Los huevos faltantes

Como ya se habrán dado cuenta, una de las cosas que más alegría me dan es reírme de mi marido. No sé por qué sera...

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Rajeli Reckles

Posteado en 15.03.21

Como ya se habrán dado cuenta, una de las cosas que más alegría me dan es reírme de mi marido. No sé por qué será, pero es evidente que Hashem puso este deseo en mi corazón. Tal vez sea porque David tiene/tenía un ego enorme y necesitaba una compañera que lo mantuviera a raya. ¡Sí! ¡Me parece perfecto! ¡A partir de hoy soy partidaria de esa teoría! Y ahora les voy a contar el cuento de los huevos faltantes.

 

Un día, fui al supermercado. Ya sé que eso da para una telenovela. Pero no. Voy a seguir contándoles. Entonces resulta que fui al supermercado. Por lo general yo compro una bandeja de dieciocho huevos que entra en el refrigerador. La semana pasada, para ahorrarme otro viaje al supermercado, compré la súper mega doble bandeja de sesenta huevos. El problema es que era tan grande que no me entraba en el refrigerador, así que la dejé encima del mostrador de la cocina.

 

Dejar las cosas encima del mostrador es costumbre típica de los israelíes. Yo cuando era pequeña no lo entendía, porque mis padres eran los únicos que vi en mi vida que dejaban todo en el mostrador y a veces durante varios días! Recuerdo ver huevos duros, papas cocidas, rodajas de berenjenas fritas todos en un plato encima del mostrador. ¿Por qué no ponían la comida en el refrigerador? Para eso hace falta sentido común, que es algo que la gente de ascendencia del Medio Oriente al parecer no tiene. Y no se ofendan, porque también acabo de ofenderme a mí misma….

 

Entonces hice “a la israelí” y dejé esa gigante bandeja de huevos encima del mostrador. Con el tiempo se iba a ir achicando y la iba a poder poner en el refrigerador. Ok. Ahora ¿están listos para lo que pasó después?

 

Al día siguiente, fui al gimnasio. Ya sé: mi vida es apasionante… Y mientras estaba en el gimnasio, de repente me llegan tres textos uno después del otro: “Qué buen día para dejarnos sin huevos”. “Después devuélvele seis huevos a la vecina”. “Ok… no me di cuenta de que había una pequeña bandeja de huevos encima del mostrador”.

 

Sí, yo también me quedé pensando. ¿Cómo es posible que no haya visto los huevos? ¿Y cómo es posible que se coma seis de una vez? Bueno, la segunda respuesta es fácil: él solamente come las claras, porque se niega a escucharme cuando le digo que las yemas no suben el colesterol. ¿Acaso subconscientemente estoy enojada con él? Me parece que todo este artículo es en su contra, ¿no?

 

Bueno, sea como sea. El problema es que muchas veces buscamos soluciones a los problemas que estamos teniendo, pero debido a que estamos tan sumidos en la parte negativa, no podemos ver la solución. Es muy posible que la respuesta esté enfrente de nuestras narices, pero por culpa de nuestra percepción negativa, no podemos verla!

 

¡Por favor que alguien me traiga un Premio Nóbel de una vez por todas!

 

Entonces ¿cuál es la respuesta a encontrar una respuesta? ¿Entendieron lo que dije? Es librarnos de toda esa negatividad lo máximo posible cada vez que pasamos por un momento difícil. Eso es fácil de decir, pero difícil de hacer. Pero les voy a revelar un secretito que me enseñó el Rav Arush:

 

Digan “Gracias”. Ese es el switch que los va a ayudar a cambiar de perspectiva. Y una vez que cambien eso, Hashem mágicamente les va a abrir los ojos. Y entonces van a ver toda la enorme bandeja de huevos que estuvo todo el tiempo frente a sus propios ojos!

 

¿Saben qué? Me parece que David necesita anteojos nuevos…

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el noviazgo, el matrimonio, la educación de los hijos y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

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