Mis aventuras en el supermercado

Tali Mandel nos cuenta de sus peripecias en el supermercado abarrotado de gente. No se imaginan lo que le pasó…

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Tali Mandel

Posteado en 18.03.21

La frase “todo es para bien” es algo más que una simple oración que repetimos para confortarnos, es la total aceptación de que hay un motivo para todo, que Hashem está supervisando nuestro quehacer diario y que no puede haber equivocaciones en lo que pasa en nuestra vida. Podemos repetirnos esta frase hasta la saciedad, e incluso pensar que de verdad lo creemos, pero cuando pasan cosas en la vida que nos afectan emocionalmente, que nos entristecen o que nos hacen perder la calma, de alguna manera pasamos por alto esta realidad. Y no me estoy refiriendo a enfermedades o males mayores, Dios no lo permita, sino a situaciones cotidianas que se dan cada día y en las que tendemos a olvidar esta sentencia tan simple.

 

Hace unos días, estaba haciendo la compra en un supermercado de Israel. Esto sucedió antes de las fiestas y el lugar estaba abarrotado de gente, así que me tomó un tiempo considerable esquivar los carritos de compra por los pasillos llenos y seleccionar lo que había anotado en mi lista (y otros tantos productos que inevitablemente siempre se suman a ella). Finalmente llegué con satisfacción a la cola para pagar y me dispuse a afrontar la espera con paciencia. Por fin llegó mi turno, puse todas las cosas en la cinta de la caja registradora y empecé a llenar con diligencia mi carrito. Debo decir que para entonces ya estaba empezando a ponerme un poco nerviosa porque no quería llegar tarde al trabajo y me quedaba poco tiempo para volver a casa, descargar todo y volver a salir para ir a la oficina. Había calculado el tiempo que necesitaría para hacer todo esto y los minutos se escurrían con rapidez. Y entonces, en solo un segundo, mi planning calculado al milímetro de hizo trizas.

 

Me di la vuelta para pagar la compra a la cajera y escuché detrás de mí alguien que me decía que mi carrito se había caído. Entonces, al levantarlo, vi que algo se había roto y un líquido pegajoso estaba mojando todo. Resulta que puse un tarro con miel de dátil en la última bolsa que metí rápidamente y se rompió al caer, con lo que todo el líquido se salió y se mezcló con la sal que estaba en la misma bolsa. Todo estaba empapado de miel de dátil y sal, todas las bolsas con la compra recién hecha, el carrito, el lugar de las bolsas de la caja registradora, el suelo… una pesadilla para una “obsesa de la limpieza y el orden” como yo. Empecé a recoger como pude lo que se había caído pero no había toallas húmedas ni papel con el que secarlo a la mano, así que mis manos se llenaron de esa mezcla untuosa… ¡incluso la ropa se me empezaba también a manchar! Y en todo este pequeño caos la cajera se fue porque se acabó su turno. En ese momento pensé: “Todo es para bien. Gracias, Dios mío, porque sé que Tú estás detrás de esto”.

 

Aun así, debo admitir que estaba enfadada: con la persona que pasó y tiró el carrito, conmigo misma por no poner un objeto tan delicado en otro sitio, con la cajera porque se terminó su turno, con los chicos que ayudan a empaquetar porque no tenían toallitas con las que limpiarme… un enfado completamente sin sentido, lo sabía, así que me dije a mí misma que no iba a dejar de dar las gracias hasta que no se me pasara ese enfado tan estúpido. Así que mientras iba al baño a lavarme no dejaba de repetir que todo es para bien y que estaba agradecida a Hashem por lo que pasaba; cuando volví a la caja y me dijeron que tenía que traer los productos que se habían ensuciado yo misma, seguí repitiendo que todo es para bien; cuando regresé con las cosas y me dijeron que tenía que esperar porque había una bolsa que no habían cobrado, también repetí que todo es para bien… y así continuamente.

 

También cuando me di cuenta de que no podía ir a casa en autobús y tenía que gastar una cantidad extra para volver en taxi, me dije a mí misma que era gracias a Dios que tenía que emplear ese dinero para ese menester. Tampoco fue nada sencillo encontrar el taxi, meter todas las cosas y aclararle mi dirección al taxista, que preguntó varias veces hasta que comprendió adónde nos dirigíamos y me puso problemas con el tipo de pago. De más está decir que a estas alturas ya estaba mareada de tantas “aventuras” para hacer la compra, ¡y a esto había que sumarle el cansancio acumulado de estar limpiando la casa durante varios días para eliminar todo el jametz!

 

Cuando por fin me vi a mi misma sentada en el taxi rumbo a casa, seguí repitiendo la frase como un mantra: gracias Hashem, todo es para bien. Y entonces me empecé a dar cuenta de que verdaderamente gracias a Dios pude comprar todo lo necesario para las fiestas, igual que todas esas personas del supermercado. Sólo gracias a Él pude pagarme un taxi para volver a casa, gracias al Creador pude ir y volver tantas veces por los pasillos del supermercado yo misma. Y gracias a Él estaba volviendo a casa cómodamente después de tantos días de esfuerzo y cansancio.

 

Puede parecernos una minucia el hecho de que uno se levanta cada mañana y puede vestirse, lavarse, alimentarse… a veces caemos en el error de darlo todo por hecho, pero anécdotas como estas me hacen darme cuenta de lo inmensamente agradecida que estoy con Dios por darme todo lo que tengo: por vivir en Israel y tener la oportunidad de ir a un supermercado enorme en el que toda la comida es kasher; por tener un trabajo al que debo darme prisa por llegar puntual y mediante el cual obtengo lo suficiente para mantener mis gastos; por saber hablar hebreo y poder comunicarme cuando surge algún contratiempo, etc. Esta lista es muy larga, gracias a Dios.

 

De forma totalmente milagrosa y con todo lo que sucedió y la “pérdida de tiempo extra” que tuve ese día, logré llegar a casa, subir toda la compra y llegar a la oficina a tiempo. No había nada de qué preocuparse… Hashem lo tiene todo controlado, sólo hay que saber que todo es para bien!

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1. Tali Mandel

5/16/2016

Absolutamente todo es para bien!

ciertamente, todo es para bien, hay que enfocarse en eso cuando nos suceden cosas que no son de "nuestro gusto" ya que todo está bajo control! 🙂

2. Tali Mandel

5/16/2016

ciertamente, todo es para bien, hay que enfocarse en eso cuando nos suceden cosas que no son de "nuestro gusto" ya que todo está bajo control! 🙂

3. Roxana

5/10/2016

gracias por recordarme que todo es para bien

la semana pasada llego un cliente a mi trabajo asegurando que me había entregado un dinero para cancelar una cuenta que el tenia pendiente con la empresa lo cual no es cierto, al principio creí que era un malentendido pero hoy lunes llego nuevamente y dijo que busco en su casa y oficina y no encontró el dinero,luego de un regaño de la administradora recordé que todo es para bien.Se que Hashem por algún motivo permitió que este mal entendido sucediera, todo es para bien seguiré repitiéndome.

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