¿Cómo hablo con Hashem?

Esto puede ser muy simple o muy complicado. Depende de cómo lo tomes.

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Rivka Levi

Posteado en 15.03.21

Esto puede ser muy simple o muy complicado. Depende de cómo lo tomes. Puedes hablar con Dios un minuto al día o literalmente pasarte todo el día conversando con Él (y créanlo o no, hay gente que hace esto todo el tiempo).

 

Cuando empiezas a tratar de hablar con Dios, no debes preocuparte de lo que estás diciendo ni de cómo decirlo. Así como las primeras palabras del bebé son tan preciadas y tan atesoradas por los padres, si bien lo único que el bebé fijo fue “mamá”, de la misma manera, esa es la forma en que Hashem reacciona cuando empiezas a hablar con Él.

 

Dios sabe que te sientas el idiota más grande del mundo la primera vez que te esfuerzas por hablar con Él, pero aun así te dedica toda Su atención. Lo único que tienes que hacer es “abrir la canilla” de tu conexión con Él y esperar a que te salgan las primeras palabras y poco a poco tus conversaciones se van a ir volviendo más largas y más fáciles.

 

Mientras tanto, aunque solamente logres decir una sola palabra sincera, esa sola palabra será capaz de mover montañas espiritualmente. Por eso, al principio no importa realmente cuánto hablas con Dios o qué dices o cuánto tiempo te lleva.

 

Ocho secretos para mejorar tu vida hablando con Dios

 

  1. Empieza de a poco

Es mucho mejor recibir una dosis diaria de conexión con Hashem de apenas cinco minutos, pero todos los días, que tratar de pasarte el día entero hablando con Él y abandonar todo después de unos meses. La constancia y la persistencia siempre dan los  mejores resultados.  

 

  1. No te censures

Dile a Dios todo lo que tienes en la cabeza. Tienes que ser sincero. Si te dijeron que no es bueno quejarse, pero sigues sintiendo enojo, díselo a Hashem! Igual Él ya lo sabe, así que no tienes que ser demasiado “santo”

 

  1. No sientas presión de decir algo

Especialmente al principio. Dios te da las palabras y Dios te da el silencio. A veces, el silencio es exactamente lo que necesitas, y es increíble lo mucho que puedes aprender acerca de ti mismo cuando finalmente apagas todo ese “ruido” que te está tronando en la cabeza.

 

  1. No se trata de hablar solamente sino de escuchar

Sí, cuéntale a Dios todo lo que te pasa por la cabeza, dale las gracias por todas las cosas buenas que Él te da; pídele a Hashem que te ayude y luego presta atención a lo que Él te dice a ti. Aquí es donde pueden suceder grandes cosas, pero sólo si realmente prestas atención.

 

 

Eso no significa que literalmente vayas a oír a Dios hablando contigo (si te pasa eso, puede ser o bien algo muy, muy bueno, o muy, muy malo…), pero Dios te habla todo el tiempo por medio de las personas que te rodean, las vivencias que tienes, tus ideas, y tus pensamientos. Muchas veces me pasó que Le hice una pregunta a Hashem y enseguida se me ocurrió la respuesta. O también puede pasar que la respuesta llegue al poco tiempo por medio de un rabino o una amiga. Lo importante es desconectarte del intelecto y conectarte con el alma.

 

  1. Hazlo tú mismo

 

Si nunca antes hiciste el intento, tal vez empezar a hacer esta sesión diaria sentado en un banco de la plaza con cien personas a tu alrededor no sea la mejor idea. Ve a algún parque donde no haya tanta gente o siéntate en el patio de tu casa, o en el balcón o incluso unos minutos cuando todavía estás en la cama al despertarte. En la cocina, al beber el café de la mañana es otra opción. Si estás solo, no tienes que preocuparte de que los demás crean que te volviste loco por hablar solo…

 

  1. No te rindas

Este es un proceso de aprendizaje. Yo tuve días en los que la conversación fluyó fabulosamente y otros en los que me costó mucho coordinar dos palabras. Igualmente Hashem ama tu esfuerzo y está más que feliz de escuchar lo que sea que te salga de la boca (o incluso no…). Solamente haz acto de presencia. Hashem se encargará del resto…

 

  1. Haz a Hashem partícipe de tu proceso de curación

Si no Lo haces partícipe, entonces todo lo que aprendas en este curso se limitará al nivel de “ejercicio intelectual”. Pero si hablas con Hashem acerca de los cambios que quieres que sucedan, tanto en tu salud física como emocional, y en tu vida en general, entonces el cielo es el límite! Cuando Dios participa, es posible que logres una mejora enorme, incluso en un lapso relativamente breve.

 

La próxima semana… el octavo y último consejo para mejorar tu conexión con Hashem!

Escribe tu opinión!

1. Patricia

12/18/2019

Me gusta mucho

2. Flor

9/19/2019

Cuando hablo con Hashem recuerdo al protagonista del violinista en el tejado como hablaba con el todo el tiempo me gusta esa película l. Saludos

3. Nancy

9/18/2019

Mil gracias, mil gracias todos por irnos guiando de regreso al hogar, en el Jardín de la fe…

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