Amo tu nombre

Esther y Kobi estaban teniendo problemas matrimoniales. El rabino de su comunidad les propuso que vieran a un conocido asesor matrimonial

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 18.03.21

Esther y Kobi estaban teniendo problemas matrimoniales. El rabino de su comunidad les propuso que vieran a un conocido asesor matrimonial. Su primera sesión fue bastante extraña. El asesor le preguntó a Esther qué quejas tenía de su marido. No tenía ninguna. Entonces le preguntó a Kobi lo mismo. Y él casi no tenía quejas de ella tampoco. Kobi admitió que ella era una buena mujer, madre y esposa que llevaba a cabo sus tareas de la mejor forma posible. Ella nunca lucía desarreglada y siempre mantenía un aspecto atractivo.

 

“Entonces ¿cuál es el problema?”, preguntó el asesor.

 

Dijo Kobi: “ella tiene todas las virtudes que uno pueda imaginar, pero tiene un problema- me hace sentir como si viviera con un robot. No me sonríe casi y nunca me llama por mi nombre. Me hace sentir como alguien que está en la cárcel y al que todos conocen por su número de interno. Como si no tuviera identidad propia. No soporto cuando dice “Eh… tú!!” Me seca el alma, rabino, no tengo ni nombre!”.

 

El consejero defendió y a Esther: “Kobi, tú te criaste en un medio laico no es cierto?

 

“Sí, rabino, ¿cómo lo sabe?”

 

“en muchos hogares observantes de la Torá, los padres no se llaman por sus nombres, para que los niños tampoco llamen a sus padres por sus nombres, lo cual es una falta de respeto. Probablemente Esther se haya criado en una casa así”.

 

Esther asentó con la cabeza…

 

“No tengo ningún problema con eso, rabino”. “Que me llame papi, papá, Kobi, no me importa, pero ella no me llama así, ella me llama con un pronombre!! Me robó mi nombre, mi identidad. Incluso les dice a los niños: “Ve a preguntarle a él”, en vez de “ve a preguntarle a papá”.No lo soporto, me hace sentir que no tengo ninguna conexión con ella…

 

“Kobi, no puede ser! Tú no eres ningún tonto- además de tener un alto coeficiente intelectual también tienes un alto coeficiente emocional. Y lo que sientes es muy legítimo. Tenemos que ayudar a Esther con esto”.

 

En las sesiones subsiguientes, el consejero matrimonial descubrió que Esther era un pronombre para sus padres. Ella había internalizado la forma de hablar de ellos si bien no la soportaba. El consejero la entrenó para que se acostumbrara a llamar “papá” a Kobi delante de los niños y Kobi cuando estuvieran a solas. Al principio ella se obligó a sí misma pero después el matrimonio mejoró enormemente.

 

––

 

Rabí Levi Itzjak de Berdichev pregunta: ¿por qué nuestros sabios nos obligan a decir tantas bendiciones por día, desde el momento en que nos levantamos hasta el momento en que nos vamos a dormir  a la noche? El Rebe responde a su propio interrogante diciendo que cuanto más llamamos a alguien por su nombre, más creamos un lazo emocional con él. Entonces, cuanto más llamamos el Nombre de Hashem más nos acercamos a Él. Es por eso que decimos tantas bendiciones por día.

 

La Guemará (Tratado Taanit 25b) cuenta la historia de una terrible sequía que hubo una vez en la Tierra de Israel. El gran rabino de aquella generación, Rabí Elliezer el Grande (Eliezer ben Horkenus)oró profusamente pero no salió ni una sola nube. Rabí Akiva, su alumno, también oró, invocando a Hashem como nadie antes lo había hecho: Avinu Malkenu – nuestro Padre, nuestro Rey. De inmediato montones de nubes negras llenaron el cielo y torrentes de lluvia cayeron, bendiciendo el suelo reseco de la Tierra de Israel.

 

 

¿Cuál fue el secreto de las plegarias de Rabí Akiva? La forma en que se dirigía a Hashem, que revelaba su íntima y estrecha conexión con Él. De hecho, su relación con Hashem era tan fuerte que durante sus últimos momentos en este mundo, cuando sufría una indescriptible tortura para santificar el Nombre de Hashem, muriendo la muerte de un mártir, él tenía una sonrisa en el rostro.

 

Uno no puede imaginarse el poder de la plegaria personal cuando llama a su “papá en el Cielo”, Avinu sheba Shamaim. El tan solo hecho de decir estas palabras es como un bálsamo para el alma. Hablarle a Hashem diariamente deesta manera es la mejor garantía de un alma sana en este mundo. No sean formales – diríjanse a Hashem de la forma más afectuosa y más sincera que puedan. Esto conecta tu alma con Hashem. “Hashem, Te amo y amo Tu Nombre Sagrado”.

 

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1. Sergio Álvarez-Mori

7/23/2017

El sonido más dulce

"Recuerda que el nombre de una persona es el sonido más dulce y agradable que ésta puede escuchar". Dale Carnegie en "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas"

2. Sergio Álvarez-Mori

7/23/2017

"Recuerda que el nombre de una persona es el sonido más dulce y agradable que ésta puede escuchar". Dale Carnegie en "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas"

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