Comida en miniatura

Mirando cosas en internet, me topé con unos vídeos en los que se ve una cocina diminuta que funciona de verdad. ¿Qué tiene esto que ver con la Torá?

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Tali Mandel

Posteado en 17.03.21

Últimamente he visto en internet unos vídeos de preparación de comida en miniatura. La mayoría de ustedes pensarán que es una pérdida de tiempo ver esos vídeos cuando hay tantos shiurim interesantes en la red, y en parte tienen razón, pero de todo podemos aprender algo.

 

Un día estaba mirando cosas en internet, perdiendo un poco el tiempo como todos solemos hacer de vez en cuando, y me topé con unos vídeos en los que se ve una cocina diminuta que funciona de verdad. La niña que hay en mí se sintió inmediatamente emocionada y no pude evitar quedarme mirando el vídeo. En él, se ve cómo unas manos de adulto preparan una lasaña o una hamburguesa de tamaño diminuto. La cocinita tiene una vela con la que se calienta la comida y se hace toda la preparación. Me quedé embelesada viendo cómo agarraban un tenedor pequeñito y removían la masa de harina hasta formar un pequeño panecito que luego metían en un horno chiquito. A veces, incluso llegan más allá y se lo sirven de comer a un hámster un tanto desconcertado que no sabe por qué le han puesto ropa y le han sentado en una mini silla.

 

Cuando me paré a pensar seriamente en lo que estaba viendo me entraron remordimientos de conciencia por perder el tiempo en una bobada semejante. Me consolé con dos cosas: la primera, pensando que el que había hecho todo el montaje había perdido mucho más tiempo de su vida con esa trama que yo con el visionado del vídeo, la segunda cosa que pensé fue que se puede aprender algo de ese esmero con el que preparaban la comida en porciones tan chiquitas.

 

El estudio de la Torá es algo semejante en lo que se refiere a su minuciosidad. Para entender todos los secretos que están contenidos en ella, debemos ser muy puntillosos, utilizar las herramientas adecuadas para acceder a las lecciones ocultas que nos tiene preparadas para sorprendernos. Es una tarea laboriosa que requiere un esfuerzo constante y diario. Se analiza palabra por palabra, letra por letra, para desentrañar todos los secretos que tiene ocultos. Este estudio pormenorizado y este gran esfuerzo tienen una gran recompensa: acceder a este conocimiento sin fin nos posibilita estar en contacto con HaShem y aprender a comportarnos en esta vida de acuerdo a Sus enseñanzas.

 

Si bien es cierto que es mejor no perder el tiempo viendo a hámsters comer platos hechos a su medida, también se puede sacar una enseñanza de esto. Cada uno necesita un acceso personalizado a la Torá y eso es lo que HaShem hace en nuestra vida. Él pone a nuestro alcance a las personas adecuadas que, de acuerdo a nuestras destrezas de aprendizaje, nos harán comprender a través del Sagrado Texto lo que HaShem tiene preparado para nosotros. Nuestras herramientas son nuestros maestros y rabinos, las charlas, los CDs, los libros que leemos. Todo esto no son más que una “cocina” preparada para nuestro tamaño, hecha a la medida, que nos va a permitir digerir las enseñanzas de la Torá a nuestro ritmo. ¿No les pasó nunca que entendían la lección más rápido que los demás y precisamente por ello tenían que rendir más? Esto no sucede solamente en las aulas del colegio sino que en la vida real también las expectativas de lo que tenemos que hacer están a la medida de nuestras cualidades. HaShem no le exige a nadie que se sobreexceda, sino que le exige precisamente lo que tiene la capacidad de dar. De nosotros depende que queramos hacerlo.

 

Podemos aprender siempre una lección de cualquier cosa que nos pasa en la vida, pero tenemos que prestar atención hasta a los mínimos detalles de lo que nos rodea para así poder extraer todo el jugo a las enseñanzas que estamos destinados a recibir.

 

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