Igualando el Puntaje

¿Cómo es posible qué los Hijos de Israel hayan caído en algo tan absurdo como adorar a un ídolo? ¡Ciertamente no eran tontos! Y no sólo eso, sino que…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

¿Cómo es posible qué los Hijos de Israel hayan caído en algo tan absurdo como adorar a un ídolo? ¡Ciertamente no eran tontos! Y no sólo eso, sino que…

Uno de los dilemas más extraños en las crónicas de nuestro pueblo es el becerro de oro.
 
¿Cómo es posible qué los Hijos de Israel hayan caído en algo tan absurdo como adorar a un ídolo? ¡Ciertamente no eran tontos! Y no sólo eso, sino que vieron con sus propios ojos los grandes milagros al salir de la esclavitud en Egipto. ¿Qué pasó entonces?
 
Nuestros sabios nos enseñan (Yalkut Shimoni, Jeremías, 236) que los Hijos de Israel sabían que la idolatría era una tontería, pero participaron en ese acto para permitirse realizar "arayot", actividades sexuales prohibidas.
 
Rabi Najman de Breslev (Likutey Moharán I, 19) llama al apetito por las prohibidas actividades sexuales, el “Mal General". Él compara a la lujuria con un fuego incontrolable. Es un fuego  que consume por completo la lógica de la persona y su sentido común, en la medida en que esta hace cosas descabelladas, con total desprecio por nada ni por nadie, hasta que su sed es “saciada” (que nunca lo es). Como resultado, es comprensible que las personas lujuriosas pierden sus hogares, sus empleos y sus familias. Al permitir a la lujuria cegarles, prácticamente pierden también la cabeza.
 
Rabi Najman distingue entre todos los pecados de la Torá y entre el pecado del Pegam haBrit, la violación de la santidad personal, que incluye todos los pecados de relaciones sexuales prohibidas y transgresiones semejantes -como el mirar a otras mujeres, leer libros obscenos y utilizar un lenguaje inapropiado. Tenemos 613 Preceptos, cada uno corresponde a una de las 613 partes espirituales del alma. Cualquier transgresión daña al alma. Sin embargo, la lujuria del hombre hacia las mujeres apaga la llama de su alma por completo. Nada podría ser peor.
 
Durante estas semanas de “Shovavim” – el período de seis semanas entre las lecturas semanales de la Parashá de Shemot a la Parashá de Mishpatim – es conocido como un momento especial para mejorar nuestra santidad personal. HaShem ayuda de una manera extraordinaria a cualquier persona que busca la superación personal. El campo de la santidad personal es tan importante que Rabi Najman dijo: "Con respecto a esto, uno debe esforzarse por ser perfecto; entonces, ya no importa si uno es menos perfecto en otros campos". Una persona está obligada a ir por la senda de su maestro y guía espiritual; ya que la excelencia en la santidad personal fue el área de Rabi Najman de más fuerza, entonces también nosotros debemos buscar el camino de la santidad personal.
 
La santidad personal es la fuente de toda bendición. ¿Quién no necesita una bendición? Esta persona necesita mejor salud, aquella necesita más ingresos, otra tiene problemas matrimoniales o con un hijo. Rabi Najman nos enseña que la santidad personal es la fuente de toda bendición. Las implicaciones son sorprendentes: Cualquier persona que se esfuerza seriamente en fortalecer su santidad personal – ya sea el intento de un hombre en guardar sus ojos, o el deseo de una mujer de vestirse y actuar de manera más modesta – es capaz de invocar sobre sobre sí mismo todas las bendiciones.
 
Probablemente los dos problemas más preocupantes de esta generación son: Primero, los niños que están expuestos a todo tipo de influencias impuras y terminan dejando el mundo del la auténtica espiritualidad; y segundo, las dificultades financieras. Con esto en mente, veamos el cheque en blanco que Rabí Najmán escribe para cada uno de nosotros: "El que controla sus malas inclinaciones, sus hijos no caerán en el mal camino; no sólo eso, sino que sus bienes serán bendecidos" (Libro de los Atributos, Hijos, 16). ¿Dónde puedes obtener una bendición mejor hoy en día? ¿Quién puede darte una mejor póliza de seguro para criar niños rectos?
 
Y no sólo eso, en el Libro de Atributos (lujuria, 42) enseña el Rebe que: "Cualquier persona que guarda su santidad personal – incluso si carece del mérito de padres justos y piadosos – HaShem crea para él el mérito”. Mediante la santidad y pureza personal,  no tienes que preocuparte si tu padre no fue el director de una Yeshivá o un gran Tzadik, HaShem Mismo es tu padre – tu llevas Su mérito". La excelencia en la santidad personal impulsa a la persona hacia arriba en la escalera espiritual. En virtud de la santidad personal, incluso el hijo de un convicto puede no sólo igualar el marcador, sino qué espiritualmente, puede superar al hijo del director de la Yeshivá más importante. 
 
Todo el propósito de nuestro estudio de la Torá es para levantarnos de la suciedad y del fango de la lujuria y el apetito sexual. Siempre y cuando una persona alberga esta lujuria, es una señal de que no ha interiorizado su estudio de Torá.
 
El propósito de nuestro exilio en Egipto fue para resistir la prueba del libertinaje y la inmoralidad de Egipto. 
 
La lujuria es peligrosa – causa amnesia. Es por eso que nunca podemos descansar – tenemos que rogarle a HaShem todos los días en nuestras plegarias personales para qué Él nos ayude a mantener nuestra santidad y pureza espiritual.

No tienes que ser un experto de educación para criar hijos buenos. Cuanto más un hogar está libre de inmoralidad, el hombre guarda sus ojos y la mujer se viste con modestia, mejor serán los niños.
 
¡Qué podamos juntos tener éxito en la construcción de un mundo de pureza y santidad, Amén!
 

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