¡Empieza a Disfrutar de la Vida!

Es muy importante que la persona sepa que mientras respire, HaShem, el Creador del Universo, espera de ella que continúe cumpliendo su tarea en este mundo…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

Es muy importante que la persona sepa que mientras respire, HaShem, el Creador del Universo, espera de ella que continúe cumpliendo su tarea en este mundo…

¡Empieza a Disfrutar de la Vida!

Es muy importante que la persona sepa que mientras respire, HaShem, el Creador del Universo, espera de ella que continúe cumpliendo su tarea en este mundo. Y con ese fin HaShem continuará proveyéndole todas sus necesidades  -comida, ropa y un techo donde vivir. En síntesis, HaShem seguirá “aceitándole los engranajes”, tal como vemos en el siguiente relato:

Una vez una persona fue a ver al gran Justo, Rabi Najman de Breslev, para pedirle que lo bendijera para que tuviera un buen sustento. Rabi Najman le respondió con la siguiente parábola:

Había una vez un mercader textil que vivía en un pueblo y que en forma periódica hacía un viaje al mayorista en la gran ciudad con el fin de adquirir rollos de tela. En una ocasión ocurrió que después de cargar todas sus mercancías en el carro, éste no pudo arrancar de lo pesado que estaba. Entonces el mercader regresó al negocio del mayorista y le preguntó: “¿Tal vez me podría prestar un poco de aceite para que pueda aceitar las ruedas de mi carro?”. El mayorista sonrió amablemente y le ofreció todo el aceite que necesitaba. Entonces el carro empezó a moverse sin problemas y las ruedas dejaron de chirriar.

Cuando estaba por la mitad del camino, el mercader se encontró con un vecino, un vendedor ambulante que tenía su propio caballo y su propio carro. El vecino comentó: “Vi a lo lejos que tu carro anda muy velozmente, pero yo sé que tu carro es igual de viejo que el mío. ¿Cuál es el secreto?”.

“No hay ningún secreto”, respondió el mercader. “Simplemente lo que ocurrió es que mi mayorista me dio un poco de aceite de gran calidad con el que aceité las ruedas”.

El vendedor ambulante no lo pensó dos veces y fue directamente a la fábrica del mayorista en la gran ciudad. Cuando llegó, le pidió al mayorista un poco de aceite. Pero el mayorista se burló de él diciéndole: “¡Yo vendo tela, no aceite! ¡Acá no puedes comprar aceite!”.
El vendedor ambulante se quejó: “Entonces ¿por qué le diste aceite a mi amigo el mercader de telas?”.

“Ah… eso es otra cosa… Él compra telas todo el tiempo en mi fábrica. Justamente hoy él me pidió un poco de aceite que necesitaba para aceitar las ruedas de su carro. Pero yo no vendo aceite y por supuesto que no le doy aceite a la gente que no comercia conmigo”.

Rabi Najman le explicó entonces a esta persona que le había pedido sustento: “Mis discípulos consagran todas sus vidas a la plegaria y al estudio de la Torá. Y no pueden servir a HaShem si ellos y sus familias no tienen nada que comer, así que yo los bendigo para que tengan un buen sustento. Pero en tu caso, dado que lo único que te interesa es el sustento y no te dedicas en absoluto al estudio de la Torá y la plegaria, te digo entonces que… ¡yo no vendo aceite!” (Síaj Sarfei Kodesh 5:48).

Empieza a vivir

La falta de fe que tiene la gente le impide disfrutar de la vida. Ellos podrían estar gozando de cada día que viven, deleitándose al ver crecer a sus hijos y haciendo todo lo posible por mejorar un poco cada día. Ayer tuvieron más que suficiente para comer pero aun así prefieren preocuparse por el futuro. Ven al mundo a través de anteojos pintados de negro sin nada de Emuná y se inquietan por lo que deparará el porvenir. ¿Tal vez no consigan trabajo?  ¿Por ahí la economía va a sufrir un colapso? ¿Y si se desata una guerra? ¡Ay, que no nos falte comida…! Todos estos pensamientos negativos invocan la clase de juicios severos que hacen sufrir a la gente. En otras palabras, ellos mismos, con sus preocupaciones, ¡se transforman en sus peores enemigos!

Nosotros, los espectadores imparciales, les imploramos a los preocupaciones: ¡Deja una vez por todas de preocuparte por cada pavada! ¿No te das cuenta de que todo va bien? ¡Date por satisfecho con lo que tienes y sigue adelante con la vida! ¡Te estás volviendo loco con todas tus preocupaciones sobre lo que va a pasar mañana…! Y mientras tanto, ¡estás desperdiciando el día de hoy!

¿Para qué vamos a preocuparnos por problemas futuros? Con Emuná, la pura y absoluta fe en el Creador, sabemos que si HaShem nos da un problema en el futuro, también nos dará las herramientas para solucionarlo. Pero hoy, que todavía no tenemos el problema, tampoco tenemos las herramientas. ¿Quién es tan tonto como para llevar encima un gato del coche cuando viaja en tren? La persona “preocupona” tal vez diga: “¿Y qué hago si de repente tengo que cambiar un neumático pinchado?”. A esa persona le respondemos que no tiene necesidad de preocuparse por cambiar la llanta pinchada hasta que no se encuentre detrás del volante…

Este ejemplo que mencionamos nos parece cómico, pero muchos de nosotros somos “preocupones proverbiales” que cargamos con pesadísimos “gatos de preocupación” en nuestro “maletín emocional”, incluso cuando ni siquiera estamos tras el volante. Si hoy viajas en subterráneo, no tienes necesidad de preocuparte por los neumáticos pinchados de mañana. Tampoco necesitamos preocuparnos si mañana la luna se cae del cielo. Pongamos el enfoque en la tarea que tenemos a mano y dejémosle todas nuestras preocupaciones al Creador. Vivamos la vida con simple inocencia, sin preocuparnos por lo que pueda pasar mañana…

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1. Paula Andrea Jaramillo Restrepo

2/28/2015

Es cierto de estarnos preocupando no ganamos nada

Solo fortaleciendo nuestro Emuna esrudiando su palabra podremos ligrar que nuestro Amado Padre nos de la provision que necesitas para servirle.

2. Paula Andrea Jaramillo Restrepo

2/28/2015

Solo fortaleciendo nuestro Emuna esrudiando su palabra podremos ligrar que nuestro Amado Padre nos de la provision que necesitas para servirle.

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