La única dirección

En un tremendo estado de nerviosismo y aflicción, Rajel le dijo a su marido: “Dame hijos o me muero”.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 18.03.21

Rajel ya hacía varios años que se había casado con Jacob y estaba muy angustiada porque no podía tener hijos. En un estado de nerviosismo y aflicción, Rajel le dijo a su marido: “Dame hijos o me muero”. Jacob le respondió en tono defensivo y enojado. A primera vista, esta reacción parece ser muy poco apropiada. Pero al final resultó todo para bien.

 

Rajel se dio cuenta de que no podía contar con su mraido, ni consigo mismo ni para el caso con ninguna otra persona. Su única esperanza estaba en recurrir a Hashem. Y ella empezó a orar con un sentido de total humildad, desolación y dependencia. Arrojó toda su carga ante Hashem, pidiéndole compasión y misericordia. Y fue precisamente esa forma de encararlo que le permitió obtener su salvación con el nacimiento de su hijo Yosef.

 

Lección: Cuando nos dirigimos a los demás en busca de ayuda, nos estamos olvidando de Hashem. Pero cuando se pierde toda la esperanza y nos dirigimos a Hashem, ahí es cuando descubrimos nuestra verdadera esperanza y nuestra verdadera salvación. La Guemará dice que únicamente la plegaria dicha en forma completa es respondida. Esa es la clase de plegaria en la que la persona verdaderamente cree que todo depende de Hashem y que con Hashem todo es posible.

 

Ahora Le daré las gracias a Hashem

 

Al dar a luz a su cuarto hijo, Lea dijo: “Ahora Le daré las gracias a Hashem”. En ese momento ella se dio cuenta de que todos los sufrimientos que había padecido en la vida habían sido designados por Hashem y que eran todos para bien y para un propósito maravilloso. De no ser porel hecho de que ella era la mujer menos amada, ella no habría merecido dar a luz a más hijos que las otras esposas de Jacob.

 

Ahora Lea se dio cuenta de que todo lo que había obrado Hashem era para su salvación final. Y llamó a su hijo “Yehuda”, que significa “dar las gracias”. Ese sería un constante recordatorio de darle las gracias a Hashem por todo, tanto por lo grande como por lo pequeño, por lo importante como por lo aparentemente insignificante, por lo bueno y por lo que no parece nada de bueno…

 

La Torá nos dice que inmediatamente después, Lea dejó de dar a luz. Sin embargo, ella continuó dándole las gracias a Hashem y poco después vemos que ella dio a luz nuevamente, no una sola vez, ni dos, sino ¡tres veces!

 

Lección: Dice el Rabino Shalom Arush que darle las gracias a Hashem por nuestros sufrimientos es la suprema forma de emuná. Esto se debe a que el que da las gracias está declarando su convicción de que todo lo que hace Hashem es con gran compasión y para bien, tanto si uno lo entiende como si no. Cuando uno Le da las gracias a Hashem por sus dificultades, eso no es algo natural. Y entonces Hashem dice: “Yo voy a invalidar las leyes naturales y prodigarle a esta persona una salvación milagrosa”.

 

La emuná y la gratitud evocan la Compasión Divina

 

Hace poco tuve el privilegio de asistir a una conferencia del Rabino Shalom Arush, que dio una gira por los EEUU. En dicha ocasión, el rabino contó dos historias que ilustran estos principios.

 

Una joven pareja todavía no tenía hijos y entonces decidieron ir cada uno por separado a ver a dos doctores y ambos les dijeron que nunca iban a poder tener hijos. Desesperados, ellos se dirigieron al Rabino Arush para pedirle consejo. Él les dijo que cada uno fuera a un rincón distinto de la habitación y se pusiera a implorarle a Hashem, agradeciéndole por no tener todavía hijos.

 

Así lo hicieron, tal como les indicó. Hoy en día ellos ya tienen dos hijos y de hecho, el joven padre se encontraba dentro del público presente!

 

Antes de llegar a los EEUU, el Rabino había estado en Toronto. Un hombre llegó en forma especial desde Calgary para darle las gracias. A este hombre le habían diagnosticado una enfermedad muy debilitante. El pobre hombre no sabía qué hacer. Tenía apenas 35 años y tenía cuatro hijos.

 

Entonces se acordó de que el Rabino Arush había escrito el libro Las Puertas de la Gratitud, donde dice que hay que darle las gracias a Hashem por los problemas que uno tiene en la vida. El hombre empezó a salir todos los días a caminar en el clima congelante para hablar con Hashem y darle las gracias por su enfermedad.

 

El hombre le mostró al Rabino Arush su Iphone, en el que se veía una imagen de una caja con 60 píldoras. Dijo que tenía que tomar estas píldoras a diario para aplacar el tremendo dolor que le causaba aquella enfermedad. Pero ahora él tiró las pastillas a la basura y los doctores dicen que se curó en un 85 % -90 % por ciento!

 

Dios quiera que podamos utilizar este doble método de depositar toda nuestra confianza ÚNICAMENTE en Hashem y darle las gracias por todo incluso lo aparentemente malo, y entonces nosotros también vamos a ver milagros en la vida!

 

 

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