Gracias por las deudas
Un día vino a verme alguien que me dijo: “En efecto, yo Le doy las gracias a Hashem por las deudas que tuve"
Un día vino a verme alguien que me dijo: “En efecto, yo Le doy las gracias a Hashem por las deudas que tuve. Porque en virtud de las deudas empecé a acercarme a Hashem. De no haber tenido estas deudas, no me habría acercado a Él, así que obviamente las deudas fueron por mi propio bien, ¡fueron un regalo!”. Las deudas son en realidad un regalo de Hashem. Del mismo modo, con cada carencia que uno tiene en la vida, tiene que entender que Hashem vio que únicamente si Fulano es soltero hasta X día, únicamente de esa manera va a poder alcanzar su perfeccionamiento. Únicamente si hasta el día X tiene esta carencia, o esta dificultad, va a alcanzar su perfeccionamiento. Por lo tanto yo pregunto: ¿acaso hay que dar las gracias por las deudas y por las carencias o no? Y la respuesta es que ¡por supuesto que hay que dar las gracias por las deudas y por las carencias! ¡Por todo hay que dar las gracias!
Es como una persona que viaja en autobús y confía en que el chofer sabe dónde está yendo, y sabe cómo conducir. Esa persona sin lugar a dudas viaja lo más tranquila en su asiento, mirando el paisaje por la ventanilla y disfrutando de cada momento.
Por el contrario, la persona que no tiene emuná es como alguien que viaja nervioso pensando que él es el chofer y que él conoce la ruta y trata de conducir el autobús desde su asiento. Todo el tiempo está molesto y amargado debido a que el chofer no viaja en la dirección que él quiere y además se preocupa por la forma en que conduce: a veces se queja de que va demasiado rápido, y otras, demasiado lento; primero se queja de que el chofer se metió en un bache y después de que conduce como loco. Pero en realidad él no sabe adónde viaja y no sabe nada de la vida; solamente vive nervioso y preocupado. Y todo por culpa de que no tiene fe en el chofer, que es el Creador que dirige el mundo de la mejor forma posible.
Eso mismo fue lo que le dije a un alumno que estudia en la yeshivá, y que tenía muchísimos problemas con sus vecinos, hasta tal punto que se fue del barrio y llegó a la yeshivá. Me refiero a que él no tenía la menor intención de estudiar en la yeshivá, sino que los problemas hicieron que se fuera de su barrio, así que no tenía dónde estar y entonces llegó a la yeshivá y empezó a estudiar los libros sagrados y empezó a escuchar clases de Torá y los compañeros de estudio le dieron palabras de aliento. El hombre descubrió un mundo totalmente nuevo y entonces empezó a dar las gracias por los problemas a causa de los cuales llegó a la yeshivá. De todos modos, de vez en cuando se acordaba de sus problemas y venía a verme, quejándose de todo lo que estaba pasando con los vecinos.
Yo le dije así: “De no ser por estos problemas, ¿dónde estarías ahora? ¿Estarías acá? Por eso, dale las gracias al Creador por todo esto, porque gracias a estos problemas estás estudiando en la yeshivá, como tú mismo admites, que recién ahora empezaste a vivir de verdad”. Y tal como enseña Rabí Najman (Likutey Moharán Segunda Parte 13): “Cuando alguien se enfrenta a la persona, resulta que lo persiguen, y la persona huye todo el tiempo a Hashem, y cuanto más el otro se le enfrenta, más lo está acercando a Hashem, porque Hashem se encuentra en todas partes, tal como dice el versículo: ‘Si asciendo a los cielos, estás allí; si tiendo mi lecho en la sepultura, allí estás’”.
2/10/2021
Así es hay que dar gracias por todo a Hashem a veces no queremos , pero yo digo estamos en reparación.
2/07/2021
Shalom, comparto mi agradecimiento a HaShem, por que de igual manera las deudas y carencias derivadas de esta situacion conoci la verdadera emuna, fue el salmo 119 el cual gracias HaShem Bendito, me mostro el camino para encontrarlos a ustedes comunidad de Breslev,adquirir mi boleto para subirme a el autobus de la verdadera emuna.