Cómo Cambiar de Suerte

Existe una forma de cambiar de suerte, de obtener los resultados que estás esperando. ¿Que no me creen?

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

Existe una forma de cambiar de suerte, de obtener los resultados que estás esperando. ¿Que no me creen?

Hoy, mientras preparaba la clase que iba a dar, sentí que me quedé estancado. Entonces pensé: “Zev, levántate y ve a hacer alguna otra cosa… ¡lo que sea!”. Es sabido que el proceso creativo a veces exige un descanso. Los psicólogos denominan a este fenómeno “el período de inoculación”. Puede ser un breve descanso, un día de vacaciones, o incluso cinco minutos en la cocina, preparando una taza de té. Pero sea como fuere, este descanso es sumamente productivo para todos aquellos que tratan de inventar algo.

Entonces me levanté, apagué la computadora y me fui a otra habitación y me senté a hablar con Dios, y entonces recibí otro mensaje más: que tomara la computadora, fuera a la habitación de mi hija y trabajara allá. Ella no estaba en casa, pero tengo experiencias muy lindas, de hablar con mi hija o de decir con ella el Shemá Israel antes de que se vaya a dormir, hasta tal punto que cuando estoy allá, siento que se me ocurren nuevas ideas. Y, efectivamente, así fue. El mensaje era correcto: a los pocos minutos de sentarme a trabajar allí, me vinieron a la cabeza las nuevas ideas que estaba esperando.

Cambia de Lugar – Cambia de Suerte

Nuestros Sabios enseñan que al cambiar de lugar, uno cambia de suerte. A veces, tenemos que cambiar de postura, de lugar físico, y con eso basta para salirnos de donde estábamos atascados. Como ya dije, esto no necesariamente tiene que ser un cambio drástico: a veces basta con tan sólo moverse unos cuantos centímetros de la pantalla de la computadora. Otras veces hace falta un cambio más fuerte, y tenemos que ir a dar una vuelta por el bosque o un paseo por un parque tranquilo. Otras veces, podemos quedarnos exactamente donde estábamos y solamente tenemos que hacer un cambio mental, enviando nuestros pensamientos a un lugar distinto, e incluso al otro extremo del mundo. Lo único que tengo que hacer es cerrar los ojos y… ¡bam! Puedo ir a cualquier parte del universo… Y ustedes también pueden. De pronto todos los jugos creativos empiezan a fluir otra vez y ya se nos ocurre un nuevo proyecto o una nueva idea.

Nuestras almas trascienden el tiempo y el espacio. No son limitadas como el cuerpo o como el intelecto. Cada alma es un pequeño microchip de Dios y es la fuente creativa de todas las artes, de la literatura, de la música, de los descubrimientos científicos y del pensamiento religioso: todo se reduce a ese pequeño puntito de HaShem, llamado neshamá. Los Rishonim, que son un grupo de antiguos comentaristas del Talmud, escribieron que los pensamientos de la persona son más poderosos que su aspecto físico. Uno de los Sabios, Rabenu Nisim, afirma que si uno puede pensar que está en un cierto lugar, entonces ahí es donde verdaderamente va a estar.

Cómo Sobrellevar las Situaciones Difíciles

El hecho de ir más allá de las propias limitaciones físicas de esta manera constituye un componente fundamental para iniciar el proceso creativo y alcanzar nuevas ideas. Pero esto no es solamente una estrategia para ganar el Premio Nóbel, sino que también puede ayudarnos a cada uno de nosotros a enfrentar las situaciones difíciles o estresantes que inevitablemente forman parte de la vida. A una persona esto puede ayudarla a lucirse en la entrevista de trabajo que tiene al día siguiente; a otro, puede ayudarlo a sobrellevar el miedo de hablar en público; a una madre, esta técnica puede ayudarla a atender a sus hijos aburridos, por ejemplo.

En cada una de estas situaciones, tenemos que saber cómo mantener nuestra Emuná, nuestra confianza, y nuestra paciencia. La respuesta es muy simple: ¡imagínate que estás en otro lugar! En casa, tal vez estés colgando la ropa, sirviendo jugo o preparando sándwiches, mientras tus tres hijos se pelean entre sí y te vuelven loca, pero en realidad estás en la luna de miel en una isla tropical llena de exuberante vegetación, o estás recordando aquella vez que te dieron un premio o alcanzaste un gran logro en tu vida. En tu cabeza, que es lo que verdaderamente importa, no estás en casa con los “Tres Chiflados”, sino que estás calma, tranquila, confiada, y segura en un lugar apartado y sereno.

Lo único que tenemos que hacer es esforzarnos por estar dispuestos a salir afuera de nosotros mismos y pedir ayuda y entonces Dios nos conduce al recuerdo exacto que necesitamos para volver a experimentar el estado emocional exacto que necesitamos para poder tener éxito en la situación en la que nos encontramos ahora, y que nos resulta tan difícil. Podemos estar aquí, o en cualquier otra parte, exactamente al mismo tiempo. Los psicólogos llaman a esto “Pensamiento de proceso dual”, que es cuando estamos simultáneamente pensando o haciendo una cosa mientras que al mismo tiempo pensamos en otra cosa. Por ejemplo, si soy un jugador de básquet, y estoy jugando para el campeonato, entonces en el mismo momento en que regateo a un defensor, puedo estar pensando en Dios. Y si tengo a Dios en la mente cuando trato de hacer una clavada, mis pensamientos van a ayudarme a tener más éxito que si no pensara en Dios.

Esto funciona absolutamente con todo – preparar una torta, pasar un examen, mantener la paciencia con los chicos o con la pareja, firmar un súper contrato de trabajo, enfrentar una prueba difícil: cada vez que nos dirijamos a Dios al mismo tiempo que tratamos de lograr otra cosa, vamos a tener mucho más éxito y vamos a resolver nuestros problemas con más rapidez y más eficiencia.
 

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