Este niño es un maestro

Estos niños y adolescentes que se crían en un ambiente de emuná y gratitud son los que salvarán a la próxima generación. Ellos le enseñarán emuná, no sólo a todo el Pueblo de Israel, sino a todo el mundo. Nosotros rezamos para que cada ser humano convoque el Nombre de Hashem y únicamente cuando se

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Posteado en 22.11.23

En ese sentido, me gustaría contarles una historia que me ocurrió a mí en forma personal. Lamentablemente, mucha gente me cuenta que sufre de ansiedad y ataques de pánico. Se trata de personas sanas, tanto jóvenes como ancianos, incluso personas exitosas, que sufren de un modo indescriptible por los miedos que tienen. En el libro En el jardín de la fe y en el libro En el jardín de la salud, expliqué que la emuná es el remedio más básico y más profundo para la ansiedad y allí pueden encontrar citas del Likutey Moharán, donde Rabí Najman escribe esto en forma explícita.

Una vez salí de la sinagoga después de rezar el rezo de la tarde, Minjá. La sinagoga estaba repleta de personas que entraban y salían. Al llegar al coche, vino corriendo hacia mí un jovencito que me contó que sufría de ansiedad y ataques de pánico y una vez había leído una de las Joyitas de Emuná que habla de la gratitud y así fue como empezó a darle las gracias a Hashem y, como por arte de magia, dejó de tener miedo y ataques de pánico. El jovencito me dio las gracias de todo corazón.

Yo ya había llegado a mi coche, y justo en ese momento se me acercó un alumno a pedirme consejo. Me contó que sufría de ataques de pánico y no sabía qué hacer. Le dije que le pidiera consejo al muchacho. Él no entendió lo que le dije, pero el jovencito empezó a explicarle: “Dé la gracias y todo se le va a pasar”. Y entonces el hombre me dijo: “Pero yo ya di las gracias”. El adolescente, lo más tranquilo, insistió: “No es suficiente con dar las gracias una sola vez. Hay que continuar dando las gracias todos los días. No interrumpa esto y va a ver cómo todos los problemas se solucionan…”.

Este jovencito, como han visto, ya es un maestro de gratitud que da lecciones a los adultos.

Estos niños y adolescentes que se crían en un ambiente de emuná y gratitud son los que salvarán a la próxima generación. Ellos le enseñarán emuná, no sólo a todo el Pueblo de Israel, sino a todo el mundo. Nosotros rezamos para que cada ser humano convoque el Nombre de Hashem y únicamente cuando se multiplique la cantidad de niños que creen en Hashem, surgirá en el Pueblo de Israel la semilla que traerá la revolución espiritual al mundo entero.

Cuando se trata de los niños, no alcanza con las teorías. Tenemos que llevar todo a la práctica y dar consejos prácticos. Yo no puedo decirle a una madre que ahora llegaron las vacaciones y tiene que armarse de paciencia y prodigarles a sus hijos cariño y darles algo productivo en lo que ocuparse. Eso no va a servir de nada. Tenemos que darle a esta mamá consejos prácticos para que sepa qué hacer: ideas para que lleve a la práctica.

Lo mismo ocurre con el tema de la gratitud. Si bien hemos presentado varios consejos, no obstante, me gustaría culminar esto con un consejo práctico que va a ser muy útil para las familias: la libreta familiar de agradecimiento.

¿Qué tenemos que hacer? Cada familia elegirá cómo hacer esto de la forma más efectiva. Y para culminar, me gustaría contarles una historia que se dio a conocer hace un tiempo, en la que una mamá cuenta cómo llevan este consejo a la práctica y qué efecto tiene en sus hijos y en toda su familia. Y esto es lo que nos cuenta:

“En cualquier oficina van a encontrar una agenda y en casa también tenemos una agenda grande que compramos cada Año Nuevo en una librería cuando compramos los utensilios escolares. En casa no tenemos una oficina ni tampoco un negocio, pero mi padre siempre dice: ‘Siendo judíos, somos todos hombres de negocios, ya que calculamos constantemente los méritos y las deudas y tratamos de aumentar las ganancias…’.

“Hace algunos años, una amiga me contó acerca de su libreta secreta. Se trata de una libreta en la que ella escribe cada noche, antes de irse a dormir, diez cosas maravillosas que le ocurrieron ese día. Mi amiga me cuenta que así es como se ha acostumbrado a expresar su gratitud. Esta idea me encantó y por eso yo también fui a comprar una libreta. Yo no soy una persona tan ordenada como ella y tenía miedo de olvidarme de anotar, y por eso puse la agenda sobre la mesa de la cocina.

“Después de un rato en la mesa de la cocina, mi libreta había dejado de ser ‘secreta’ y todos mis hijos se pusieron a leerla y me preguntaron muy entusiasmados qué era lo que había escrito allí. Les expliqué y ellos me pidieron que por favor les diera permiso para anotar sus propias experiencias. Acepté, si bien esto ya no sería un trabajo personal mío, pero entendí que era una maravillosa oportunidad para enseñarles gratitud a mis hijos y siendo una madre que se esfuerza denodadamente por ellos, por supuesto que acepté.

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