El despertar espiritual

En Su inmensa compasión, Hashem me ha concedido el enorme mérito de escribir varios libros de emuná (fe auténtica), pero el libro principal de todos los que he escrito es En el jardín de la fe, donde expliqué que hay tres niveles de emuná:

1. Así lo dispuso Hashem
2. Todo es para bien
3. ¿Qué es lo que Hashem quiere enseñarme? ¿Qué me está indicando? ¿Qué quiere que yo rectifique?

Aquí es donde entra en juego el principio de que no hay sufrimiento sin transgresiones y la gratitud también se basa sobre esto: “Estoy muy contento y Te doy las gracias por haberme enviado este sufrimiento para impulsarme a buscar qué cosas tengo que rectificar”.

Esta es la gratitud completa. Por eso, no podemos quedarnos en el nivel de “Di las gracias y vi milagros” sino que debemos continuar adelante y entender que la verdadera salvación es la teshuvá (sincero arrepentimiento y compromiso a no reincidir) y la rectificación.

Así podemos entender el comportamiento de Mordejai, quien ya conocía el camino de Ester (siendo que él mismo se lo enseñó), pero él no quería que la prueba pasara sin que el Pueblo de Israel se arrepintiera por haber participado del banquete de Ajashverosh, durante el cual cometieron muchas transgresiones.

La situación por aquel entonces era muy parecida a la actual. La gente vivía la política (“Fulano decretó X”, “Mengano anunció que X”). Hoy también nos duele ver cómo la gente no conecta lo que sucede con las transgresiones que cometieron y no se detienen a pensar por qué Hashem actúa de cierto modo y qué es lo que Él quiere que corrijamos.

A mí me da mucha gracia cuando la gente viene a contarme que tuvo problemas con los negocios debido a que alguien le hizo “el mal de ojo”. Como si esta persona fuera una santa que jamás en su vida hizo algo malo. Yo les digo: “Disculpa la pregunta, pero ¿Tú observas el Shabat? ¿Observas las leyes de pureza familiar? ¿No? Entonces ¿Por qué piensas que te va mal en los negocios por culpa del mal de ojo? ¿Cómo no te va a ir mal, siendo que vives sin Shabat, siendo que alejas a la Presencia Divina de tu hogar?”.

Obviamente, esto se lo digo sólo a aquellas personas que están dispuestas a escuchar y aprender. Pero así es la emuná. En realidad, deberías ponerte a bailar de la alegría si sufriste un revés en los negocios, porque gracias a eso Hashem te salvó la vida, ya que ahora vas a empezar a observar los preceptos como es debido y vas a empezar a hacer teshuvá, plegaria personal, introspección, etc.

Mordejai sabía que el Pueblo de Israel veía los avisos de los malos decretos y se estremecían y obviamente querían librarse de las pruebas. Y seguramente decían que todo era por culpa de Hamán, etc. Pero es lo que yo llamo “desperdiciar una oportunidad de oro”: estas personas vivían totalmente desconectadas de la emuná. Porque estas personas están diciendo que lo que les está pasando es por equivocación, por casualidad, por injusticia… Si el Pueblo de Israel daba las gracias solamente para salvarse del mal decreto, tal vez lo lograrían, pero no iban a rectificar la raíz del problema.

La gratitud es dar las gracias por la oportunidad de rectificar nuestras faltas y es muy importante que todos entiendan que con decir simplemente “gracias” no es suficiente.

De ninguna manera. Porque cuando damos las gracias, la cosa recién empieza. Una vez que diste las gracias y te salvaste, y lograste entender que todo es para bien y cuánto Hashem te ama, ahora puedes empezar a vivir con emuná verdadera y rezar una plegaria verdadera: “Hashem, muéstrame cuál fue la transgresión que me trajo esta aflicción”. Y cuando la persona rectifica esa transgresión, dando las gracias y sintiendo el amor de Hashem hacia su persona, esa es su salvación completa.  Ahora realmente podemos decir: “Di las gracias y me salvé”.

Y lo principal es que, después de cada salvación, la persona fortalezca sus sesiones de plegaria personal y Le pida a Hashem que la ayude a rectificarse y a anular sus pasiones físicas y corregir sus defectos. Esa es la verdadera salvación y esa es la verdadera emuná y el Paraíso en este mundo.