Esa sensación de satisfacción

Había algo que faltaba en mi casa, en mi vida y en mí misma. Yo llenaba ese vacío, como tantos otros chicos, con cosas ricas y distracciones...

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Yehudit Channen

Posteado en 04.04.21

Dentro de nosotros llevamos una mala inclinación que nunca se queda satisfecha. Yo sé, porque, como la mayoría de la gente, pasé varios años tratando de hacerle decir: “No, gracias, ya tuve suficiente”.

 

Como un perro esperando debajo de la mesa, el ietzer hara nunca se niega a otro pedacito más de lo que le ofrezcas. Hay cosas que nunca se satisfacen. Las adicciones y las expectativas irrealistas son dos ejemplos. Y van de la mano.

 

La gente suele sorprenderse cuando les digo que tuve un trastorno alimenticio cuando era joven. Pero cuando era niña, yo amaba la comida y constantemente pensaba en eso. Comer mientras miraba la televisión o leía era la máxima expresión de relajación y escape. Me adormecía los sentimientos d estar nerviosa y perdida y me daba placer como ninguna otra cosa en el mundo.

 

Había algo que faltaba en mi casa, en mi vida y en mí misma. Yo llenaba ese vacío, como tantos otros chicos, con cosas ricas y distracciones. No solamente los juegos de computadoras y la comida basura provocan obesidad infantil. También la sensación de vacío y ansiedad que enfrentan los chicos. Ellos buscan formas de confort y estabilidad y las encuentran en las papas fritas. Pero con el tiempo el mecanismo de soporte se transforma en el problema, que es solamente una cubierta del problema original. Y ahora tenemos dos problemas por resolver al precio de… muchos más que van a llegar.

 

Cuando yo tenía diecinueve años, aprendí de los grupos de 12 pasos y empecé a asistir a uno de ellos. Me quedé boquiabierta por la forma en que la gente contaba sus sentimientos, sus defectos y las cantidades de comida que consumían. La negación, la vergüenza y la duplicidad que surgen con cada adicción. Fue una experiencia como nunca antes había tenido y fue lo que me llevó a investigar el tema de la salud mental. Me interesaba saber qué era lo que llevaba a la gente a buscar la salvación en la comida, la bebida, las drogas, las apuestas y las relaciones tóxicas – todas cosas que proporcionan un placer temporal pero que al final causan una tremenda aflicción.

 

Eso fue también lo que me llevó a estudiar Torá. Quería conocer más del poder superior del cual ellos hablaban. Quería entender a Dios. Como no Lo entendía y sabiendo que existía la posibilidad de que fuera tan remoto como mi padre terrenal, sabía que esto iba a implicar un gran esfuerzo. Descubrir que existía realmente un Dios fue un tremendo alivio y una gran consolación. Integrar esa creencia a mi ser me llevó mucho más tiempo. Es un viaje de toda la vida.

 

Otra cosa que ayuda a sacarse de encima una adicción es aprender a tomar riesgos emocionales. Tomar el riesgo de decir cómo te sientes y pedir lo que quieres. Revelarles a tus seres más cercanos quién eres.

 

Pero primero tienes que acercarte a ti mismo. La plegaria sirve para esto. Mientras uno no reza, no Le dijo a Dios lo que necesita y no sabe qué es lo que está buscando. La sincera plegaria personal puede aclararte los pensamientos y mantenerte aferrado a tierra. Expresar gratitud y pedir ayuda Divina te vuelve humilde y evita el autoengaño. No tienes que escaparte de tus mentiras. No tienes que escaparte. Hashem quiere que seamos sanos. Él nos ayudará como no puede ayudarnos ningún ser humano.

 

Puede llegar a ser una tortura renunciar a los deseos de tu corazón. Pero nos enseñan que debemos cuidarnos, no sea cosa que el corazón se deje seducir y nos alejemos y sirvamos a dioses de otros y nos prosternemos ante ellos. Los adictos se vuelven esclavos de un substituto divino y buscan refugio en algo limitado.

 

Y eso no te puede llenar el alma. Hasta las personas que más amas no pueden ser el motivo de tu vida. Por más satisfactorio que pueda ser el amor, tu relación fundamental es con Dios, y eso no puedes descuidarlo. Tu alma jamás soportará el alejamiento. Constantemente estarás buscando algo y esa búsqueda te puede llevar a lugares peligrosos.

 

Uno no puede esperar compasión de la mala inclinación, por el simple hecho de que no tiene.. Su misión es apoderarse de tu mente y destruirte por medio de tus pensamientos y tus deseos. ¡Recuerda la serpiente!

 

Necesitamos las leyes de la Torá y la emuná en Hashem para protegernos de la autodestrucción. Necesitamos la ayuda de Hashem para ser sanos, incluso para querer ser sanos.

 

Los adictos buscan una sensación de seguridad, una sensación de realización y un sentido de pertenencia. Estas son todas necesidades legítimas. Pero jamás podrán ser satisfechas a través de las cosas limitadas que existen en este mundo y que jamás parecemos tener en cantidad suficiente.

 

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