Mi diamante

Hashem nos da una oportunidad tras otra para reparar todo lo que hacemos. Solo tenemos que aprovechar cada ocasión para hacer el remiendo más fuerte...

3 Tiempo de lectura

Tali Mandel

Posteado en 16.03.21

Hace unos meses sufrí una caída un tanto aparatosa y estuve convaleciente varios días hasta que, gracias a Di-s y a Su misericordia, me fui recuperando poco a poco hasta sentirme casi como antes del golpe. Sin embargo, después de varios meses en los que tan solo ocasionalmente he sentido un poco de dolor, hace unos días volví a sentir esa punzada en la espalda que me deja casi sin respiración y tuve que volver a guardar reposo. Gracias a Di-s solamente ha sido cosa de un par de días y ya estoy como nueva, pero esto me ha servido como un recordatorio de todo lo que pasó.

 

Como ya sabrán, nada sucede sin ningún motivo. Hasta el menor detalle de nuestras vidas está programado meticulosamente así que cuando algo pasa es porque Hashem quiere que volvamos la mirada y re-pensemos qué estamos haciendo con el tiempo que nos ha regalado para entrenarnos en esta vida. Esto me ha hecho recordar que cuando cometemos una transgresión nuestra alma queda manchada por ella. Si la transgresión es pequeña, entonces es una mancha fácil de eliminar. Pondré un ejemplo que me sucede constantemente, al lavarme los dientes a veces salpican unas gotitas pequeñas en la ropa (siempre tengo que estar atenta para no salir a la calle con una mancha blanca en medio de la ropa). Si son simplemente salpicaduras pequeñas le puedo pasar una toalla y quedará limpio; pero si cae un poco de pasta de dientes hay que meter la ropa a la lavadora porque, aunque al principio parece que con el agua se ha ido, en cuanto se seca el agua aparece la mancha. De todas formas es sencillo, sin embargo, si cae vino tinto en una camisa blanca la historia es diferente: hay que aplicar quitamanchas, dejar en remojo, etc hasta que al final acaba saliendo. Pero hay otras manchas que por mucho que uno se empeñe en eliminarlas siguen ahí y al final acabamos tirando esa prenda o usándola para alguna actividad en la que de todas formas nos manchemos inevitablemente.

 

Siguiendo el hilo de este ejemplo de las manchas, ahora imaginen que tienen un diamante preciado pero, por torpeza o ignorancia, lo manchan. Enseguida querrán limpiarlo para que vuelva a lucir como antes, brillante y esplendoroso pero, al igual que el ejemplo de la pasta de dientes, unas manchas serán más difíciles de eliminar que otras. Pensemos que nuestra alma es ese diamante y las manchas son las transgresiones que hacemos. Hay algunas transgresiones que se pueden eliminar simplemente pidiendo disculpas a Hashem brevemente por nuestro descuido, dando una pequeña tzedaká y decidiendo no reincidir más en esa falta. Sin embargo, hay otras manchas o transgresiones que son más difíciles de eliminar y estos tres pasos de arrepentimiento, tzedaká y teshuvá deberán ser más serios y significativos y así sucesiva y exponencialmente habrá otras que exijan aún más esfuerzo o que incluso con toda una vida de arrepentimiento no podamos eliminar sino con la muerte y la reparación en una vida posterior.

 

Por supuesto, la persona común no hace siempre bien todo desde el principio sino que hay veces en las que la fuerza de voluntad le flaquea o bien no está bien informado, de manera que vuelve a cometer transgresiones una y otra vez. Pero lo importante es seguir adelante.

 

Al igual que con esta recaída, en la que Hashem me hizo recordar el dolor que sentí la otra vez, cuando transgredimos una vez tras otra tropezando con la misma piedra, recordamos qué sucedió la vez anterior y así continuamos hasta que remendamos completamente el desliz que cometimos. Hashem nos da una oportunidad tras otra para reparar todo lo que hacemos. Solo tenemos que aprovechar cada ocasión para hacer el remiendo más fuerte, para rezar con más pasión y con más sinceridad y hacer un verdadero esfuerzo para superar esa prueba definitivamente y así poder seguir adelante. En caso contrario, volverá una y otra vez la misma situación a repetirse hasta que consigamos comprender la lección que hay tras ella y conseguir un arrepentimiento completo.

 

Que Hashem nos ayude siempre a hacer una teshuvá completa, gracias a nuestro Creador tenemos oportunidades cada día: gracias Hashem por las segundas oportunidades.

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario