Encontrar la bendición en la maldición

El mundo físico no es lo suficientemente grande para las monedas que acumulamos con nuestras mitzvot. Cuando lleguemos al Mundo Venidero, o cuando llegue Mashíaj, y este mundo se parezca más al Mundo Venidero, todo va a cambiar.

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David Ben Horin

Posteado en 12.12.22

El mundo físico no es lo suficientemente grande para las monedas que acumulamos con nuestras mitzvot. Cuando lleguemos al Mundo
Venidero, o cuando llegue Mashíaj, y este mundo se parezca más al Mundo Venidero, todo va a cambiar.

Los que te maldigan serán malditos, y los que te bendigan serán benditos”  (Bereshit 27:29)

En el caso de los tzadikim, su principio es el sufrimiento y su final es la tranquilidad; los que los maldicen y les causan dolor preceden a los que los bendicen. Por eso Isaac mencionó la maldición de los que maldicen antes de la bendición de los que bendicen. Por el contrario, en el caso de los malvados, su principio es la tranquilidad, y su fin es el sufrimiento. Y por eso Bilam mencionó la bendición antes de la maldición (Génesis Rabá 66:4).

Si te preguntas por qué nos da la impresión de que los malvados la pasan mejor, esta es la razón: lo mejor está aún por venir.

Cuando llegue, la bendición será para aquellos que luchan por Hashem en este momento. Si tu vida es de alguna manera más difícil porque eliges el camino de la Torá, ¡empieza a bailar!

Para los justos, la vida es como una montaña. Cada paso te conduce hacia arriba. Y obviamente, es mucho más difícil subir hacia la cima.

Para los malvados, la vida es como un pozo. Es mucho más fácil caminar cuesta abajo, pero con cada paso te vas acercando al fondo.

Lo mismo ocurre con todo aquello que realmente vale la pena. Primero la visión. La decisión de hacerlo. El compromiso. El sacrificio. Los momentos de debilidad. Los momentos de desesperación absoluta.

La determinación de seguir adelante. La adrenalina cuando todo está a la vista. La emoción de llegar a la cima.

Esto es una bendición.

En este mundo, nos sometemos voluntariamente a este proceso por una carrera, un ascenso, dinero, éxito y honor. Pero estas no son cumbres, son mesetas. Son todas etapas temporarias.

Si estamos dispuestos a recorrer la distancia por las pequeñas cumbres, debemos ir con toda la fuerza cuando se trata de alcanzar el punto más alto: la grandeza en el otro mundo.

Una mitzvá en este mundo vale más que todo el dinero, el poder y el honor. Cada vez que recitamos el Shemá, cada vez que realizamos un acto de bondad, cada hora de Torá que estudiamos – está poniendo una moneda en nuestra cuenta que vale literalmente 1000 millones de veces más que una moneda de oro, ¡como mínimo!

Si una cuenta bancaria de un millón de dólares vale una semana de trabajo de 60 horas, entonces una cuenta bancaria de un billón de dólares vale, ¿cuántas plegarias?

Por eso tenemos la espada pendiendo en el cuello toda la vida. Es la única manera de ascender. A medida que Hashem se revela, a medida que nos acercamos al final, a medida que la fisicalidad de este mundo se erosiona más y más, nos acercamos a la cumbre.

El mundo físico no es lo suficientemente grande para las monedas que acumulamos con nuestras mitzvot. Cuando lleguemos al Mundo Venidero, o cuando llegue Mashíaj, y este mundo se parezca más al Mundo Venidero, todo va a cambiar.

Nuestro sufrimiento se convertirá en una bendición. Todo el trabajo que soportamos, al principio, se convertirá en alegría.

Esto es lo que decimos cada Shabbat, Yom Tov, y Rosh Jodesh:

El que siembra con lágrimas, cosechará con canto. Irá llorando, llevando las valiosas semillas; volverá con canto, llevando sus gavillas. (Salmos 126:5-6)

Esav se desliza hacia el abismo. Come su comida de cinco estrellas en su restaurante de clase mundial mientras se ríe del “charlatán” que le sirve el champán.

No sabe que va a tener que pagar un gran cheque cuando termine. 

Fue cuando Yaakov recibió la bendición de Itzjak que su vida se complicól. Inmediatamente, tuvo que abandonar Israel. Todas sus posesiones, incluso la ropa, le fueron quitadas.

Acabó desnudo en un río.

Cuando llegó a la casa de Lavan, Yaakov fue su sirviente durante 14 años. No tenía nada. Esav utilizó su fuerza física superior para expulsarlo de Israel. Lavan usó su superior astucia para atormentarlo en el exilio.

A simple vista, era el fondo de la montaña para Yaakov. Hashem sabía la verdad: era el comienzo de su viaje hacia arriba.

La vida era dura. Yaakov trabajó día y noche en el frío glacial y el calor sofocante.

Yaakov reaccionó con emuná y mitzvot. No tomó un curso de Krav Maga ni leyó el libro “Cómo ganar amigos e influenciar en la gente” .

Se mantuvo firme a la sombra de Dios. Sabía que la fuerza y la astucia sólo tienen dominio cuando los malvados inician su propio camino. Sabía que esta era su misión. Era una prueba.

Mientras Yaakov ascendía, Lavan y Esav continuaban su camino hacia abajo.

En un momento dado, Yaakov ascendió a lo alto mientras sus enemigos se hundían cada vez más en el pozo. Yaakov se fue con toda la riqueza de Lavan y aún más. Lavan se quedó sin nada. 

Yaakov regresó a Israel con 11 hijos, una hija y otro en camino. Tenía dos esposas, dos concubinas, sirvientes y un gran número de ganado y posesiones. Esav se escabulló a Seir, mientras que Yaakov se estableció pacíficamente en la Tierra de Israel.

Cuando parece que los malvados de este mundo están ganando, es sólo porque Dios los está poniendo a prueba. Ellos siguen avanzando hacia su destrucción, mientras que nosotros avanzamos hacia la redención.

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1. Mirsha Andrea Daniel Ortiz

3/19/2024

Baruj Hashem

2. Avigail

12/14/2022

Baruch HaShem, gradioso articulo para mi en esta situacion de familia que estoy pasando ahora.
El Santo Bendito Es, me enseña cada dia. Gracias.

Gracias por tu respuesta

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