El pan y la Torá – Ekev

La mayoría de las bendiciones son de origen rabínico. Sin embargo, hay dos excepciones a esta regla: las bendiciones que provienen directamente de la propia Torá...

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Rabino Abraham Isaac Kook z"tzl

Posteado en 02.08.23

La mayoría de las bendiciones son de origen rabínico. Sin embargo, hay dos excepciones a esta regla: las bendiciones que provienen directamente de la propia Torá…

La bendición por el estudio de la Torá

La obligación de recitar una bendición sobre la comida está explícitamente establecida en la Torá:

“Cuando comas y te sacies, debes bendecir al Eterno, tu Dios, por la buena tierra que te ha dado” (Devarim 8:10)

Pero, ¿de dónde proviene la mitzvá de recitar una bendición antes de estudiar Torá? Según Rabí Ismael, esto se deriva “a fortiori”. “Si uno recita una bendición por aquello que sustenta la vida en este mundo transitorio, ¡ciertamente deberá recitar una bendición por aquello que le da vida eterna en el Mundo Venidero!” (Berajot 48b)

¿Por qué la bendición por el estudio de la Torá se basa en la bendición por la comida? ¿Por qué no hay una fuente explícita para esta bendición?

Valorar la Torá

Rav Kook explicó que la mente humana es incapaz de comprender realmente la grandeza de la Torá, que es el más grande regalo que nos dio Dios. Los seres humanos nos relacionamos y apreciamos mejor los objetos materiales de nuestro mundo finito. Recién en el futuro podremos apreciar adecuadamente el verdadero valor de la Torá.

Uno puede reconocer la importancia de la Torá a un nivel intelectual, pero esto es algo que va más allá de nuestras facultades emocionales. Sin embargo, es posible que profundicemos nuestro aprecio emocional por la Torá contemplando la asociación que hizo Rabí Ismael entre la Torá y el sustento físico. Si estamos llenos de fuertes sentimientos de gratitud por los beneficios efímeros de este mundo, con mayor razón deberemos estar agradecidos por aquello que nos da la vida en el Mundo Venidero, que es eterno.

Este ejercicio contemplativo es una forma de elevar espiritualmente nuestros placeres temporales. Rav Kook concluyó sus observaciones citando crípticamente al cabalista del siglo XVI Rabí Itzjak Luria (el Ari) de Safed, que el alma se nutre de la esencia interna de la comida, como dice el versículo:

“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que proviene de Dios”. (Devarim 8:3). Esto implica que el alma humana también vive del pan.

Las dos bendiciones de la Torá

La mayoría de las bendiciones son de origen rabínico. Sin embargo, hay dos excepciones a esta regla: las bendiciones que se derivan directamente de la propia Torá. La primera es Birkat Hamazon, que se recita después de las comidas; la segunda es la bendición que se dice antes de estudiar la Torá.

La obligación de bendecir a Dios después de comer pan está explícitamente establecida: “Cuando comas y te sacies, debes bendecir al Eterno, tu Dios…” (Devarim 8:10).

Los Sabios derivaron la bendición antes de estudiar la Torá del versículo: “Cuando proclame el nombre de Dios [o: cuando lea la enseñanza de Dios], alabad a nuestro Dios por Su grandeza” (Devarim 32:3).

Estas dos bendiciones difieren no sólo en la fuente de nuestros sentimientos de gratitud -una es por el alimento físico, la otra por el sustento espiritual- sino también por el momento en que se pronuncian. ¿Por qué Birkat Hamazón se recita después de la comida, mientras que la bendición para el estudio de la Torá se recita antes de estudiar?

Los dos beneficios de la comida

Obtenemos dos beneficios de la comida. El primero es disfrutar del acto de comer, especialmente si la comida es sabrosa. Es un placer pasajero, pero merece ser reconocido. Sin embargo, el principal beneficio de la comida es el sustento que proporciona a nuestro cuerpo y que nos permite seguir viviendo. Este beneficio principal refleja el valor nutritivo de los alimentos, independientemente de su sabor.

Nuestro reconocimiento del beneficio principal de comer debe tener lugar después de la comida, cuando el cuerpo digiere y absorbe los alimentos. Puesto que la Birkat Hamazón expresa nuestra gratitud por el sustento físico, el momento más lógico para hacerlo es al final de la comida.

Entre paréntesis, también hay bendiciones que se recitan antes de comer. Estas bendiciones son en reconocimiento de nuestro placer en el acto de comer en sí. Reconocemos este beneficio secundario de comer con las bendiciones ordenadas rabínicamente.

Los dos beneficios del estudio de la Torá

El estudio de la Torá también nos proporciona dos beneficios. El primero es el conocimiento adquirido en áreas prácticas de la Halajá, que nos permite vivir la vida de acuerdo con la sabiduría de la Torá.

El segundo beneficio reside en el acto mismo de estudiar la Torá. El estudio de la Torá en sí mismo es un regalo tremendo, aunque no proporcione ninguna aplicación práctica. Cuando estudiamos Torá, el alma se eleva a medida que la mente absorbe la sublime palabra de Dios.

¿Qué beneficio es mayor? Los Sabios enseñaron que la santidad única de la Torá en sí misma es superior a todos los actos que se derivan de su estudio: “Quien estudia la Torá por sí misma se eleva y se eleva por encima de todas las acciones” (Avot 6:1). El beneficio del conocimiento práctico es importante, pero es sólo un beneficio secundario.

Por lo tanto, recitamos la bendición sobre la Torá antes de estudiar. Si la bendición tuviera por objeto reconocer el beneficio práctico de cómo cumplir las mitzvot, entonces se diría después, ya que este conocimiento halájico se obtiene como resultado del estudio de la Torá. Pero la bendición sobre la Torá se refiere al don principal del estudio de la Torá. Cuando bendecimos a Dios antes de estudiar, estamos reconociendo la elevación espiritual que disfrutamos en el acto mismo de contemplar la Torá de Dios.

Ahora podemos entender por qué la fuente de la Torá para esta bendición dice: “Cuando proclame el nombre de Dios”. ¿Por qué el versículo se refiere a la Torá como “el nombre de Dios”? Esta bendición requiere que reconozcamos la sublime esencia interna de la Torá como “el nombre de Dios”. Con la conciencia de esta verdad, el estudio de la Torá puede iluminarnos y elevarnos “por encima de todas las acciones.”

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