La protección de toda esta generación

Debemos saber que la gratitud ayuda no sólo con problemas físicos sino también con problemas mentales, porque todas las enfermedades mentales son producto de una falta de emuná y una falta de alegría,

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 28.08.22

Debemos saber que la gratitud ayuda no sólo con problemas físicos sino también con problemas mentales. Y la verdad es que no nos sorprende, porque, como ya escribí en el libro En el jardín de la fe, todas las enfermedades mentales son producto de una falta de emuná y una falta de alegría, tal como enseña Rabí Najman de Breslev: “El alma y la emuná (fe) son un mismo concepto”. Por lo tanto, es evidente que cuanto más nos fortalecemos en emuná, y cuanto más aceptamos los sufrimientos con alegría, más fácil y más rápido nos curamos.

De todos modos, es muy importante aclarar que siempre debemos consultar con el médico y no tomar medidas en forma irresponsable sin consultar con un profesional, tanto si se trata de problemas físicos como de problemas mentales.

A continuación, un mensaje que nos llegó acerca de alguien que sufría de un grave problema mental y que contiene una enseñanza novedosa:

“Al finalizar una conferencia, me vino a ver un hombre que me contó acercade una joven de veinticinco años que era una muchacha normal que de repente empezó a sufrir de problemas mentales cada vez más graves. Sus padres habían consultado con especialistas y rabinos y habían rezado por ella en las tumbas de los tzadikim, pero, a pesar de todo, la situación iba de mal en peor, hasta tal punto que la joven fue internada contra su voluntad en un hospital psiquiátrico, Dios no lo permita. Los padres estaban desesperados y no sabían qué hacer, pero Hashem les tuvo compasión y al ver su sufrimiento, le hizo llegar a la mamá el libro Las puertas de la gratitud. La mamá leyó el libro y empezó a hacer todos los días media hora de agradecimiento por todo el sufrimiento que tenía a causa de la enfermedad de su hija. La mamá dejó de echarse la culpa a sí misma y a su hija porque entendió que esta era una prueba de emuná que le había enviado Hashem y la aceptó con amor, dando las gracias por ella. Como por arte de magia, al cabo de un mes, la joven se curó por completo y le dieron el alta del hospital psiquiátrico.

Esta historia nos enseña algo muy importante: la gente que escuchó esta historia me preguntó – ¿acaso la joven se curó debido a que la madre dio las gracias? Y yo digo que sí. Prácticamente en todos los casos, el sufrimiento no se limita solamente a la persona enferma, sino que se extiende a todos los que la rodean. En el Cielo se decretó que todas esas personas debían sufrir. Y cuando varias personas que están relacionadas entre sí sufren, si una de esas personas acepta el sufrimiento con amor, de inmediato se anula el mal decreto para todos, porque en el momento en el que uno de ellos rectificó lo que debía, ya no tiene necesidad de seguir sufriendo y entonces el sufrimiento cesa para todos. Cuando la mamá de esta joven aceptó el sufrimiento con amor y dio las gracias, el problema terminó, tanto para ella como para su hija.

Y de esto aprendemos una gran lección: que cada sufrimiento que tiene la persona implica el sufrimiento de muchas otras personas. Por eso, basta con que solamente parte de esas personas den las gracias por el sufrimiento para traer salvación y curación a todos.

Por consiguiente, en virtud de los que dan las gracias, llegará la Redención, tal como enseña Rabí Natan de Breslev: “Si todos dieran las gracias tanto por lo bueno como por lo malo, se anularían todos los sufrimientos y todos los exilios y ya habría llegado la Redención”. De esto aprendemos que la gratitud protege a toda la generación.

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