Lo tengo todo – Vaishlaj

En Vaishlaj, encontramos una fascinante conversación entre nuestro antepasado Yaakov Avinu y su hermano gemelo y archienemigo, Esav

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Batya Rosen

Posteado en 14.11.21

En la sección semanal de la Torá de esta semana, Vaishlaj, encontramos una fascinante conversación entre nuestro antepasado Yaakov Avinu y su hermano gemelo y archienemigo, Esav.  Esav le pregunta a Yaakov por qué quiere darle un tributo – ya que, después de todo, él dice, “yesh li rav” – tengo mucho (Bereishit, 33:9).  Yaakov le insiste a Esav para que acepte el tributo, diciendo: “yesh li kol” – lo tengo todo (Bereshit, 33:11).  Rashi comenta sobre este versículo que Yaakov habló con humildad, diciendo esencialmente que tenía todo lo que necesitaba, mientras que Esav se expresó con arrogancia, haciendo alarde de su riqueza al afirmar que tenía mucho más de lo que podría necesitar.

 

Del comentario de Rashi podemos aprender una valiosa lección de emuná.  Nuestro antepasado Yaakov Avinu estaba en un nivel espiritual que ni siquiera somos capaces de imaginar. Sin duda, él comprendió uno de los principios fundamentales de la emuná: que todo lo que tienes es lo que necesitas, y realmente todo lo que necesitas, lo tienes.  Él no se preocupaba por el futuro, porque sabía que Hashem se encargaría de él y de sus necesidades, independientemente de lo que poseyera o no en ese momento.  Tampoco le tenía envidia a nadie, porque sabía que Hashem siempre suplía cada una de sus verdaderas necesidades. Por eso, podía decir que lo tenía todo, porque sabía en cada fibra de su ser que tenía absolutamente todo lo que necesitaba, y si le faltaba algo, no era realmente una carencia.

 

Esav, por el contrario, necesitaba tener mucho más de lo que necesitaba, dado que su riqueza no era le shem shamaim – por amor al Cielo, o sea, para ser utilizada con un propósito sagrado.  Él quería que todo el mundo supiera lo rico que era, y como no confiaba en que Hashem cuidara de él, necesitaba muchos ahorros en el banco “por si acaso”.  Pero por mucho que tuviera, nunca habría podido decir que lo tenía todo, porque alguien cuyo objetivo es la riqueza material nunca está satisfecho.

 

Pero, además de esto, existe un aspecto aún más profundo que sólo recientemente he tenido el privilegio de comprender.

 

A aquel que no tiene una conexión personal con Hashem siempre le falta algo, no importa cuánto pueda tener. Podrá tener mucho o poco, pero nunca podrá tenerlo “todo”, porque algo en el fondo siempre está vacío, aunque no sepa decir exactamente qué.  El hombre trata de llenar este agujero persistente con el entretenimiento, los deportes y cosas similares.  La mujer por lo general trata de llenar el vacío con el proverbial novio, la comida, o ambas cosas.  En los peores casos, las personas recurren al sexo ilícito, las drogas y el alcohol para llenar el vacío que llevan dentro.  De hecho, vemos a las estrellas de Hollywood y a los cantantes populares que tienen “rav” – tienen mucho – y sin embargo la pasan terrible, están deprimidos, y a menudo están endeudados.

 

Si no tienes emuná y no hablas con Hashem todos los días, entonces no importa cuánto tengas -y puedes tener mucho- nunca encontrarás la verdadera satisfacción; y eso es porque tu alma seguirá con hambre.  No puedes ser verdaderamente feliz si tu alma -que es una parte verdadera de tu ser que no puede ser ignorada- está mal.  Nada en este mundo físico puede saciar el alma – sólo puede silenciarla, porque algo en un plano físico no puede dirigirse a algo en un plano espiritual.

 

Por el contrario, aquel que vive con emuná y que tiene una conexión personal con Hashem lo tiene absolutamente todo, sin importar lo que pueda considerarse una “carencia” en el mundo físico.  Esta conexión espiritual con Hashem, este sentimiento que brota de los recovecos de su alma, llena todo su cuerpo con un sentimiento de plenitud y satisfacción que sobrepasa cualquier preocupación o problema físico.

 

 

¡No hay carencia porque la conexión con Hashem lo llena todo!  Todo está lleno de alegría por la verdadera conexión con Hashem que tiene esta persona, y por lo tanto ningún dolor en el mundo físico se siente como una verdadera carencia. Por lo tanto, aunque ciertamente estas personas siguen rezando por lo que quieren y aún no tienen, ya están llenos por dentro y pueden servir a Hashem con verdadera simjá en cada momento – que una de las más grandes mitzvot que hay.  Por lo tanto, pueden decir desde el fondo de sus corazones – yesh li kol – ¡lo tengo todo!

 

 

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