Clic acá para dolor

Fue una llamada de teléfono muy triste. Una mujer que conozco me contó que su marido es adicto a internet. Y no se refería a los sitios de noticias.

La pobre no sabía qué hacer. Ella sabía que su marido miraba películas pero jamás hubiera sospechado que “esa clase” de películas.

Me senté una hora a escucharla. Ella hablaba y lloraba. Yo también estaba conmocionada, porque conozco al marido y jamás me hubiera imaginado que podría mirar cosas así. Pero obviamente uno nunca sabe…

Tengo otras clientas cuyos maridos son adictos a internet. Pero lo que me daba más lástima es que este hombre ya tiene sesenta y tantos años y es el padre de una familia muy grande y muy linda y además es abuelo. ¿Cómo es posible que un hombre a esta edad quede atrapado en la red de la perversión? La repuesta es que la mala inclinación no discrimina. Todos son bienvenidos…

¿Y qué se supone que tiene que hacer ahora esta señora de sesenta años? ¿Divorciarse después de cuarenta años de matrimonio y conocer a alguien más sano? ¿Desmantelar la familia? ¿Explicarles a los hijos casados que Papá tiene un problema con el cual ella no puede convivir? ¿Decirles a los nietos que el abuelito es un perverso?

Este marido empezó a asistir a un grupo de los Doce Pasos. Eso es bueno y la verdad es que le deseo una total recuperación, pero eso no le sirve mucho a la mujer, no le reduce la pena.

En esta oportunidad me gustaría decirles algunas palabras a todos aquellos maridos que miran pornografía: yo sé que ustedes no se sienten bien al hacer algo así, que no están orgullosos de hacerlo. Obviamente, tienen problemas profundos que necesitan ser analizados. Y si bien es verdad que algunos hombres tienen una necesidad muy poderosa de mirar a otras mujeres y eso no significa que no amen a su esposa, el daño que están causando puede resultar fatal para el matrimonio. Por eso, cada hombre tiene que evitar a toda costa estos sitios, porque son un veneno espiritual. Y ninguna bendición del Cielo va a caer en un barco cuyo capitán está sumido en la inmoralidad.

Sepan que les están rompiendo el corazón a sus mujeres cada vez que miran a otra mujer que no es ella. Hashem hizo que las mujeres anhelen a sus maridos. Eso significa que la mujer anhela sentirse amada por su marido. Tal como escribe el Rabino Shalom Arush: “La mujer necesita sentir que ella es la prioridad número uno en la vida de su marido”.

Las mujeres hoy en día enfrentan muchas dificultades. Por más atractiva que sea una mujer, nunca va a poder compararse con las mujeres que aparecen en las revistas de modas, las películas de Hollywood y los sitios porno. No puede compararse con las modelos profesionales, las estrellas de rock y las actrices/prostitutas. Así como ustedes, los hombres comunes, no pueden compararse con los hombres atractivos y musculosos que ven en la pantalla.

Finalmente llega el momento en el que la mujer envejece un poco, gana un poco de peso, está demasiado cansada como para maquillarse o no tiene tiempo para vestirse atractiva para su marido (porque está demasiado ocupada criando a los hijos de ambos). E incluso aquellas mujeres que siempre hacen el esfuerzo de lucir bien y se mantienen delgadas y en perfecto estado físico, bueno, al final el hombre se acostumbra a ella, por más bonita que sea. El amor hacia ella no baja, pero el nivel de atracción física sí. Así es la vida y es perfectamente normal. Con el paso del tiempo, todas las parejas deben trabajar para mantener vivo el romance. Ese es uno de los objetivos de las leyes de pureza familiar. Es absolutamente brillante.

Una de las cosas que resultan más adictivas de la pornografía es la enorme cantidad de mujeres que uno puede ver. Alguien que estudia la adicción a internet afirma que los hombres hoy en día ven más mujeres vestidas sin recato en cuestión de minutos que lo que sus abuelos vieron en todas sus vidas. Es esa ansia lujuriosa de lo nuevo, lo más nuevo, lo nuevísimo, lo próximo y lo que viene después. Además, cuanto más joven el hombre empieza a mirar porno, más graves las consecuencias, que incluyen el mismo daño cerebral que se produce en el caso de los drogadictos. Y hay otros tantos problemas físicos que pueden ocurrir, que no voy a mencionar en forma específica pero que les garantizo que no son buenos para el matrimonio.

Cuando una mujer descubre a su marido mirando pornografía, eso destruye completamente su autoestima. Ella se siente totalmente insegura y está segura de que ya no es más atractiva o deseable para el hombre al que ama. Puede echarse la culpa por ser inadecuada o ineficiente en el aspecto íntimo. Pero la adicción no tiene nada que ver con ella, y eso ustedes lo saben.

¿Acaso mirar pornografía justifica el hecho de matar emocionalmente a sus mujeres? ¿Qué estaban pensando la primera vez que hicieron clic a un sitio prohibido? ¿Cómo son capaces de traer tanta impureza y tanto veneno a sus hogares, esos mismos hogares que sus esposas limpian y atienden, donde ella les da de comer a sus hijos y los cuidan? ¿Los hogares que ellas decoraron e hicieron que fueran cómodos para ustedes?

No quiero sonar a que estoy dando un sermón, pero es que he escuchado a muchas, demasiadas, mujeres llorando, porque se sienten destrozadas y despreciadas.

Si tienen problemas en el matrimonio, si hay algún problema de índole sexual que necesitan tratar, entonces háganlo. Pidan ayuda. Pero no vayan corriendo a ese lugar tan sucio. La pornografía no es una solución para el problema que los está llevando ahí. A menos que ustedes piensen que la salvación van a encontrarla en la cloaca.