¿Adónde se fue la luz?

Zot Januca es un día bastante raro. Fuera de las pocas horas en que la Janukiá ilumina con las ocho velas encendidas, el resto del día, que es el día más poderoso de Januca, es bastante tranquilo y sin mayores eventos. Sigue siendo Jánuca, pero ¿dónde está toda la luz? A mí incluso me cuesta acordarme de que es Jánuca. Hoy a la noche ya se no encienden las velas; se acabaron las sufganiot. Basta de jugar al trompo…..

Hoy estaba hablando de esto con Hashem y de pronto se me ocurrió – la luz que brilla en las velas de Januca es la or ein sof, la luz infinita de la Creación. Con ella uno puede ver desde un extremo del mundo hasta el otro. En realidad, este día llamado Zot Januca la luz brilla con más fuerza porque es la conexión entre los primeros siete días, en que brilla en forma física, y el resto del año, en que brilla únicamente en forma espiritual. ¿Y de qué modo podemos acceder a esa luz el resto del año?

Con la Torá. La Torá también es la ore in sof, la luz infinita. A través de la Torá podemos ver toda la Creación, saberlo todo. El sabio Jazon Ish desarrolló un nuevo método de operar el cerebro a fin de ayudar a alguien que había ido a consultarlo y a quien los doctores le habían dicho que no sabían cómo operar su tumor cerebral. Y el Jazon Ish, basándose en la Torá, le dio al cirujano las instrucciones completas para poder realizar la operación en forma más segura. Hay muchas historias parecidas a esa. Es sabido que uno puede estudiar todas las leyes de geometría a través de las leyes de Suca en la Guemará. Es posible saberlo todo a través de la Torá.

Cada año, Januca viene a recordarnos que si bien la sabiduría de los no judíos, la filosofía griega y todo lo demás, luce espléndido, como diamantes, en realidad es pura oscuridad. Comparado con la luz de la Torá, que es la Verdad del Mismísimo Hashem y que contiene la ore in sof que brilla en las velas de Januca, la sabiduría de los no judíos es pura confusión. es por eso que cada nación se negó a aceptar la Torá, porque no querían abandonar sus pasiones. No querían una Torá que les dijera que tenían que cambiar. Y ese es el principal motivo por el cual es tan difícil aceptar la Torá, tal como explica Rabí Najman en Likutey Moharán. Por eso muchas veces negamos la Torá o la cambiamos a fin de adaptarla a nuestros deseos y pasiones.

Jánuca también trata de la creencia en los tzadikim. Celebramos a Matitiayahu Kohen Gadol y sus hijos, el tzadik de la generación, que reconocieron que para que el judaísmo pudiera sobrevivir tenía que enfrentarse a la cultura griega. Y Hashem lo ayudó.

No se preocupen de que afuera ya esté a oscuras y ya haya terminado Januca. Todavía tenemos la luz de la Torá, y la luz de los verdaderos tzadikim, que nos ilumina el camino, si tan sólo nos conectamos a ellos, creemos en ellos y los seguimos a pesar de todo,