Difundir la luz – Vaiakel

“Moshé reunió a toda la asamblea de los Hijos de Israel y les dijo: ‘Estas son las cosas que Hashem ordenó, para hacerlas: Seis días se puede trabajar, pero el séptimo día será sagrado para ustedes, un día de completo descanso para Hashem…’” (35:1-2). Antes de comenzar a detallar la construcción del Mishkan – el Tabernáculo, la parashá comienza con una advertencia de guardar el Shabat. El pueblo judío recibió instrucción de Moshé (y en varios otros lugares de la Torá) respecto a que la construcción del Tabernáculo no anula el precepto de observar el Shabat. 

Rabí Natan de Breslev pregunta: ¿Por qué alguien pensaría que la construcción del Tabernáculo da permiso para trabajar en Shabat? Él explica que el trabajo de construcción del Tabernáculo y sus vasijas constituye el aspecto espiritual de la construcción del palacio de la santidad (heijal hakodesh) que significa acercar a otras almas a Hashem. Al construir el Tabernáculo, el pueblo judío hizo descender la presencia de Hashem, la Shejiná, a su medio. Esto significa que la sensación de cercanía y conexión con Dios en la época del Tabernáculo, y después en el Templo Sagrado, era mucho más poderosa y tangible. Así como el Tabernáculo fue construido físicamente, siendo su parte más importante la sala de santidad, que estaba antes de la cortina donde se colocaba el arca, también la sala de santidad espiritual fue construida por las almas del pueblo judío que se acercaron a Hashem a través del liderazgo de Moshé, quien dirigió la construcción. 

Por lo tanto, esta tarea de construir el Tabernáculo, que era un lugar de descanso para la presencia de Hashem entre el pueblo judío, es muy valiosa e importante ante Dios, más que cualquier otro servicio Divino. ¿Por qué? Porque la principal revelación de la grandeza de Hashem y de Su gloria es cuando los que están lejos de Él regresan y se acercan a Su servicio. Por ejemplo, el Santo Zohar dice que cuando Itró vino y se convirtió al judaísmo, el nombre de Hashem (el conocimiento de Hashem en este mundo) se hizo mucho más glorioso en todo el mundo. 

Esto de construir el Tabernáculo espiritual acercando las almas judías a Dios, es el aspecto de guardar el Shabat. Por lo tanto, explica Rabí Natan, alguien podría haber pensado erróneamente que el trabajo de construcción del Tabernáculo tendría prioridad sobre la observancia del Shabat en la práctica. Por eso, antes de que comenzara la construcción del Tabernáculo, Hashem le ordenó al pueblo judío que descansara en Shabat (Likutei Halajot).

Esto es algo que todos podemos hacer. Todos podemos ayudar a otra persona a acercarse a Hashem estudiando con ella o hablando con ella sobre la emuná y el sentido de la vida. Rabi Najman enseña en el libro “Consejo”: “Cuando una persona es feliz, puede darle ánimo y vitalidad a otra persona. Es algo muy grande hacer feliz el corazón de otra persona…”. Lo mismo ocurre cuando enseñamos y compartimos las enseñanzas de la Torá y la emuná (fe) con otras personas. Uno siente una verdadera curación en su alma cuando se acerca a Hashem, cuando siente una verdadera conexión con Él y cuando trata de descubrir cuál es su misión en esta vida. 

Esta enseñanza sobre el Tabernáculo me hizo reflexionar sobre mi propio viaje en la vida, especialmente desde que me mudé a Israel hace más de trece años. Justo después de hacer Aliá en el verano de 2005, fui a estudiar a Majón Meir, una yeshiva en Jerusalén para jóvenes recién observantes de todo el mundo que quieren aprender Torá. Uno de los regalos especiales que recibí allí, además del programa de clases, fue que podía estudiar con mentores, personas con más experiencia que yo que dieron de su tiempo y sus conocimientos para ayudarme a estudiar Torá y aplicar la observancia judía. Estos rabinos y mentores también nos invitaban a mí y a otros estudiantes a sus casas para los Shabat y las fiestas. Allí logré sentir la calidez de un ambiente hogareño y aprender lo que significa construir un hogar judío basado en los valores de la Torá.