Setenta – El secreto de la Redención

¿Qué significado tienen estos setenta años? ¿Por qué Hashem dejó a Joni Ha-maaguel durmiendo setenta años precisamente?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.03.21

La Guemará en el Tratado Taanit cuenta la historia de uno de los más piadosos sabios tanaítas, Joni Ha-Maaguel. Joni fue un prodigioso erudito de Torá pero él cuestionó el primer pasaje del Salmo 126: “Canción de las Ascensiones, cuando retorne la cautividad de Sión, seremos todos como soñadores”. De acuerdo con Rashi, el Salmo se refiere a que después del prolongado exilio babilónico que duró setenta años, cuando el pueblo judío retorne a Sión, el exilio parecerá como un largo sueño. El sentido interno, que Joni interpretó en forma literal, era que el ser humano es capaz de dormir durante setenta años. Él no podía reconciliarse con este concepto, que le resultaba exagerado.

 

Joni conocía la Torá perfectamente. Él sabía que el texto del Salmo era alegórico, pues decía “como soñadores”, no “soñadores”. No obstante, él también sabía que siempre que la Torá habla en términos alegóricos, el significado simple de la alegoría también tiene relevancia. Por lo tanto, si el hombre no pudiera realmente dormir setenta años, entonces el pasaje no estaría comparando los setenta años del exilio a un largo sueño. Y dado que no cabe la más mínima duda con respecto a la veracidad de la Torá, Hashem decidió demostrarle que tal fenómeno ciertamente es posible.

 

La Guemará continúa contando la historia: un día, Joni iba cabalgando por el campo con su burro. De pronto sintió una tremenda fatiga así que se bajó del burró y se recostó a descansar. En un campo cercano, vio a un anciano plantando un algarrobo Joni le preguntó al anciano cuándo iba a dar frutos aquel algarrobo. El anciano le respondió que esa clase de algarrobo da frutos recién setenta años después de ser plantado. Joni preguntó: “¿Acaso usted espera comer de este árbol?”.

 

“Así como mis ancestros se aseguraron de que cuando yo viniera a este mundo, encontrara árboles frutales de los cuales pudiera comer, yo también me aseguro de que mis descendientes tengan árboles frutales a su disposición cuando lleguen al mundo”, respondió el anciano. La generación que es responsable debería anticiparse a las necesidades de las generaciones subsiguientes.

 

Con los párpados casi cerrándose, Joni se recostó junto al algarrobo recién plantado y se sumió en un sueño muy profundo. Hashem se aseguró de que nadie lo viera ni lo molestara. Setenta años más tarde, Joni se despertó. Él supo que habían pasado setenta años cuando vio que el árbol ahora estaba dando frutos. Entonces reconoció la absoluta verdad de la Torá: que realmente es posible dormir durante setenta años.

 

¿Qué significado tienen estos setenta años? ¿Por qué Hashem dejó a Joni Ha-maaguel durmiendo setenta años precisamente y no sesenta y nueve o setenta y uno o cualquier otra cifra? Sabemos que setenta años fue el lapso del exilio entre el Primer y el Segundo Templo. “Setenta” es el profundo secreto de la Redención, tal como pronto veremos, con la ayuda de Hashem.

 

Con respecto a este tema, Rabí Natan de Breslev explica que si la persona se encuentra en un letargo espiritual durante hasta setenta años, entonces tiene posibilidades de despertarse. Pero una vez transcurridos setenta años, ya no tiene más posibilidades. Este es un secreto que no sólo Rabí Najman y Rabí Natan conocían sino también el Faraón, Belshatzar, y Hamán.

 

Belshatzar fue el tercer Rey de Babilonia. Su abuelo, Nebujadnetzar (Nabucodonosor) quien destruyó el Primer Templo, había reinado durante cuarenta y cinco años. Su padre, Avil Merodaj, reinó durante veinte y tres años y él reinó poco menos de dos años. Belshatzar hizo un fatídico error de cálculo: él pensó que los setenta años del exilio de Israel en Babilonia ya habían terminado. Y como la Redención todavía no había llegado, él pensó que Hashem jamás dejaría que los judíos retornaran a Sión y reconstruyeran el Templo Sagrado. Por lo tanto, organizó un banquete con sus prostitutas y bebió de las vasijas sagradas que su abuelo había incautado del Templo de Jerusalén. Al poco tiempo fue asesinado y Babilonia cayó ante Persia, tal como había profetizado Daniel. Ajasheverosh tomó el poder y se casó con la hija de Belshatzar, Vashti, usándola para legitimizar su ascenso al trono.

 

Hamán, quien descendía de Amalek y que era la mano derecha de Ajasheverosh, era tan malvado como Mordejai era santo. Él sabía que Belshatzar había cometido un grave error pero al igual que Amalek, que ataca en silencio como una serpiente, Hamán empleó una estrategia diferente para evitar la reconstrucción del Templo Sagrado y el despertar de los judíos tras el exilio ahora que habían culminado los setenta años. Él fue el cerebro detrás del baile de la coronación real y puso a los judíos en su lista de invitados, asegurándose de que se dejaran seducir por las mujeres persas mientras comían y bebían con ellas. La participación de los judíos en el banquete invocó el terrible decreto de aniquilación, que Hashem en Su gran compasión anuló por medio de Esther y Mordejai. Hamán quería que el vino, las mujeres y la comida sumieran a los judíos en un permanente letargo espiritual para que así pudiera destruirlos, pues nuestros sabios enseñan que cuando la mano de Moisés (la Torá y la teshuvá) se levanta, Amalek cae. Sin embargo, también ocurre lo contrario: cuando la Torá y la teshuvá están en declive, Amalek se alza al poder. Según Rabí Avigdor Miller, eso fue lo que desencadenó el Holocausto.

 

No se entiende la abstinencia del Faraón. ¿Por qué él no se despertó durante las primeras plagas, antes de que Egipto sufriera semejante devastación con las Diez Plagas y la aplastante derrota en el Mar Rojo? Si no me equivoco, el Faraón también conocía el secreto de los setenta años. No es coincidencia que la Torá nos diga que Jacob y sus descendientes contaron setenta años al comienzo del exilio egipcio. El Faraón vio que Israel había estado en esclavitud  durante tres ciclos de setenta años, o sea, un total de 210 años. Él sabía que el tres constituye una pauta establecida y creía que ahora los judíos jamás saldrían de Egipto, tal como vemos en la Hagadá de Pesaj. Él pensaba que su brujería, que no dejó que ningún esclavo saliera de Egipto, era más fuerte que el Dios de Israel, Dios no lo permita. Pero pronto se dio cuenta de que no era así. La Hagadá dice que solamente Hashem, y no un ángel ni siquiera el más fuerte, fue capaz de sacarnos de Egipto.

 

El denominador común espiritual entre los esclavos israelitas en Egipto y los judíos en Babilonia y Persia en la época de Hamán fue el letargo espiritual. Su preocupación con este mundo material les hizo olvidar el mundo venidero. Por eso Rabí Najman dice que el letargo espiritual y el olvido van de la mano.

 

El letargo espiritual sigue estando presente hoy en día. Este próximo mes de mayo, comenzamos el año 70º del Estado de Israel. Es verdad que el Estado de Israel se ha transformado en un refugio para los judíos del mundo entero. Sin embargo, desde el retorno moderno a Sión, el sionismo secular ha hecho todo lo posible por arrancar las antiguas tradiciones religiosas. Muchos de nuestros líderes espirituales se han referido a este quiebre espiritual como un doloroso exilio en sí mismo, un “exilio entre judíos”. Hasta los líderes sionistas religiosos están expresando su disgusto con el camino por el cual el gobierno secular está conduciendo al país.

 

La Torá nos dice que no tenemos derecho a la Tierra de Israel a menos que observemos la Torá en el suelo sagrado.

 

Con el sorprendente ascenso al poder de Donald Trump en los EEUU, el Israel moderno dio un salto de alegría. Pensaban que sus problemas habían acabado pero Hashem les arrojó un balde de agua fría. A pesar de las promesas electorales de Donald Trump, no hay construcción en Judea y Samaria. Y de hecho hay varios asentamientos que están siendo destruidos. Hashem nos está diciendo que ni Trump ni nadie va a traer la salvación a Israel hasta que Israel no se despierte de su letargo espiritual.

 

Este próximo 14 de mayo marca el inicio del 70º año desde la fundación del Estado de Israel. Es de esperar que en este año fundamental Hashem envíe un espíritu de teshuvá y emuná a nuestro pueblo y nos traiga la verdadera Gueulá – Redención y la llegada del Mashíaj con la reconstrucción del Templo en Sión, muy pronto en nuestros días. Amén!

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