Confesiones de un ex drogadicto
En la redacción de Breslev Israel recibimos una gran cantidad de correo de todas partes del mundo, pero esta carta...
Nota del Editor:
En la redacción de Breslev Israel recibimos una gran cantidad de correo de todas partes del mundo, pero esta carta de nuestro querido amigo Marcelo es una de las más fuertes que hemos recibido hasta ahora. Un ejemplo de coraje y un ejemplo para todos.
Hola
Me gustaría sintetizar mi historia: soy el hermano mayor de una familia numerosa y Hashem me dio los mejores padres del mundo. Somos una familia tradicionalista con fuertes valores judíos. Pero en vez de tener una infancia feliz, me creí en un hogar triste. Mi hermana mayor falleció de una enfermedad cuando yo tenía solamente dos años de edad. Y dado que mis padres y mis hermanos estaban sumidos en una tristeza tan grande, yo recibí poca atención.
Bueno. Los años pasaron y mis hermanos se fueron del hogar cuando yo tenía nueve años. Mis dos padres trabajaban y yo fui un niño solitario que pasaba muchas horas solo en casa. Cuando tenía doce, ya fumaba marihuana a diario, y los fines de semana bebía alcohol y llenaba mi soledad con música. Hashem me bendijo con talento musical y cuando tenía diecisiete años ya tocaba para bandas musicales. Mi drogadicción también fue en aumento, y experimenté con cocaína, LSD, y opio y paralelamente seguí con la marihuana. Cuando tenía veinte y pico de años, varios amigos míos murieron de sobredosis. Eso hizo que parara con las drogas fuertes, pero no con la marihuana.
La hierba me hacía sentir bien, me relajaba, y me ayudaba a librarme de la náusea que tenía del estómago irritable, y además me ayudaba a conectarme con la música. El problema era que cada vez me iba volviendo más introvertido, y cada vez tenía más sinusitis y además gastaba un montón de dinero.
Mi papá fumaba cigarrillos de a dos paquetes por día y yo lo visité en el hospital cuando le quitaron un tercio de su pulmón por el daño que le había producido el tabaco. Incluso después de verlo conectado a un respirador, no tomé conciencia del peligro, sino que fui a casa y me puse a fumar más que nunca.
Cada vez que tenía algún problema, mi mejor amiga, la marihuana, estaba ahí, esperándome. Y siempre me aliviaba, dejando los problemas “para después”. Pero lo que no entendí fue que mis problemas no se solucionaban sino que quedaban ahí, para después… Bueno, incluso con todos estos problemas, Hashem me bendijo con una mujer y dos hermosos hijos. Pero a pesar de todo no logré librarme de mi dependencia y después de tres años de matrimonio, llegué a mi casa y mi mujer y mis hijos no estaban. Me di cuenta de que acababa de tocar fondo y a pesar de todo seguí con mi hábito de ya 28 años…
Finalmente, con la ayuda del Rabino Lazer Brody (que me dijo que, si quería vivir en paz, iba a tener que salir de la burbuja en la que estaba viviendo), por fin me desperté. Y tuve que cambiar. Tuve muchos problemas legales para poder ver a mis hijos y el abogado me dijo que iba a tener que renunciar a la marihuana. Lloré durante semanas enteras. No sólo que extrañaba a mis hijos, sino que el temor de renunciar a mi mejor amiga, la marihuana, era abrumador. Mi vida sufrió un cambio drástico.
Dicho sea de paso, olvidé mencionar que los últimos seis meses durante los cuales fumé, ya no lo disfrutaba. Me sentía paranoico y letárgico y sufría de una terrible ansiedad. Con mucha plegaria dejé la droga en seco. Las primeras dos semanas fueron terribles, tanto mental como físicamente. Tuve síntomas gripales, como suele ocurrir, pero después me sentí mucho mejor. Y luego pasé un año entero durante el cual un montón de sentimientos reprimidos volvieron a la superficie.
Tuve muchas veces ganas terribles de retomar el mal hábito, pero el amor a mis hijos y el amor de ellos a mí fue mucho más fuerte que mis deseos. Mi vida sufrió un cambio de 180 grados. Ya no existía ninguna barrera entre mis hijos y yo. ¡Mi capacidad de soportar el estrés se incrementó en un 1000 %!
Ahora vivo una vida observante y Hashem me bendijo con una nueva esposa. Estoy compenetrado con la vida de mis hijos y además mi carrera musical está más creativa y próspera que nunca. Hace ya tres años que no toco la hierba.
Gracias, Hashem, por darme esta fortaleza interna, y gracias al Rabino Shalom Arush y el Rabino Lazer Brody por ayudarme a mí y a tanta gente. Y quiero decirles a todos aquellos que están luchando que Hashem ya nos liberó de la esclavitud hace muchísimos años y que no tenemos necesidad de ser esclavos de nada. La vida es infinitamente mejor sin las drogas. En la vida hay que tener fe y confianza. Gracias a todos.
Con profundo agradecimiento,
Marcelo M. de USA.
6/24/2019
FELICIDADES PODEROSO TESTIMONIO. UN aliciente para seguir creyendo que HASHEM SIGUE LIBERANDO, en mi pais Ecuador con la ley de consumo de drogas han aumentado muchos son adolescentes sumergidos en la droga. DOY GRACIAS A D-os que te dio la victoria.