De los problemas a los triunfos

¿Qué tan bajo puede uno caer? ¿Cómo es posible que una persona haga caso omiso de señales tan fuertes de que necesita cambiar de rumbo?

3 Tiempo de lectura

Dennis Rosen

Posteado en 16.03.21

En el Tratado Kidushín, leemos acerca de una trágica cadena de acontecimientos. Una persona peca vendiendo frutos producidos en el año sabático. Como resultado de esta transgresión, esta persona sufre una serie de reveses financieros de gigantescas proporciones. A pesar de esto, esta persona obstinadamente ignora los problemas y no cambia de comportamiento.

 

Primero, se ve forzado a vender todos sus bienes muebles. Luego incurre en pérdidas más grandes que exigen que venda su propiedad inmueble ancestral. Finalmente, se ve forzado a vender su propio hogar. Pero no se arrepiente y su pobreza, cada vez mayor, lo obliga a vender a su propia hija como esclava. Increíble pero cierto: se niega a cambiar y la cosa se pone tan difícil que él mismo se vende como esclavo. Luego de servir un término de seis años en una familia judía, sus problemas se intensifican y es vende a sí mismo como esclavo a una casa de idolatría.

 

¿Qué tan bajo puede uno caer? ¿Cómo es posible que esta persona haya hecho caso omiso de señales tan fuertes que le indicaban que necesitaba cambiar de rumbo?

 

Rav Huna nos da la respuesta. Cuando una persona peca repetidamente, pierde su sensibilidad al pecado. De hecho, comienza a sentir que sus acciones son perfectamente permisibles. Ni siquiera se le pasa por la cabeza que sus reveses puedan tener algo que ver con su comportamiento.

 

Analiza los mensajes

 

¿Cómo podemos evitar esta clase de caídas? ¿Cómo podemos poner freno a una espiral descendiente y hacer un nuevo comienzo?

 

En vez de atribuir nuestros problemas a la naturaleza o a la casualidad, debemos recurrir al arrepentimiento. En el libro En el Jardín de la Fe, el Rabino Shalom Arush escribe que una pérdida es un mensaje de Hashem para impulsarnos a hacer un examen de conciencia porque no existen tribulaciones sin transgresiones. La mejor forma de compensar una deficiencia es el arrepentimiento, o sea, corregir las faltas que causaron las deficiencias en primer término.

 

Juzgarte a diario

 

El Rabino Shalom Arush escribe que para corregirnos, debemos primero mirarnos bien a nosotros mismos, o sea, necesitamos hacer una auto-evaluación diaria. Este es un componente clave de nuestras diarias sesiones de plegaria.

 

Vivir la vida en “piloto automático” es tan imprudente como cuando un piloto aéreo ni se molesta en chequear el panel del avión para asegurarse de que está en el curso indicado. Recuerdo un chiste precisamente sobre este mismo punto: “Tengo buenas noticias y malas noticias – la buena noticia es que estamos una hora adelantados y la mala noticia es que estamos perdidos!”.

 

Hashem no quiere que nos perdamos y sigamos manchando nuestras almas. Él quiere que llevemos a cabo nuestra misión individual y la corrección del alma y lleguemos al mundo venidero con el alma pura y limpia para que no tengamos que pasar por una limpieza dolorosa. Por eso, con mucho amor, Él nos envía mensajes para enseñarnos dónde debemos hacer mejoras. Estos mensajes suelen llegar disfrazados de problemas y toda clase de dificultades. Estas son llamadas de atención para que nos despertemos y hagamos algo para mejorar.

 

El método de 4

 

Hay cuatro pasos que podemos dar para describir lo que debemos hacer a diario.

 

  1. Hacer un alto y pasar revista al alma

Pasamos revista a todo lo que hicimos durante las últimas 24 horas y analizamos todo, identificando y poniendo fin a todo comportamiento destructivo o disfuncional.

  1. Confesión

Verbalmente admitimos ante Hashem dónde hemos pecado o no hemos estado a la altura de las circunstancias.

  1. Pedir perdón

Expresamos nuestro sincero arrepentimiento por nuestras faltas y pedimos perdón

 

  1. Resoluciones

Tomamos la decisión de mejorar nuestra conducta, preparamos un plan de acción y Le pedimos a Hashem que nos ayude a hacer un nuevo comienzo.

 

Este programa de plegaria personal, reflexión y arrepentimiento puede transformar las cicatrices en galardones. NO sólo que alcanzamos el perdón y evitamos la necesidad de futuras dificultades, sino que nuestro sincero arrepentimiento y deseo de mejorar evoca una fenomenal compasión Divina y nos transforma en vasijas aptas para recibir las bendiciones Divinas.

Escribe tu opinión!

1. Angel

7/13/2019

quería saber si la persona de el relato rectifico su vida.

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario