Se lo tragó la tierra – Koraj

Tan pronto como Srulik apareció, todos fueron corriendo hacia él y le rogaron que liberara al niño que estaba siendo tragado por la tierra.

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Rabino Tzvi Meir Cohn

Posteado en 19.06.22

“Tan pronto como él [Moshé-Moisés] terminó de decir todas estas palabras, la tierra debajo de ellos [de Koraj y sus seguidores] se abrió. La tierra abrió su boca y se los tragó… toda la gente de Koraj…. La tierra los cubrió, y se perdieron de entre la congregación” (Bamidbar 16:31-33).

El milagro que ocurrió en ese momento no debe ser confundido con un terremoto normal que no implicaría la intervención Divina. Por lo tanto, “la tierra abrió su boca” no significa simplemente que hubiera enormes abismos en el suelo en los que cayeron Koraj y su grupo. Más bien, hubo un efecto de succión desde el interior de la “boca” de la tierra que fue comparable a la succión de un líquido en la boca cuando se bebe de una copa.

Aún más sobrenatural fue el hecho de que la gente de Koraj y sus propiedades, que en ese momento no estaban en la vecindad inmediata, también fueron atraídos a la boca de la tierra.

Otro aspecto del evento fue la forma en que la tierra se cerró. Después de un terremoto normal, los desfiladeros simplemente permanecen abiertos. Sin embargo, en esta ocasión, la tierra volvió a su estado anterior como si no hubiera pasado nada. El Rambán (Rabí Moshé ben Najmán) aclara que no hubo ninguna señal de muerte o perturbación. La frase “se perdieron de entre la congregación” parece ser superflua. Esto pretende enseñarnos que cuando fueron tragados, no fueron asesinados. En cambio, fueron llevados al abismo y continuaron viviendo. Por lo tanto, ahora eran considerados como “perdidos de entre la congregación”. Mientras eran tragados, se les oía gritar: “Moshé estaba realmente en lo cierto. Sus enseñanzas de la Torá son verdaderas y nosotros estamos equivocados”.

* * *

En una ocasión, un judío polaco se vio obligado a pasar una temporada prolongada en un hospital público. Dada la naturaleza antisemita de la época, los otros pacientes, e incluso las enfermeras y los médicos, no tuvieron piedad en su acoso a este enfermo. Un día, un anciano que visitaba a su hijo enfermo se dio cuenta de la forma maliciosa en que se trataba al paciente judío. El anciano le gritó al personal y a los demás pacientes: “¡Dejen de comportarse así con este hombre! Os contaré una historia que os hará replantearos la forma en que tratáis a los judíos”.

Hace muchos años, en el pueblo judío vecino a mi ciudad, vivía un muchacho llamado Srulik (que más tarde se hizo famoso como el Baal Shem Tov), que trabajaba como ayudante del maestro. Se sabía que este joven visitaba semanalmente el baño ritual (mikve) de mi pueblo, antes del Shabat. Un viernes a la tarde, un grupo de chicos del pueblo decidió atacar a Srulik cuando iba a la mikve. Se escondieron en unos arbustos, y cuando entró en nuestro pueblo, lo agredieron. Gritaron: “¡Atrapad al judío! Atrapad al judío!” y empezaron a golpear a Srulik con palos. De repente, el cabecilla emitió un lamento desgarrador. Los otros muchachos lo miraron y, para su horror, lo vieron hundirse en la tierra. Rápidamente dejaron a Srulik solo y fueron a ayudar a su amigo. Intentaron sacarlo, pero fue en vano. Cuanto más tiraban, más se clavaba en la tierra.

Mientras tanto, Srulik continuó yendo hacia la mikve. Los chicos empezaron a gritar pidiendo ayuda y corrieron a buscar palas. Intentaron desesperadamente sacarlo. Pero esto también resultó inútil. Cuanto más cavaban, más se hundía su amigo en la tierra. Los aldeanos oyeron sus gritos y todos vinieron corriendo.  Cuando los aldeanos escucharon la historia, decidieron que lo más prudente sería esperar a que Srulik regresara.

En cuanto Srulik apareció, todos fueron corriendo hacia él y le rogaron que liberara al niño que estaba siendo tragado por la tierra. Srulik dijo: “Es su culpa que esté atrapado en la tierra. Tomó la decisión equivocada de atacar a un judío inocente. Sin embargo, si promete no volver a acosar a un judío, lo liberaré”.

El muchacho accedió rápidamente a la petición de Srulik e inmediatamente pudo liberarse de la tierra. Srulik añadió: “No te vas a librar tan fácilmente. Todavía mereces un castigo por lo que has hecho y, por lo tanto, conservarás tu altura actual por el resto de tu vida”.

El anciano dijo: “Escuché esta historia directamente del propio muchacho cuando ya era viejo y, efectivamente, nunca más creció. Por lo tanto, os aconsejo a todos que nunca acoséis a un judío”.

Y así fue.

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1. SUSANA

7/09/2022

HERMOSO RELATO y CREIBLE…BENDICIONES…

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