Un cambio drástico

Esta semana hablé con alguien que en una época sufría de ataques de pánico, pero que ya hacía años que no los tenía hasta que, hace un tiempo, le empezaron de vuelta.

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 04.04.21

Esta semana hablé con alguien que en una época sufría de ataques de pánico, pero que ya hacía años que no los tenía hasta que, hace un tiempo, le empezaron de vuelta. El pobre me llamó literalmente desesperado, tratando de entender qué significa todo esto: “¡En vez de ir para adelante, voy para atrás! ¿Cómo puede ser que otra vez me empiece a pasar todo esto?”.

 

Le dije que se calmara. “Ok, tienes razón, no es nada agradable, pero aún puedes respirar y hablar. Sentemos a charlar del tema, a analizarlo, y a tratar de descifrar el mensaje que nos está enviando Dios por medio de todos estos ataques de pánico”.

 

En menos de diez minutos él ya había encontrado todas las respuestas. Mi amigo se dio cuenta de que tenía que llamar a su padre, y que tenía que tener con él una importante conversación. Una vez que descifró el mensaje, la sensación de ansiedad y pánico desaparecieron por completo. Ahora los veía tal cual eran: solamente propaganda de la mala inclinación, que le decía que estaba volviendo otra vez a ser el caso perdido que era antes de que empezara a construir su emuná.

 

Yo le cuento a la gente estas historias, respecto a lo rápido que estos problemas “enormes”, “insuperables” e “irreversibles” pueden literalmente desaparecer en un segundo y a aquellos que no creen en Dios les cuesta mucho creer que los cambios sí son posibles igual de rápido que vinieron. Les cuesta creer que en apenas unos cuantos segundos una mujer puede volver a enamorarse de su marido, igual que cuando lo conoció por primera vez, hace ya once años.

 

En otra ocasión hablé con una mujer que sufría de un gravísimo dolor estomacal que por desgracia era intratable y que le hacía la vida imposible. Esta mujer había estado consultando a médicos durante cinco años tratando de encontrar alguna forma de alivio de su agonía, pero todavía tenía el mismo dolor. Le pregunté si ella creía que hay un Dios y que también hay una mala inclinación. Entonces ella me dijo algo que estoy cien por ciento seguro de que no le había dicho a ninguno de los médicos que la trató: me dijo que tenía “una mala energía” “sobre ella” y que era necesario sacársela. En una hora y media de sesión la “sacamos”. Ella salió de la clínica sonriendo del alivio. Apenas veo que la persona cree, ya sé que la voy a poder ayudar.

 

Hasta cierto punto, entiendo perfectamente a los escépticos de la emuná. Cuando yo todavía no era religioso, yo tampoco vi que las cosas se solucionaran tan rápido. Pero al aprender emuná y las verdades absolutas que gobiernan la vida, y al ver cómo la emuná ayuda a tanta pero tanta gente, eso hizo que me transformara en un gran creyente.

 

¿Cómo es que un niño puede ser un día una bestia salvaje y al día siguiente transformarse en un niño feliz, calmo, que tiene éxito en sus estudios y con el que uno puede llevarse tan bien? Únicamente con ayuda del Cielo. De pronto la gente se da cuenta de que no tienen que hacer todo ellos solos, y que hay mensajeros que Dios les envía para ayudarlos a solucionar las cosas. Una vez que captan el mensaje, ahora de repente ven que tienen tantas bendiciones en la vida.

 

Con emuná, dos personas que durante años se pelearon como perro y gato ahora pueden mirarse a los ojos y reestablecer en un instante una conexión sana y armoniosa. A veces puede ser tan simple como decirles que son una misma alma y que Dios los puso a los dos juntos por un motivo – para que aprendieran el uno del otro; y que todo lo que pasaron era solamente para que llegaran a este punto, en el que pueden ver cuánto cambiaron realmente y cuánto crecieron. En la vida no hay nada, por más doloroso que sea, que sea “porque sí”. Nada se pierde. Nada es sin sentido. Nadie es sin un propósito. Una y otra vez veo cómo la gente “cambia” en proporción a la emuná que tienen.

 

Cuando elegimos mirar las cosas con emuná y fe, empezamos a vivir una nueva vida. A veces, solamente hace falta que miremos a nuestros hijos, y toda su “felicidad por tonterías”, y aferrarnos a esa sensación que en una época tuvimos dentro de nosotros mismos, cuando teníamos su edad.

 

Tal vez eso sea parte de lo que tanto nos irrita, cuando vemos que ellos hacen cosas que nos hacen recordar a cómo fuimos. Con el paso del tiempo nos inculcaron que la “felicidad” tiene que ver con las películas, las discotecas, los partidos de football, la música pesada. Pero no es verdad. Todos tenemos en el alma esa capacidad de ser felices con  las cosas más simples, más allá de lo “religiosos” que podamos ser, y eso es algo a lo que podemos volver a tener acceso.

 

Es verdad que muchos de nosotros necesitamos un “tironcito” para llegar allí, y esa es otra área en la que muchos se confunden: “¿Qué dices? ¿Que tengo que tengo que seguir las instrucciones de alguien para saber cómo vivir mi vida?”. Nos gusta pensar que nos las arreglamos solos, pero nos estamos engañando, porque si no tomamos decisiones en conformidad con la sabiduría y el consejo que recibimos de nuestros sabios, no nos estamos ayudando a nosotros mismos. La mala inclinación es la que piensa por nosotros. Ella ya se nos metió dentro del inconsciente y nos hace pensar que todas las decisiones que tomamos son las acertadas.

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1. Alfredo Burgos

10/08/2015

Ha sido de mucha ayuda para mi vida este artículo

La manera en que expone sus ideas es sencilla y de gran enseñanza.

2. Alfredo Burgos

10/08/2015

La manera en que expone sus ideas es sencilla y de gran enseñanza.

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