Ten compasión y te tendrán compasión – Ki Tisa

Cuando tenemos compasión de otras personas, también nosotros somos juzgados con compasión y favor.

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Moshe Neveloff

Posteado en 27.02.24

Cuando tenemos compasión de otras personas, también nosotros somos juzgados con compasión y favor. Nosotros también, como Moshé, podemos emular el atributo de compasión de Hashem siendo compasivos con los demás.

“El pueblo vio que Moshé se había demorado en descender de la montaña, y el pueblo se reunió en torno a Aarón y le dijo: ‘Levántate, haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros, porque este hombre, Moshé, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué fue de él’“. Poco después de recibir la Torá, el pueblo judío cayó en el pecado del Becerro de Oro, e hicieron un ídolo al ver (erróneamente) que Moshé aún no había bajado del monte Sinaí. Después de enterarse del pecado, Moshé oró ante Hashem: “Moshé suplicó ante Hashem, su Dios, y dijo: ‘¿Por qué, Hashem, ha de encenderse Tu ira contra Tu pueblo, al que has sacado de la tierra de Egipto, con gran poder y mano fuerte? … Acuérdate por amor a Abraham, Itzjak e Israel, Tus siervos…” (32:1; 11; 13). 

Rabí Natan de Breslev explica que los tzadikim siempre intentan mitigar todo juicio severo que pueda recaer sobre el pueblo judío o sobre cualquier individuo debido a sus faltas, al igual que Moshé rezó aquí inmediatamente en nombre del pueblo judío. Ellos se dedican a esta tarea todo el tiempo, para levantar a la gente de su estado caído de pecado y ayudarlos a retornar a Hashem. Los Sabios enseñaron que Moshé fue capaz de llevar a cabo esta avodá (servicio Divino) aún más que Noaj y Abraham.

Moshé Rabenu, debido a su asombrosa cercanía a Hashem y su gran nivel de profecía y conocimiento, siempre fue capaz de ver los méritos del pueblo judío, incluso justo después de que cometieran el pecado del Becerro de Oro. Él tuvo compasión del pueblo judío y continuó rezando por ellos y defendiéndolos ante Dios. Entonces, después de que Hashem aceptara las plegarias de Moshé, le enseñó los Trece Atributos de la Compasión. Nosotros recitamos los Trece Atributos en los días de ayuno y muchas congregaciones los dicen todos los días durante las súplicas que se dicen después de la plegaria de la Amidá. A través de estos atributos de la compasión, Dios le reveló a Moshé el conocimiento más profundo – que Él está lleno de compasión y que es bueno con todos, y que Él tiene paciencia incluso con los más malvados. Hashem favorece el atributo de la bondad y juzga a todos favorablemente, incluso si una persona ha cometido muchos pecados. Lo poco de bueno que se puede encontrar en la persona siempre pesa más que lo malo (Likutei Halajot, Leyes de Shiluaj HaKen, 4ª enseñanza, y Leyes de Levantarse por la Mañana, 1ª enseñanza).

Rabi Najman enseña en la Lección 119 de Likutei Moharán (Primera Parte) que la medida de compasión que somos capaces de tener hacia los demás depende de nuestro nivel de daat – conciencia espiritual. Los Sabios enseñaron que todo aquel que es compasivo con los demás, Hashem tiene compasión de él. Por lo tanto, dice Rabi Najman, cuando una persona necesita compasión – porque se encuentra en algún tipo de situación difícil, por ejemplo – Hashem le envía a otra persona que también necesita compasión, y a través de su compasión por la otra persona, ella también recibe compasión y es juzgada en forma correspondiente.

Esta semana me ocurrió un pequeño incidente relacionado con el tema de la compasión por los demás. Estaba en la sinagoga en la que rezo durante la semana. Yo siempre suelo sentarme en la misma silla. Resulta que me levanté unos minutos antes de Maariv para ir al baño, y cuando volví había un hombre mayor sentado en el asiento en el que yo había estado, hablando por teléfono. No dije nada, sólo le hice un gesto: “Puedes sentarte ahí”, tomé el sidur que estaba usando y me senté al otro lado de la mesa. Entonces me dijo: “Necesito un libro de oraciones”. De nuevo, no dije nada y me acerqué a la estantería para tomar otro para mí, y le di el que estaba usando. Al final, se levantó de la silla y ni siquiera utilizó el sidur. Sin embargo, me sentí feliz de haber sido respetuoso con él y de haber superado el lugar dentro de mí que quería decir: “Oye, perdona, me has quitado el asiento y también el libro de oraciones que estaba usando, ¡¿quién te crees que eres? Qué descaro”. Pude ver que el hombre no tenía buen aspecto físico ni emocional y que necesitaba compasión. Estaba allí con otro hombre que le acompañaba y, por su conversación, parecía que buscaban dinero para tzedaká.

El Rabino Aryeh Kaplan cuenta una historia en su libro Maestros jasídicos sobre el gran Rebe jasídico, Rabí Levi Itzjak de Berdichov: “Se cuenta que una vez un carretero de Berdichov estaba rezando sus oraciones matutinas mientras engrasaba las ruedas de su carro. Era un espectáculo extravagante, Tallit y Tefilin juntos con las manos cubiertas de grasa, y la gente del pueblo se burlaba de él diciendo: ‘¡Miren a este ignorante! Engrasa un carro mientras reza”. Rabi Levi Itzjak se acercó y comentó: “¡Amo del universo! Mira a Tu siervo. Incluso mientras engrasa su carro, sigue alabando Tu grande y santo Nombre”. Rabí Levi Itzjak percibió al hombre bajo una luz completamente diferente y por eso era conocido por todos como el defensor y abogado del pueblo judío. “Los pobres, los mansos, los humildes, no sólo formaban parte de su vida, sino que eran toda su existencia… Rabi Levi Itzjak desbordaba amor y ternura hasta con el judío más humilde”.

Cuando tenemos compasión de otras personas, también nosotros somos juzgados con compasión y favor. Nosotros también, como Moshé, podemos emular el atributo de compasión de Hashem siendo compasivos con los demás.

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1. Angelica

3/03/2024

Shalom!! Gracias por la enseñanza. Ser compasivos con los demás y humildes con nuestro prójimo. Es muy importante ponerlo en práctica con la gente que me rodea

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