.

 

El plomero tuvo que excavar tanto en el suelo como en la pared para reemplazar el caño corroído de cincuenta años de antigüedad. Durante casi tres horas trabajó con tremendo esfuerzo pero al final logró terminar el trabajo con éxito.

 

Con lágrimas de gratitud en los ojos, la viuda preguntó: “¿Cuánto le debo?”.

 

El plomero contempló el humilde departamento y a los niños, vestidos con ropa de tercera mano y enseguida comprendió que el marido de esa mujer se había ido de este mundo y que ella estaba completamente sola. “No me debe nada”, le dijo. “La municipalidad me paga para cambiar los caños viejos del barrio. Y me pagan muy bien. Usted no necesita pagarme nada”. Entonces le dijo “buenas noches” y se fue.

 

Diecisiete años más tarde. La mujer del plomero dio a luz a su décimo hijo. Ya no podían seguir más viviendo en su departamento de tres ambientes. Pero el plomero tenía un problema. Con el paso de los años, había ahorrado suficiente dinero para comprar un lote en un barrio nuevo en las afueras de la ciudad. Quería construir una casa grande para toda su familia y aunque él se encargara de toda la plomería, solamente le alcanzaba para el resto del trabajo y no para los materiales de construcción. Pero quería saber por cuánto tenía que rezar. Entonces llevó los planes de su nueva casa y la lista de materiales necesarios a varios mayoristas de material de construcción, una de las cuales era AAA Material de Construcción, que era una empresa nueva y muy recomendada.

 

Apenas entró al negocio, el joven propietario de AAA se dirigió al plomero y con una gran sonrisa le dijo: “¿En qué puedo ayudarlo, señor?”.

 

De acuerdo con la ley judía, el plomero le respondió: “En realidad no tengo dinero para comprar ahora mismo toda esta lista de materiales, pero con la ayuda de Hashem, espero poder hacerlo en un futuro. ¿Es posible que me haga un presupuesto aproximado? Tengo un lote en el nuevo barrio que están construyendo en el norte y en el que tengo pensado construir”.

 

“¿Dónde?”, preguntó el propietario.

 

“Kiriat Ganim”, dijo el plomero.

 

“Déjeme mirar la lista. Venga por favor a mi oficina. Con mucho gusto le voy a preparar el presupuesto. Me va a llevar un par de días. Llámeme por favor pasado mañana o dese una vuelta”.

 

Al día siguiente, el plomero fue al terreno a hacer algunos trabajos. Había pedido prestado un tractor a uno de sus vecinos y alisó el terreno para prepararlo para poner los cimientos de la nueva casa. Mientras estaba trabajando, llegó una enorme grúa. El conductor empezó a descargar palés de cemento, bloques, barras de metal y demás materiales de construcción.

 

“Me parece que se equivocaron de dirección”, les dijo el plomero.

 

El conductor se fijó en la factura y le preguntó: “¿Este es el terreno de Abramson?”.

 

“Yo soy Abramson y este es mi terreno, pero no ordené materiales de construcción”.

 

“Mire, yo no estoy loco, acá dice que usted compró todo esto”.

 

El plomero miró la factura. Era de AAA Material de Construcción. Entonces sacó el móvil y los llamó y pidió hablar con el propietario: “¿Qué clase de burla es esta? Yo pedí un presupuesto y usted me trae todo esto?”

 

“No, no es ninguna burla. Toda la mercadería ya fue pagada”.

 

“¿Quééé? ¿Quién la pagó?”.

 

“La misma municipalidad que pagó la explosión del caño de agua de nuestro departamento hace diecisiete años. Yo era el huérfano de doce años con tres hermanos hambrientos y la mamá viuda que casi se colapsa bajo la tremenda carga. Enseguida lo reconocí cuando entró al negocio. Siempre oré para que alguna vez pudiera devolverle la enorme bondad que tuvo con nosotros. Y ahora póngase a trabajar – Hashem quiere que construya ya su casa…”.

 

–-

 

Nuestro patriarca Isaac no les delegó la sagrada tarea de establecerse en la Tierra de Israel a sus sirvientes. Él mismo excavó los pozos con sus propias manos. Y como todo lo que hizo, esto también lo hizo por amor a Hashem y por el beneficio de las futuras generaciones, para que la Tierra de Israel fuera habitada por la simiente de Abraham y no de los salvajes idólatras locales…

 

Cuando vengan de visita a Israel, van a ver nuevos túneles que van ampliando la ruta entre Tel Aviv y Jerusalén. Van a ver nuevos túneles en todo el país para trenes expresos y túneles metropolitanos como el de Ashdod que los lleva directamente a la playa. Y mientras Hashem está construyendo túneles en Israel, los túneles que construyen los terroristas desde Gaza para infiltrarse en Israel van cayendo uno por uno…

 

Hashem dirige el mundo medida por medida. Una mitzvá de compasión hecha hoy invoca compasión Divina para las futuras generaciones. No se pierdan la oportunidad de hacer una mitzvá con sus propias manos. Y mientras tanto pónganse a trabajar, porque Hashem quiere que construyamos nuestro país.

 

 

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1. GONZALO ACOSTA

12/03/2016

HERMOSO RELATO DEL PLOMERO

CONMOVIDO POR EL MENSAJE DE LA PARASHA Y LA HISTORIA DEL PLOMERO SE QUE COSAS ASÍ PASAN MÁS FRECUENTEMENTE DE LO QUE UNO SE IMAGINA, Y AUNQUE NO SEA LA MISMA PERSONA LA QUE DEVUELVA A ALGUIEN UN FAVOR RECIBIDO SE QUE HASHEM DISPONE LAS COSAS PARA QUE EN ALGÚN OTRO LUGAR O PERSONA SE COSECHE LAS BUENAS ACCIONES SEMBRADAS. SHALOM.

2. GONZALO ACOSTA

12/03/2016

CONMOVIDO POR EL MENSAJE DE LA PARASHA Y LA HISTORIA DEL PLOMERO SE QUE COSAS ASÍ PASAN MÁS FRECUENTEMENTE DE LO QUE UNO SE IMAGINA, Y AUNQUE NO SEA LA MISMA PERSONA LA QUE DEVUELVA A ALGUIEN UN FAVOR RECIBIDO SE QUE HASHEM DISPONE LAS COSAS PARA QUE EN ALGÚN OTRO LUGAR O PERSONA SE COSECHE LAS BUENAS ACCIONES SEMBRADAS. SHALOM.

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