La madre pájaro – Ki Tetzé

La mitzvá de dejar ir a la madre pájaro antes de tomar sus huevos o polluelos enseña una profunda lección sobre la grandeza de las madres

3 Tiempo de lectura

Rabanit Jana Braja Seigelbaum

Posteado en 21.08.23

La mitzvá de dejar ir a la madre pájaro antes de llevarse sus huevos o polluelos nos enseña una profunda lección sobre la grandeza de la maternidad. Ibn Ezra afirma que la madre es esencial, por lo que el cazador debe dejarla en paz y respetarla. “Si por casualidad hay un nido de ave ante ti en el camino, en cualquier árbol o en la tierra, ya sean crías o huevos, y la madre está agazapada sobre las crías o sobre los huevos, no tomarás a la madre con las crías. Sino que dejarás ir a la madre y te llevarás a las crías, para que te vaya bien y prolongues tus días” (Devarim 22:6-7).

RESPETAR A LA MADRE DE LA VIDA

Según el Rambán, la recompensa por despedir a la madre ave es especialmente grande porque esta mitzvá entraña un asunto tan profundo y elevado. El Kli Yakar señala que la recompensa por esta mitzvá es idéntica a la recompensa por cumplir el mandamiento de honrar a los padres. Ambas mitzvot nos enseñan que ningún ser viene al mundo sin una madre que lo dé a luz. Esta cadena de maternidad nos lleva de vuelta a Hashem – la Madre original, Quien trajo a luz al mundo. Si el mundo hubiera sido eterno, sin un Creador, no habría razón para respetar a nuestros padres. Sin embargo, creemos que la primera Madre compartió su honor con todas las madres que emanaron de ella. Por lo tanto, debemos honrar a nuestros padres, y también despedir a la madre pájaro. Puesto que ambas mitzvot refuerzan nuestra creencia en la creación del mundo, su recompensa es vivir una larga vida en este mundo. Este es el fundamento de la emuná, como está escrito: “El justo vive de su fe” (Jabakuk 2:4). Por medio de la emuná, nos apegamos a la fuente de la vida y, por lo tanto, la recompensa por ello es vivir una larga vida.

PARA ARREGLAR EL MUNDO

Inmediatamente después de la mitzvá de despedir a la madre pájaro, se hace referencia a la construcción de una nueva casa. Nuestros Sabios explican esta yuxtaposición de la siguiente manera: Si cumples la mitzvá de despedir al pájaro madre, tendrás el mérito de construir una casa nueva, ya que esta mitzvá te lleva a creer que Dios creó y construyó el mundo (Ver Rashi, Devarim 22:8). El Rabino Eliahu Kitov se pregunta por qué la Torá prohíbe quitar a la madre pájaro de encima de sus crías en el nido, cuando en general permite quitar la vida a cualquier pájaro para servir a las necesidades de la humanidad. Además, ¿por qué la Torá se apiada sólo de la madre y no de las crías? Él mismo explica que los pequeños, así como los huevos, le pertenecen a la humanidad, porque Dios nos hizo gobernantes sobre todos los animales. Sin embargo, ¿por qué los seres humanos pueden controlar la madre que se cierne sobre sus polluelos? La razón por la que ella no vuela y escapa de la mano del cazador es su instinto de proteger a sus crías. Esta madre se dedica a criar a sus hijos, que es la forma más esencial de Tikun haOlam. Con tal de proteger a sus crías, la madre está dispuesta a arriesgarse a ser capturada por el cazador. No es apropiado aprovecharse cruelmente de este noble rasgo de carácter, que Dios imprimió en Sus criaturas. Por lo tanto, debemos liberar a la madre pájaro. Ella puede entonces ir y construir otro nido, cumpliendo así la voluntad de su Creador al continuar involucrada en rectificar el mundo. Aunque la humanidad es la soberana de toda la creación, no podemos someter el espíritu de Dios que Él impartió a todas Sus criaturas. El instinto maternal de proteger a sus crías se considera la manifestación del espíritu de Dios que mantiene el mundo en marcha.

NUESTRA ALMA ES UN AVE MADRE LIBERADA

El Rambán aporta una razón cabalística para la mitzvá de despedir a la madre pájaro. Y cita al Rabino Rejmai del Sefer HaBahir, quien señala que la Torá hace más hincapié en la madre que en el padre. Esto se debe a que la madre se refiere al atributo de bina, a menudo denominado “intuición”, tal y como afirma: “Porque la madre se llama bina” (Mishlei 2:3). Como la madre que tiene el poder de dar a luz, el atributo de bina da a luz a las siete sefirot inferiores (emanaciones Divinas) encarnadas en los siete días de la Creación. Estos días nos enseñan a tener fe en Dios y en Su Divina providencia. Mientras debemos liberar a la madre pájaro, que también alude al alma, y dejar que se reúna con su Creador, ella nos lega su descendencia. Las enseñanzas de la fe y las buenas acciones que adquirimos en este mundo son los hijos del alma.

Escribe tu opinión!

1. Carlos Vidal

4/18/2024

Abstraer ese conocimiento indica un elevado nivel de espiritualidad. Al inicio de la narración y el comentario explicativo, surgió inquietud sobre su aplicabilidad hoy día, luego al concluir se encuentra una hermosa respuesta. Gracias.

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario