El conflicto entre Yosef y Yehuda – Vaieshev

¿Cómo pudieron los hermanos vender a Yosef, e incluso considerar la posibilidad de matarlo?

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Rabino Abraham Isaac Kook z"tzl

Posteado en 05.12.23

Habiendo superado los difíciles desafíos planteados por Esaú y Labán, Jacob esperaba poder gozar de días más pacíficos. Pero el intenso resentimiento entre sus hijos echó por tierra estas esperanzas y condujo a la venta de su hijo favorito, Yosef, como esclavo en Egipto.

¿Cómo pudieron los hermanos vender a Yosef, e incluso considerar la posibilidad de matarlo? ¿Es posible que estuvieran motivados por celos mezquinos a causa de un mero abrigo de colores?

Además, ¿hay alguna relación entre la historia de Yosef y la fiesta que se celebra en esta época del año: Janucá?

Integración frente a separación

La raíz del desacuerdo entre los hermanos era, de hecho, ideológica. Había dos escuelas de pensamiento en la familia de Jacob, una defendida por Yosef y otra por Yehuda. Yosef hacía hincapié en la misión del pueblo judío como “luz de las naciones”. A fin de cumplir con este objetivo, Yosef consideraba que debíamos interactuar con las naciones del mundo y exponerlas a las enseñanzas monoteístas del judaísmo.

Yehuda, por otro lado, estaba preocupado por las influencias negativas que sufriría el pueblo judío al mezclarse con culturas paganas. Hizo hincapié en la santidad separada del pueblo judío, ‘una nación que habita sola’ (Números 23:9). Yehuda temía que la filosofía de apertura e integración de Yosef pusiera en peligro el futuro del pueblo judío. Pero, ¿cómo neutralizar con seguridad esta amenaza?

Simón y Levy, que ya habían luchado contra la asimilación cuando diezmaron la ciudad de Siquem por secuestrar a Dina, planeaban simplemente matar a Yosef. Yehuda objetó: “¿Qué provecho sacamos si matamos a nuestro hermano?” (Génesis 37:26). El verdadero peligro no es Yosef, sino su escuela de pensamiento. Pongamos a prueba sus teorías. Vendamos a Yosef a los ismaelitas y dejemos que se asimile entre las naciones. Entonces todos verán a dónde conducen sus ideas.

El Tabernáculo y el Templo

Estos puntos de vista contradictorios se reflejan en el contraste entre el Mishkan (Tabernáculo) de Silo y el Templo de Jerusalén. En Silo, las ofrendas podían comerse fuera de los muros, siempre que la ciudad de Silo estuviera a la vista. Las ofrendas del Templo, en cambio, sólo podían comerse dentro de los muros del Templo. ¿A qué se debe esta diferencia?

Para Yosef, la misión principal era demostrar públicamente la santidad de Israel y educar a las naciones. Así, la santidad del Tabernáculo de Silo -en la porción de Yosef- se extendía más allá de sus muros. El Templo de Jerusalén, sin embargo, estaba situado en la tierra de Yehuda y seguía su punto de vista. Es necesario construir muros y restringir la difusión de la Torá para proteger la santidad del pueblo judío.

Los helenistas contra los jashmonaim

La festividad de Janucá conmemora una lucha similar, el conflicto entre los que buscan la integración con el resto del mundo y los que se esfuerzan por preservar la santidad distintiva del pueblo judío.

Los judíos helenistas exigían la adopción de las costumbres griegas, la cultura predominante de la época. Afirmaban seguir el camino de apertura de Yosef. Su lema era: “Escribe en el cuerno de buey que no tienes parte en el Dios de Israel” (Vaikrá Rabá 13:5). ¿Por qué un cuerno de buey? Es una alusión a Yosef, que fue comparado con un poderoso buey (Deuteronomio 33:17).

Los helenistas pedían que el pueblo siguiera el camino de apertura y asimilación de Yosef.

Sin embargo, ignoraron el objetivo subyacente de Yosef, educar a las naciones. Los helenistas ‘derribaron los muros de mis torres’. Rompieron los muros que protegían Jerusalén y el Monte del Templo, y permitieron que las naciones idólatras profanaran el Templo sagrado.

Los sacerdotes jashmonaim, kohanim de la tribu de Levy, siguieron naturalmente el camino de Yehuda y Levy, el de la separación. Como kohanim, se beneficiaban de la santidad especial del sacerdocio que los separaba del resto del pueblo judío. La victoria definitiva de los jashmonaim fue el descubrimiento de una jarra de aceite ritualmente limpio, con el sello del Sumo Sacerdote intacto. Esta vasija de aceite puro era una señal de que la santidad interior de Israel permanecía incontaminada por el contacto pagano.

En el futuro, las naciones reconocerán la necesidad de los muros de la Casa de Jacob que separan al pueblo judío de las demás naciones. Las naciones aceptarán sobre sí mismas las mitzvot de la Torá, mientras que todo el pueblo judío será elevado al nivel de kohanim. Entonces el pueblo judío se relacionará con las naciones del mundo de forma análoga a la actual conexión de los kohanim con el resto del pueblo judío.

(Oro de la Tierra de Israel. Adaptado de Shemuot HaReiá 10, 5630 (1929))

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