La carta Konigsberg

Es increíble hasta qué punto los justos se cuidan de no cometer ninguna falta...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 15.03.21

En una famosa carta denominada “La carta Konigsberg”, el Gaón de Vilna le escribió a su esposa: “No vayas a la sinagoga. Es mejor que ni siquiera reces a que vayas a la sinagoga y digas o escuches una sola palabra que esté prohibida”.

 

El Gaón de Vilna, una de las más grandes luminarias de la historia judía, nos está enseñando aquí una gran lección: le está diciendo a la santa de su mujer que no vaya a la sinagoga, sino que se quede en casa y rece en casa si existe la más leve posibilidad de que en la sinagoga pueda escuchar habladurías! Es increíble hasta qué punto los justos se cuidan de no cometer ninguna falta en el ámbito del habla.

 

El Gaón de Vilna le dejó instrucciones a su familia antes de emprender viaje a la Tierra de Israel (adonde finalmente no llegaría). En esa famosa carta que escribió en el camino desde Konigsberg, Alemania, decía así: “Todo será sometido a juicio; ni una sola sílaba quedará sin examinar. Por eso te advierto que te acostumbres a estar sola, pues el pecado de la lengua es peor que todo lo demás, tal como enseñaron nuestros Sabios: “estas son las cosas etc y las malas lenguas equivalen a todas ellas juntas”. No hace falta que explique más de qué modo esta terrible transgresión es el peor de todos los pecados. Todo el destino de la persona depende de la boca. Nuestros Sabios dijeron que la persona debe actuar en este mundo como si fuera sordomuda y sellar sus labios. Y mucho más  debe cuidarse de no transgredir hablando las malas lenguas, maldiciendo, peleándose, insultando, y especialmente hablando en medio de los rezos en la sinagoga en Shabat y Yom Tov, ya que estas transgresiones hacen que la persona caiga en los abismos más profundos. Uno no puede imaginarse el sufrimiento que hay que soportar por una sola palabra fuera de lugar, y no hay una sola palabra que no quede inscrita…

 

El habla y el carácter deben ser expresados en forma correcta y todos los comienzos son difíciles, pero después la persona se sentirá bien.

 

El transgresor sabe que su conducta es inapropiada y que su camino es amargo, pero tiene dificultad para renunciar a sus malos hábitos. Así sucede con cada persona. Por lo tanto, la persona debe sufrir hasta el día en que muera, no con ayunos y autoflagelación sino restringiendo su boca y sus apetitos carnales, ya que esa es su forma de penitencia. Eso da frutos en el mundo venidero, pues “la vela de una mitzvá es la luz de la Torá” pero “la forma de vida es la advertencia de la ética”. Esto es mucho más poderoso que todos los ayunos y todas las formas de autoflagelación del mundo y cada vez que la persona restringe su lengua se hace merecedora de tal iluminación Divina que ningún ángel o cualquier otra criatura son capaces de imaginar”.

 

El Gaón de Vilna hace aquí increíbles alabanzas de la virtud del silencio y del habla sagrada, pues estas son las principales rectificaciones del alma. El habla influye directamente en el alma; el alma y la emuná son un mismo aspecto y están íntimamente interrelacionadas. Por lo tanto, la emuná y la salud espiritual del individuo dependen de un habla pura. En efecto, es sabido que los problemas del alma y los disturbios emocionales surgen de un habla impropio.

 

Por el contrario, el habla sana y positiva promueve la salud espiritual y emocional, la emuná y la felicidad. El habla positiva empodera el alma. La persona que habla bien de los demás, los bendice, los alienta y los respeta obtiene enormes beneficios y se hace merecedora de una abundancia de bendiciones en su propia vida. El alma sana se hace merecedora de una medida mayor de iluminación Divina.

 

La persona puede destruir una vida ─incluyendo la suya propia, con una sola palabra fuera de lugar. El Gaón de Vilna advierte incluso que no se debe alabar a otras personas, no sea cosa que alguien escuche esa alabanza y, al no estar de acuerdo, la objete y hable mal de la persona en cuestión. De más está decir que toda habla negativa está absolutamente prohibida.

 

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1. Dina Acosta Solano

10/09/2018

La carta de Konisberg

Sufrí mucho por los comentarios de una pariente. Hoy es una anciana de 99 años y casi no habla. Dice:" Ya no hablo pues se peca mucho hablando.

2. Dina Acosta Solano

10/09/2018

Sufrí mucho por los comentarios de una pariente. Hoy es una anciana de 99 años y casi no habla. Dice:" Ya no hablo pues se peca mucho hablando.

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