Dos Hermanos Pero Muy Distintos

El ideal del Pueblo Judío es espiritual y en las naciones del mundo flamea la bandera del materialismo. Ésta es la razón que trajo las persecuciones y los tremendos sufrimientos...

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Rabino Iona Blickstein

Posteado en 05.04.21

El ideal del Pueblo Judío es espiritual y en las naciones del mundo flamea la bandera del materialismo. Ésta es la razón que trajo las persecuciones y los tremendos sufrimientos de nuestro pueblo en el transcurso de la historia…

 
Dos hermanos muy distintos: Yaacob y Esav

Yaacob (Jacob) y Esav (Esaú) representan, en el pensamiento judío, a dos mundos diferentes. Yaacob se identifica con el pueblo de Israel y Esav con las otras naciones.

Sobre esta separación, cuya base es ideológica, leemos en la Parashá: "Como los hijos luchaban dentro de ella, ella dijo: "Si es así, ¿por qué yo?" Ella fue a consultar al Eterno, y le dijo el Eterno: "Dos pueblos hay en tu vientre. Dos naciones de tus entrañas se separarán. Una nación sobre la otra nación prevalecerá y el mayor servirá al menor" (Génesis 25:22-23).

Comentan los Sabios del Midrash que, cuando ella pasaba por las casas de estudio de Shem y Ever, Yaacob corría y saltaba por salir; cuando pasaba por la casa de la idolatría, era Esav quién pugnaba por salir.

Los Sabios nos indican que la razón de la disputa entre los dos hermanos era ideológica. "Cuando estaban Yaacob y Esav dentro del vientre de su madre, dijo Yaacob a Esav: "Hermano, entre nosotros tenemos dos mundos, el "Olam HaZé" y el "Olam HaBá", el mundo en que vivimos y el Mundo Venidero. En este mundo hay comida, bebida, comercio, casamientos e hijos, pero en el mundo venidero no hay tales cosas. Toma tú este mundo y yo tomaré el mundo venidero". Y así lo hicieron" (Yalkut Shimoni, Bereshit 101).

El ideal del Pueblo Judío es espiritual y en las naciones del mundo flamea la bandera del materialismo. Ésta es la razón que trajo las persecuciones y los tremendos sufrimientos de nuestro pueblo en el transcurso de la historia.

Las naciones del planeta exigían a nuestros padres que abandonasen la concepción judía del mundo y que adoptasen el modo de pensar de ellos, pero nuestro pueblo se apegó cada vez más a Di-s y a Su Torá.

Y esta lucha sigue en todos los frentes. Dicen nuestros Sabios del Talmud: "Si te dijeran que Cesárea y Jerusalén fueron destruidas, no lo creas. Si las dos existen, no lo creas. Si te dicen que Cesárea fue destruida y Jerusalén existe ¡Créelo! Ya que está escrito: "Yo estaré surtida (llena) ahora, que ella esta asolada" (Yejézkel 26:2).
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Estudiar y Enseñar Torá ("Talmud Torá")
Es el precepto con el cual se nos ordenó estudiar la sabiduría de la Torá y enseñarla, y esto es lo que se denomina: Talmud Torá. Como está escrito: "Y las enseñarás ¿diligentemente a tus hijos".

En la expresión del Sifrí: "Y las enseñarás diligentemente a tus hijos – éstos son tus alumnos. Así encuentras tú que en todo lugar los alumnos fueron llamados "hijos", como fue dicho: "Y salieron los hijos de los Profetas".

Y allí dijeron: "Y las enseñarás diligentemente – que (las palabras de la Torá) sean filosas en tu boca; cuando una persona te pregunte algo, no vaciles ante él sino que has de contestarle de inmediato".

Esta ordenanza ya fue repetida (en la Torá) varias veces: "Y aprenderéis, y haréis, para que aprendan".

En muchos lugares del Talmud ya han enfatizado este precepto, subrayando así su trascendencia.

Las mujeres no están obligadas a esta mitzvá, dado que fue dicho: "Y las enseñaréis a vuestros hijos". Dijeron: "Vuestros hijos", y no "Vuestras hijas", como explicaron en la Guemará, en el Tratado de Kidushín (30a). Sin embargo, sí están obligadas a estudiar todas las partes de la Torá que están relacionadas con los preceptos que ellas deben cumplir.

Es evidente que los preceptos que nos ordenan y exhortan a estudiar y a enseñar son de suma utilidad, dado que sin sabiduría no puede haber acto bueno alguno o verdadero conocimiento ("Moré Nevojim" 3:36). En forma similar, el "Sefer HaJinuj" destaca que sólo a través del estudio el hombre puede conocer las sendas de Di-s. De otro modo, nada lo diferencia con el animal (Mitzvá 418).

 
(Gentileza: www.tora.org.ar)

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