El tratamiento que funcionó

Esta es una carta que hemos recibido en nuestra redacción y que pensamos que sería importante compartir con todos ustedes

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.09.23

Esta es una carta que hemos recibido en nuestra redacción y que pensamos que sería importante compartir con todos ustedes

Estimado Rabino Shalom Arush:

Shalom

Hace ya siete años que estamos casados y todavía no hemos podido tener hijos. Durante todo este tiempo hemos hecho exámenes médicos, muchos de ellos difíciles y dolorosos, mas todo ha sido en vano.

Con el paso de los años, y siguiendo el consejo de los médicos, decidimos someternos a tratamientos aún más rigurosos, incluyendo varias intervenciones quirúrgicas, con la esperanza de que mi esposa quedara embarazada. Por supuesto que, siendo personas religiosas, siempre rezamos e hicimos un trabajo espiritual para ser mejores personas, y no tenemos la menor duda de que cada esfuerzo espiritual ejerce un poderoso efecto y que ninguna plegaria es rechazada, pero, de hecho, la salvación no llegó.

Cuando cumplimos seis años de casados, alguien nos recomendó tratarnos con un especialista en el tema y otra vez tuvimos que someternos a una serie de tratamientos nada fáciles, hasta que por fin el médico detectó un problema específico, cuyo tratamiento es bastante complicado y comprende varias etapas. Según el médico, ese tratamiento iba a permitirnos ser padres.

Por supuesto que rezamos mucho y nos comprometimos a llevar a cabo toda clase de trabajos espirituales, y sentimos que Hashem, en Su gran compasión, estaba a nuestro lado a cada paso. Sin embargo, la salvación no llegó. Y entonces empezaron los tratamientos más difíciles. Curiosamente, todas las etapas iban bien y ya creíamos que íbamos a poder ser padres, pero al final todo quedaba en la nada.

Los médicos estaban seguros de que esta vez sí habíamos tenido éxito, pero, para su gran asombro, una y otra vez, a último momento todo se complicaba y el tratamiento fracasaba. Los médicos no lograban entender qué era lo que había salido mal. Según sus pronósticos, ya deberíamos haber sido padres hace rato…

Y entonces, con Su gran compasión, descubrimos el libro “En el jardín de la fe” y en el momento en que empecé a leerlo, sentí un despertar espiritual y sentí muy fuerte la cercanía de Hashem. Entonces decidí que iba a hacer una sesión diaria de estudio. Se me abrió un mundo nuevo que jamás antes había conocido.

A medida que fui avanzando en la lectura del libro, me di cuenta de las cosas que debía corregir y, poco a poco, empezamos a ver salvaciones a cada paso, tanto grandes como pequeñas. Pero todavía no llegó “esa” salvación que tan desesperadamente esperábamos.

El camino de la emuná nos infundió una enorme dosis de esperanza y ya casi sentíamos que el problema había quedado atrás pero entonces, por diversos motivos, tuvimos que interrumpir los tratamientos médicos durante varios meses. Durante ese lapso empecé el capítulo del libro que trata el tema de la gratitud y donde se explica que la gratitud es la llave de todas las salvaciones en la vida. Y así fue como los dos empezamos a dar las gracias por todo el sufrimiento, por no poder ser padres y justamente entonces nos informaron que podíamos continuar con los tratamientos.

Irónicamente, esta vez nos dio la sensación de que todo nos salía al revés. Ya en la primera etapa del tratamiento surgieron dificultades que hasta ahora no se habían presentado. Daba la impresión de que este tratamiento no iba a dar resultado. Cada vez, surgía un nuevo inconveniente. Pero incluso en los momentos más difíciles, cuando todo parecía imposible, no nos dimos por vencidos y continuamos dando las gracias por todo. Y al final, después de tantas idas y venidas, después de tantos problemas y tantos obstáculos, después de tanto sufrimiento y tanto dolor, en Su infinita compasión… Hashem nos dio el más grande regalo: ¡Nos permitió ser padres! ¡En mérito de la gratitud tuvimos un milagro!

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